EN EL 50° ANIVERSARIO DE LA REFORMA UNIVERSITARIA Y DE LA CREACIÓN DE LA FUA
Cinco décadas de lucha y avances en el seno de una Universidad medieval y aristocrática pensando en un país dependiente y en un pueblo oprimido, y que traspuso las fronteras de Argentina para encender la conciencia latinoamericana; un movimiento esencialmente antimperialista y antioligárquico nacido en Córdoba, motivó este anteproyecto que el MNR presenta al VIII Congreso de la Federación Universitaria Argentina, organización madre de los estudiantes argentinos, nacida en ese histórico 1918.
En momentos en que la reacción del antipueblo pretende barrer de la realidad nacional los logros reformistas, imposibles ya de extirpar, el MNR levanta más que nunca las banderas de la Reforma Universitaria para enfrentar, desde la Universidad, al imperialismo y a la oligarquía y para unir las luchas del movimiento estudiantil a las que libran las mayorías nacionales.
El llamado a jornadas de resistencia y lucha a la dictadura entreguista que explota a nuestro pueblo en 1968, es el homenaje militante que el MNR entiende debe realizar el movimiento estudiantil argentino organizado en el 50° aniversario de la Reforma Universitaria.
En este año que se inicia -1968- se cumple el 50° aniversario de la Reforma Universitaria y de la creación de la Federación Universitaria Argentina. La FUA toma hoy, a la luz de cinco décadas de luchas y de avances en la popularización y democratización de la Universidad, la responsabilidad de reivindicar esos hitos fundamentales que rebasaron las fronteras argentinas y que constituyen una realidad indiscutible en la Universidad y en la historia latinoamericana.
Quizás no advirtieran en su magnitud los reformistas del 18, la promonición histórica del Manifiesto Liminar cuando afirma: “Córdoba se redime. Desde hoy contamos en el país con una riqueza nueva y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos... estamos pisando sobre una Revolución, estamos viviendo una hora americana”.
Los postulados de popularización y democratización de la Universidad Argentina, los postulados de la Autonomía Universitaria y el Cogobierno, las Cátedras por concurso, la Obra social, la Extensión Universitaria, etc., etc., sientan las bases de la iniciación de una nueva etapa: rompe la estructura medieval de la Universidad de la Contra-Reforma y comienza a incorporar el “castillo de marfil” al proceso real que inscribe el pueblo. Y este así lo comprendió y jugó un papel activo en aquel proceso. “Yo he visto correr la sangre generosa de los obreros en las calles de mi ciudad mediterránea”, escribe Deodoro Roca aludiendo a las luchas en conjunto que libraron estudiantes y obreros en la gesta de la Reforma Universitaria.
La bandera de la Reforma Universitaria fue tomada por la FUA. Unió al estudiante argentino en su seno, levantó su programa y avanzó con marchas y contramarchas, pero en constante superación y profundización de sus luchas. El contenido antioligárquico y antimperialista de la Reforma fue y es preocupación constante del imperialismo y de la reacción nativa. No perdieron ocasión en pretender barrerla de la realidad nacional, pero no pudieron, porque estaba inserta en la realidad misma.
Hoy, a 50 años, el imperialismo y sus aliados buscan aún darle el zarpazo final.
La Reforma Universitaria jugó y juega un papel en la Universidad; no es una meta en sí, no es un fin, es un pivote, un trampolín de lanazamiento de las luchas que el Movimiento Estudiantil aporta a las que libran las mayorías populares en el país. No puede dar más de sí, porque está inmersa en una realidad nacional, en una sociedad que explota al hombre y en un país que es expoliado por el capital.
Pero no por ello pierde su significación, no por ello pierde su vigencia. Rescatar sus valores positivos permite enfrentar al imperialismo y a la reacción en la Universidad, nuestro terreno específico, con mayor fuerza, con mayor tensión. Ya en 1928 Mariátegui escribía en la “Reforma Universitaria”: “No hay una sola reivindicación estudiantil, por minúscula que sea, que no merezca la acción más tesonera. Porque lo grave y lo serio no es el arancel éste o el reglamento aquel, lo grave y lo serio está en saber que, detrás de esas cosas en apariencia tan pequeñas, vienen preparando su ofensiva las fuerzas sociales enemigas, y que por lo mismo es necesario movilizar las grandes masas para montar día y noche la guardia vigente.”
Frenar la ofensiva de las clases dominantes y del imperialismo con la movilización masiva, esclarecer acerca del real contenido de la lucha contra “el arancel éste” o “el reglamento aquel”, unir e interpretar dialécticamente el proceso universitario y le proceso social: he aquí la vigencia de la Reforma.
Hoy, la dictadura entreguista, representada por Juan Carlos Onganía, las fuerzas oligárquicas encaramadas en la Sociedad Rural, ACIEL, UIA, mercenarios todos del imperialismo norteamericano, cristaliza ensueños de largos años, suprimiendo la Autonomía universitaria, la participación estudiantil en el gobierno, la periodicidad de la cátedra, la realización de concursos, la gratuidad de la enseñanza, la Obra Social, la legalidad de la organización estudiantil.
