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Movimiento Nacional Reformista

Los estudiantes de Farmacia y el problema del medicamento

INTRODUCCION
 

Este trabajo fue elaborado por la Agrupación APRI, y presentado al seno de la Comisión Directiva del Centro de Estudiantes de Cs. Médicas Farmacia y Ramos Menores de Rosario, el que fue aprobado y dado a publicidad.

El significado trascendente del mismo, es ubicar el problema del medicamento, dentro de la realidad sanitaria argentina. Demuestra que los grandes monopolios extranjeros, que son dueños de los mayores y principales laboratorios de nuestro país, son los que a expensa de las enfermedades y padecimientos de nuestro pueblo, se llevan las ganancias lucrando así con el dolor y la muerte.

Por eso los estudiantes de farmacia se comprometen a seguir luchando y denunciando en el seno de nuestro pueblo a  los enemigos fundamentales: los monopolios extranjeros; y trabajar junto a las mayorías nacionales para recuperar la independencia económica y la soberanía popular.

 

LOS ESTUDIANTES DE FARMACIA Y EL PROBLEMA DEL MEDICAMENTO.

Por el logro de un profesional

y de una profesión de alto contenido

social y humano, para salvaguarda

de la salud de la población.

El problema del medicamento, de tan grande recuperación social, debemos analizarlo a la luz de la realidad sanitaria argentina; esta realidad, reflejo fiel de todo el panorama nacional, nos muestra en cifras concretas la magnitud del problema.

Tenemos, así, que el índice de mortalidad infantil es del 58%, alcanzando en el noroeste cerca del 100%; resulta inevitable hacer una comparación con lo que acontece en Suecia y Holanda, por ejemplo, donde dicho índice fluctúa entre el 15 y el 16%. La razón de esta contradicción en las cifras tiene su explicación en la diferencia que existe en el desarrollo económico de esos países, evidenciado en Argentina en la falta de establecimientos asistenciales, desnutrición, miseria, etc.

Uno de cada tres argentinos están afectados de enfermedades típicas del subdesarrollo, que se dividen en carenciales como el bocio, infecciosas como la tuberculosis y mal de los rastrojos, parasitarias como el Chagas; a ello se han de sumar los dos tercios restantes de la población que, recibiendo insuficiente atención médica, padecen de las enfermedades del tipo degenerativo y nervioso, cáncer, esclerosis, dolencias cardiovasculares, enfermedades éstas típicas de las zonas cuyo régimen de vida se asemeja a la de los países más desarrollados.

Este cuadro profundamente lamentable, debería ser incentivo para mejorar este panorama, pero vemos con tristeza que desde las esferas oficiales hoy, en Argentina 1968, se opera una situación muy “sui generis” en lo que se refiere a la atención hospitalaria. Los diarios, la prensa oral y televisiva nos muestran a grandes títulos y con presencia de personalidades el traspaso de los Hospitales a la “comunidad”, que consiste en la delegación que las autoridades nacionales o provinciales encomiendan a representantes de clubes deportivos, de organizaciones comerciales de cualquier índole, diciéndoles que dicho hospital, queda a disposición de ellos para que lleven adelante sus tareas habituales. Esto pareciera un avance en cuanto a participación de sectores cada vez más crecientes en el manejo de la “cosa pública”, pero lleva en su seno una profunda estocada a los intereses de la población, ya que estos hospitales así estructurados tendrán irremediablemente que motor por esficia al no contar con apoyo estatal, y el camino lógico a seguir, en estas circunstancias, es el cierre de los mismos o su privatización, con las consecuencias lógicas en el detrimento cada vez más intenso de las posibilidades de salud del pueblo.  He aquí la estocada y herida dolorosa que mencionamos más arriba.

En nuestra propia casa, en el Hospital Centenario, desde el 1° de Octubre se empezaron a cobrar aranceles para todo tipo de atención.

Dentro de este contexto aparecen las leyes 17.565, 17.633 y 17.668 que legislan sobre el medicamento con un criterio “librempresista” que pone en peligro la salud de la población al autorizar el expendio del medicamento en cualquier emporio comercial, atentando así contra un elemento intrínseco del específico en lo que se refiere a la seguridad, porque lo alejará paulatinamente de la garantía que imprime el profesional farmacéutico; éste es un impacto aparentemente intrascendente pero sumamente importante en lo que se refiere a la preservación de la salud, dando libre paso así a la toxicomanía, automedicación y a cuanto accidente provoca el libre expendio del medicamento.

