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Movimiento Nacional Reformista

Acerca de la Universidad I

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ESTEVEZ BOERO EN LA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL (Dic. 1969)

Consideraciones Generales

El vivir y compartir la vida dentro de la sociedad, origina un cúmulo de relaciones: relaciones con los demás individuos, con el medio físico, con el medio social. A través de éstas, el hombre adquiere conocimientos, desarrollando capacidades y aptitudes que le posibilitan un mejor desenvolvimiento. A su vez, la experiencia acumulada mediante la reiteración de las relaciones enunciadas, brindará la posibilidad de incidir sobre sí mismo, sobre los demás hombres y sobre el medio físico.

Este proceso que actúa sobre el hombre, está compuesto por las relaciones que éste genera y se denomina educación, que comienza con el nacimiento y termina con la muerte de cada individuo.

Además de la escuela, el colegio y la universidad otros medios masivos de acción educativa ejercen una fundamental influencia sobre el proceso enunciado, prensa, radio, televisión, etc. Estos, que deberían hallarse totalmente al servicio de una acción educativa que elevara el nivel formativo de la población, se hallan dedicados a promover un determinado tipo de vida, tendiente a transformar la meta del hombre. Para nosotros, la meta del hombre consiste en arribar a ser el rey de la naturaleza, el rey del conocimiento, en definitiva, el supremo arquitecto de su propio destino. Para el modo de vida que se tiende a crear, la meta del hombre consiste en ser el rey del consumo.

El progreso científico y tecnológico de nuestros días, que permite comunicarse hasta con los planetas, ha dotado a los medios masivos de comunicación de una posibilidad prácticamente ilimitada. Estimamos oportuno, en consecuencia, antes de entrar a considerar el problema de la universidad, analizar someramente las características y el funcionamiento de estos socios de la escuela, el colegio y la universidad, en el aparato cultural.

Esto es sumamente importante, porque a pesar que su accionar no puede llegar a cambiar el curso de la evolución de los pueblos hablando en términos absolutos, resulta por más evidente que influye en forma notable sobre la velocidad del proceso histórico.

Los medios de comunicación de masas

En la sociedad primitiva la cultura se trasmite por contacto directo. Cada miembro de la sociedad se comunica con sus compañeros gracias a una relación de individuo, cara a cara, directa y personal. Este tipo de comunicación presupone una sociedad de dimensión limitada, escasa población y un mínimo de diferenciación social.

A la sociedad antigua sucede la sociedad feudal donde las diferencias sociales son profundamente marcadas y los canales de comunicación se mantienen en forma predominantemente directa y personal.

En todas las comunicaciones la forma directa era inevitable, ya que no existían medios mecánicos a través de los cuales reproducir los mensajes orales o escritos. Esa forma de comunicación directa arriba a su fin como forma predominante cuando aparece la imprenta de tipos movibles. Fue posible entonces, para quienes se encontraban en la cúspide de la sociedad, escribir sus mensajes a millones de semejante que los recibían en la base.

Pero la eficacia de la imprenta está directamente proporcionada al nivel de alfabetización.

Cuando la abrumadora mayoría de los integrantes de la sociedad ocupaba la totalidad de la energía corporal en la producción de bienes materiales destinados al consumo, sólo un reducido grupo de individuos recibía en herencia una situación política-económica que les permitía disponer del ocio necesario para las tareas productivas de la mente.

Los sectores serviles aprendían los oficios por imitación rutinaria; por consiguiente no se precisaba desperdiciar parte alguna de su tiempo activo en educarlos, pues el desarrollo de su inteligencia no los mejoraba como instrumentos de la producción material. Mas, a medida que el hombre fue desarrollando una tecnología aplicable a la producción material, el trabajo humano inició un incesante aumento de su productividad.

La aparición de la máquina, que se maneja con la inteligencia más que con la fuerza, trajo aparejada la necesidad por parte de los sectores dominantes de la sociedad, de fomentar (como jamás se había efectuado) la educación popular con el lógico aumento de los índices de alfabetización como consecuencia.