Hoy, el imperialismo, a través de sus lacayos, asalta el poder político de la Nación, porque quiere condenar a Argentina al grado absoluto de colonia.
Hoy, la reacción, en manifiesta muestra de debilidad, debe recurrir, después del transcurso de 50 años, a la misma familia barrida por la juventud de 1918 (se nombra por decreto como interventor de la Universidad de Córdoba al Ing. Nores Martínez).
Hoy, cuando es precisamente el mismo imperialismo el que nos señala en los hechos la importancia de la Reforma Universitaria, al encañonar sus objetivos en la demolición de los postulados reformistas, la FUA, organización de masas de los estudiantes argentinos, debe reivindicar el contenido antimperialista de la Reforma Universitaria. Contenido que no sólo se circunscribió a nuestro país sino que, al transponer las fronteras, lo llevó consigo a los demás países hermanos de Latinoamérica.
Julio Antonio Mella, dirigente e impulsor de la Reforma Universitaria en Cuba, Mártir de la lucha antimperialista, en el camino de construir el presente luminoso de la Cuba de hoy, que señala el futuro de América Latina, escribe un mensaje a los estudiantes en 1927: “los estudiantes hacen la política que han hecho los revolucionarios y transformadores de todas las épocas: la política de la lucha con todos los medios para la modificación de un régimen que los oprimidos no están dispuestos a soportar. El estudiante es algo más que un universitario, es un ciudadano y un miembro de la sociedad. Es nulo lo que se aprende en los libros si no se realiza en los hechos. Con palabras y protestas... no se consigue todo. La protesta estudiantil es la misma protesta de la mayoría del pueblo de Cuba. Unámonos con todos los otros que sienten la misma necesidad de terminar con la opresión existente. Solamente nosotros, todos los oprimidos por el actual régimen, podremos libertarnos de nuestros opresores. ... No olvidemos que los tiranos nacionales son los instrumentos del imperialismo”.
No hubo un sólo país latinoamericano que no fuera conmovido al influjo de la Reforma Universitaria. Detrás de las declaraciones de los congresos nacionales e internacionales, comenzaba a cimentarse el latino americanismo estudiantil, comenzaba a profundizarse en los anhelos y en las aspiraciones el acabar con la miseria y la opresión de los pueblos americanos.
En este enfoque dinámico y no estático debe encuadrarse la Reforma de 1918. Nació en el dieciocho pero no murió allí. Siguió su desarrollo al influjo de los tiempos y de la historia. No es un conjunto de manifiestos ni de encendidas proclamas, es una realidad multifacética producto del desarrollo histórico dela sociedad. Como señaláramos más arriba obtuvo logros y conquistas importantes en el proceso de democratización y popularización de la Universidad.
Bajo su nombre, el Movimiento Estudiantil recorrió caminos justos y otras veces erróneos, pero hoy a 50 años de la Reforma Universitaria, el balance nos señala un camino de superación y profundización en su contenido.
La lucha por elementos constantes de superación, por incorporar conquistas de democratización y popularización de la enseñanza, en consecuencia, la defensa de los postulados de la Reforma Universitaria, es la lucha constante del estudiantado argentino.
Muchos comprendieron y muchos más comprenderán, al calor de estas luchas que ese es el papel correcto que debemos jugar aquellos que dentro de la Universidad defendemos los intereses dela grandes mayorías nacionales.
Es por eso que en la lucha común por la liberación de nuestro pueblo deben defenderse la autonomía universitaria, el cogobierno, la legalidad del Movimiento Estudiantil, los concursos, la Obra Social, es decir, los postulados esenciales de la Reforma Universitaria; así como agitar hoy, más que nunca, las banderas antioligárquicas y antimperialistas.
Por eso la Reforma Universitaria tiene vigencia al cabo de 50 años. Por eso la FUA -que nació y se desarrolló a partir de aquel histórico 1918- y todos los estudiantes universitarios antimperialistas de Latinoamérica, celebran desde sus puestos de lucha su 50° aniversario.
Teniendo en cuenta lo anteriormente fundamentado, el VIII Congreso de la FUA resuelve:
1°- Celebrar el 11 de abril y el 15 de junio de 1968 en el orden nacional, el 50° aniversario de la ceración de la FUA y de la Reforma Universitaria respectivamente.
2°- La Junta Ejecutiva de la FUA deberá difundir materiales destinados a esclarecer al conjunto de los estudiantes y al pueblo acerca del contenido y la vigencia del la Reforma Universitaria.
3°- Transformar dichas jornadas en jornadas de Resistencia y Lucha a la dictadura entreguista.
4°- Rechazar de las demás uniones nacionales y de la UIE, la organización de jornadas similares.
5°- Promover la realización de actos con los estudiantes, profesores y egresados.
6°- Promover la realización de actos y movilizaciones con las demás organizaciones representativas y populares del país.