En cuanto a otro aspecto, una legislación del medicamento no debe alejarse en lo que se refiere a la accesibilidad, que no es contemplada en el nuevo ordenamiento legal, ya que ésta promulga un precio fijo y uniforme, resorte que impulsará a especulaciones de todo tipo, incluso un abaratamiento inicial de este rubro para, posteriormente, eliminada toda competencia por la previa destrucción del profesional farmacéutico, regular a su antojo el precio de ese bien social que es el medicamento, dando así otro golpe artero a la ya dolorida espalda popular. 

Algún lector de este modesto trabajo se estará preguntando: ¿cómo es posible tanta ignorancia en una legislación?, ¿qué clases de asesores tiene el gobierno?, y muchas otras preguntas se deben cruzar por las mentes. La verdad es que en este problema están en juego poderosos intereses monopolistas, los del medicamento, que ocupan el segundo lugar en el mundo en volumen económico luego del armamentista. Para probar esta aseveración nos remitimos a las palabras del Ministro Oñativia al ser interpelado en la Comisión de Asistencia Social y Salud Pública el día 22 de julio de 1965.

“En los archivos del Ministerio de Salud Pública se llegaron a registrar 33.000 especialidades medicinales que en la última reinscripción, y debido a la nueva reglamentación (decreto 3024/65) quedaron 17.832, sin que este excesivo número para la población de nuestro país tenga una justificación terapéutica o de orden científico en el 50% de los casos. Lo conocemos todos lo que hemos actuado en la profesión médica. No es nada más que la repetición de fórmulas que RESPONDEN A PURA ESPECULACIÓN COMERCIAL O JUSTIFICAN AUMENTOS PROGRESVOS DE PRECIOS. Este hecho de traduce también en la participación del laboratorio y así se deforma un poco el concepto de lo que tanto se habla sobre la industria farmacéutica del país. Ya vamos a aclarar perfectamente cuál es nuestra opinión concreta al respecto, para evitar tergiversaciones, pero es evidente que la cantidad de 345 laboratorios que se traducen en 825 firmas propietarias de las especialidades medicinales que se inscriben en el Ministerio, está demostrando una distorsión manifiesta y un afán puramente comercial y especulativo del mercado. Y tenemos datos concretos, como los señalamos en otras oportunidades, de que hay firmas que presentan una, dos o tres  especialidades medicinales y que muchos de estos laboratorios no son nada más que simples oficinas envasadoras y fraccionadoras. Cerca del 50% no tienen plantas industriales que justifiquen su nombre dentro de la industria farmacéutica del país.

Todo esto se traduce, evidentemente, en una profunda perturbación de los medios de comercialización y se descarga sobre el médico un aluvión de especialidades y una propaganda que pretende convertirlo, como ya se ha dicho también, en un promotor de ventas sin suelo. Y quiero señalar que esta propaganda, esta cantidad de especialidades medicinales que el médico debe manejar en bien del enfermo, no solamente tiene las repercuciones que todos conocemos desde el punto de vista de la economía del mercado, sino también consecuencias de tipo moral y ético sobre la independencia profesional del médico. Todo lo que señalé anteriormente, y esta visión rápida, demuestran un afán puramente especulativo y comercial que es el que domina el mercado, y también, porqué no decirlo, UN ASPECTO MONOPOLISTA DE CIERTOS LABORATORIOS EXTRANJEROS A TRAVES DE LA FIJACIÓN DIRIGIDA DE PRECIOS POR EL MANEJO DE MATERIAS PRIMAS, O DE ESPECIALIDADES MEDICINALES SEMIELABORADAS QUE IMPORTAN O FABRICAN EN EL PAÍS.

Estos hechos fueron estructurando una larga serie de vicios, lo que trajo en el sistema de fijación de precios medidas artificiales y arbitrarias, que respondían exclusivamente a la competencia y utilidad empresaria. El método de las sucesivas remarcaciones, bonificaciones, descuentos especiales, etc., frente a los que al Ministerio sólo les quedaba una actitud pasiva por faltas de normas legales, crearon un clima de especulación y lucro en la circulación del medicamento”, en la que, agregamos nosotros, los mayores y principales beneficiados eran los laboratorios.