Nos hallamos pues, con las condiciones dadas por parte de la tecnología y de la evolución de la sociedad para que se inicie el desarrollo de los medios de comunicación de masas.

Su desarrollo ha sido vertiginoso, veamos: hace algunos años en los Estados Unidos por ejemplo, se vendían 18 millones de ejemplares mensuales de revistas dedicadas a las mujeres de la clase trabajadora. El Reader's Digest posee una circulación internacional mensual de 25 millones de ejemplares; de un solo libro por ejemplo "Lo que el viento se llevó" se vendieron 8 millones de ejemplares.

Pero los cambios que se operan en la sociedad contemporánea, sufren una aceleración incrementada día a día. Y es así como la imprenta, que dominó la comunicación de masas, debe hoy compartir su quehacer con otros medios como el fonógrafo, la radiotelefonía, la cinematografía y la televisión, que extiende ilimitadamente el alcance de las comunicaciones para las masas.

Hace más de dos años, 30 millones de norteamericanos asistían al cine en el transcurso de una semana; más de 43 millones de hogares formados por estos mismos individuos, poseían un televisor que funcionaba más de cinco horas diarias; la circulación diaria de periódicos alcanzaba a 57 millones doscientos mil y la venta de discos a 6 millones por semana. Un programa de televisión de costo intermedio produce más de 2.000 millones de "impresiones" en el transcurso de un año, considerando una impresión como el número de veces que un mensaje comercial es visto u oído por un individuo.

En el mundo, existen más de 2.000 estaciones emisoras y retransmisoras de televisión. En 1948 en los Estados Unidos existían 102 mil televisores y en Inglaterra 15 mil. En el transcurso de cuatro años, en el primer país se había llegado a 60 millones y en el segundo a 12 millones.

En nuestro país en 1951 se inaugura el Canal 7 existiendo en Buenos Aires 2.000 televisores. Hoy ya existen 20 canales y solamente entre Capital Federal y el Gran Buenos Aires, más de 1.900.000 televisores. La mujer constituye el 45% de nuestra audiencia, los niños el 26,5% y los hombres el 17,6%.

Según una obra patrocinada por la UNESCO, un niño desde los 6 a los 18 años pasa frente a la pantalla unas 12.000 horas y V. Packard sostiene con justeza, que el niño que ve televisión, ha recibido tantos millones de incitaciones que le impiden al arribar a la edad adulta actuar con plena libertad.

La pantalla de televisión se ha transformado en el chupete de millones de niños, cuyo bullicio puede dominar con gran eficiencia durante horas, claro está que con las consecuencias psíquicas y físicas conocidas.

El televisor que se creyó que favorecía a la unión de la familia, situado en el lugar de honor del hogar moderno, desanima la conversación e inmoviliza a varias personas en el mismo cuarto alrededor de un mismo objetivo, aumentando enormemente la sugestibilidad común. El contacto prolongado con la televisión trae como consecuencia un estado psíquico que se aproxima a la hipnosis. Los hombres todavía hablan los unos a los otros, pero la mayor parte de las veces lo que se transmite oralmente no es más que una extensión de hechos y sentimientos inculcados por los medios de comunicación de masas.

Existe un paralelo histórico entre la expansión del mercado de mercancías en la esfera económica y el desarrollo de la influencia de los medios de la comunicación de masas. La publicidad de masas sustituye a la influencia personal de la opinión entre vendedor y cliente.

Para el sistema económico en el cual vivimos, el objetivo fundamental es el desarrollo permanente del mercado y para ello es preciso el consecuente incremento del consumo. Por esto, cuando la capacidad de producción sobrepasa la demanda existente, cuando el monopolio sustituye a la competencia, cuando se acumulan los excedentes, se hace imprescindible para los dueños de la economía la creación y el mantenimiento del mercado nacional e internacional. La venta se hace esencial. En vez de satisfacer necesidades reales de la población, se persigue y logra crear un volumen de masas de ventas continuas. La producción continuada y expansiva requiere un consumo continuado y expansivo, de modo que el consumo, debe ser apresurado por todas las técnicas y fraudes del mercado.