Toda esta  esta maquinaria monopolista se explica si transcribimos un trabajo realizado por el CONADE en conjunto con OEA, CEPAL y el BID en 1963 y publicado en 1965 sobre: “Incidencia de los gastos en medicinas en los presupuestos familiares”, que se realizó en Capital Federal, partidos del Gran Buenos Aires y doce provincias que alcanzaron al 92% de la población argentina que reside en áreas urbanas de más de 10.000 habitantes que representa una población de 13, 2 millones de habitantes.

Los 3,4 millones de familias representados en las encuestas gastaban en medicina 26.162 millones de pesos, 11.882 millones en medicamentos (45,2%) y 14.280 millones en médicos y sanatorios (54,8%). Esto demuestra que también la propensión de los sectores que reciben menores ingresos, por ejemplo, familias con ingresos hasta de 50.000 pesos anuales, gastan 62,6% para medicamentos y 37,4% para médicos y sanatorios; las de ingresos de 70 a 100.000 pesos, 60,5% y 39,5%; las de ingresos de más de 750.000 pesos, el 23,5% y el 76,5% respectivamente.

De este estudio se traduce que hay razones muy poderosos para que los monopolios tengan mucho interés en manejar el problema del medicamento, ya que el volumen de las ventas en ese sector de la población son los 11.882 millones de pesos que son el objetivo central de estas empresas que lucran con el dolor y la muerte.

Otro estudio digno de tenerse en cuenta, ya que nos da luz sobre el monto que se moviliza en torno a este problema, es que resulta de los informes de los propios laboratorios mediante declaración jurada por decreto n° 9670/64. Las empresas analizadas representan un total de aproximadamente 23.000 millones de pesos de ventas en un período económico, con un 85% del total del mercado que se estima cerca de los 26.000 millones de pesos.

Este estudio también profundizó en cuanto a la incidencia de los distintos rubros del proceso de producción que se reflejan en los porcentajes de cada etapa:

Costo de Producción:

Materias Primas  .................49%

Envases y Sobreenvases   ...18%

Mano de Obra   ...................20%

Gastos de Fabricación   .......10%

Servivios   .............................3%

Gastos de Administración   ...........13%

Gastos de Venta  ...........................25%

Gastos de Investigación   ................1%

Regalías   ........................................11%

Gastos Financieros   .......................10%

Gastos de Propaganda   ..................35%

De los rubros enunciados puede verse que el que se refiere a la propaganda alcanza un 35% y es superado solamente por el rubro materia prima que alcanza el 49%. En este análisis de la propaganda las muestras gratis insumen el 50% del rubro (de ese 35%) y, además, se observa que por cada unidad de venta al público se fabrican cinco para muestras.

Todos estos elementos que hemos volcado al criterio del lector, dan una idea de la importancia de desarrollar a todos los niveles de la población el verdadero problema que existe, ya que el pueblo, al no ubicar al verdadero causante de la distorsión y el encarecimiento del medicamento, se enfrenta lamentablemente con el profesional farmacéutico que, por otra parte, no desarrolló con la intensidad que el caso requería la denuncia de los monopolios del medicamento que encarecen al mismo.

Es con ese criterio que los estudiantes encaramos toda la lucha desarrollada el presente año, teniendo que enfrentar a un proceso de destrucción de la carrera que responde a la necesidad de evitar la proliferación de profesionales que, necesariamente, al verse estrechados en su desarrollo, tienen que enfrentar y luchar contra la actual situación. El saldo de esto es que los estudiantes de Farmacia soportan, hoy, por parte de la interpretación universitaria dos de sus integrantes apercibidos.

Es así que iniciamos el trabajo para la realización del seminario en el mes de agosto, con el objetivo de hacer llegar a un amplio sector de las verdaderas causales en torno al problema del medicamento que, lamentablemente, fracasó por razones, que todos conocemos.

La fuerza de seguir en la lucha la alimentamos cada día porque sabemos que el proceso monopólico en el campo del medicamento se está manifestando en otros campos de la vida cotidiana argentina, y en consecuencia, cada vez más sectores de la población empiezan a realizar sus batallas en defensa de sus derechos y libertades que esta nefasta dictadura va cercenando cada día. Felizmente, a través de la historia, las fuerzas del progreso han derrotado siempre a las de la reacción.

Hacemos un llamado a todos los sectores del pueblo para que visualicen al enemigo fundamental en esta etapa, que son los monopolios, y para estrechar filas para derrotarlos definitivamente recuperando así la soberanía económica y popular.

 

 


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