Además, las mercancías existentes deben desgastarse más rápidamente porque, como el mercado está saturado, la economía se vuelve cada vez más dependiente de lo que se llama la sustitución. Es entonces cuando el desgaste se planifica y el ciclo económico se acorta deliberadamente. ¡He ahí la panacea del desarrollo del sistema capitalista!

Es esta concreta necesidad del incremento del consumo que experimentan los monopolios que detentan los grandes medios de producción y de cambio, por la que se han precipitado ávidamente para obtener el control de los medios de comunicación de masas. Y, evidentemente, lo han logrado.

Para los monopolios resulta tan importante la defensa de su producción como la defensa de los medios de comunicación que permiten colocar su producción adulterando las necesidades materiales e intelectuales del hombre. Es por ello que se ubican en la defensa firme del manejo amoral y degradante de los medios de comunicación.

A través de los medios de comunicación de masas las instituciones dominantes de la economía capitalista subordinan el arte, la ciencia y el conocimiento. A través de estos medios, se tiende a definir la naturaleza cambiante de los hombres y a captar la dirección de los asuntos mundiales. Se reviven viejas aspiraciones y se dan formas a otras nuevas. Se crean modelos de carácter y estilos de sentimientos, matices de ánimo y vocabularios emotivos. Se revelan o se oscurecen las consecuencias de las decisiones de quienes mandan. Se convierte al poder en autoridad o se rebaja la autoridad a simple coacción. Se llena el tiempo libre de los hombres con tonterías. Se cambia la naturaleza de las guerras. Se divierte y se convence, se asusta y se asegura, se hace llorar a los hombres y se los hace reír, se los idiotiza y se los revive. Se explica lo que va a ocurrir y se explica lo que ha ocurrido.

Los medios de comunicación de masas tienden a ocupar el tiempo de ocio de la persona. El ocio ha sido considerado tradicionalmente como el medio de recreación, es decir, de revivir y reconcentrar las facultades mentales y físicas, de sustituir sus compromisos obligatorios por tareas tendientes a elevar intelectual o culturalmente a las personas. Ahora bien, la función del ocio ha sufrido un cambio. Ya no significa hacer lo que la persona desea, significa cada vez más, sencillamente no hacer nada y sobre todas las cosas, no pensar en nada. Se tiende a evitar que el hombre piense en sus problemas y para ello, se fabrica el contenido de los programas de forma tal, que no deben exigir nada de los recursos intelectuales y emocionales de quienes los reciben. El propósito es proporcionar holgorio, solaz, pasarla bien, evitar que se haga y que se piense. A ello tiende el material de lectura, las tiras cómicas, las películas y los programas de radio y televisión.

Antiguamente, por ejemplo, quien era aficionado a un deporte, lo practicaba. Hoy, el serlo no implica participar en esa actividad personalmente. Se ofrecen eventos para todas las estaciones del año y no es necesario ni asistir a éstos, ya que los monopolios, encuentran una forma lucrativa de propaganda al patrocinar la difusión de los juegos por radio y televisión. Se elaboran registros estadísticos acerca de hechos intrascendentes que son recopilados y publicados en libros y revistas especializadas, determinando que, hasta los aficionados que nunca han practicado un deporte en su vida, discutan acerca de equipos y jugadores con estadística en mano. El estar interesado en diferentes épocas del año en los deportes apropiados a la estación, se convierte en algo que la gente tiene en común como los sumamente imaginarios puntos buenos y malos de las diferentes marcas y modelos de automóviles. La fuerza o debilidad de los equipos y jugadores se convierten en tópicos de conversación días antes y días después de los eventos, y los mismos, se realizan cada vez en más variados días de la semana, a los efectos de poder ser irradiados por los medios de comunicación de masas.

En nuestro país, se cumplen las mismas reglas de juego con relación al manejo de los medios de comunicación de masas. Además, hoy está en estudio un proyecto elaborado por el "cientificista" ingeniero Teófilo Tabanera que proyecta el lanzamiento de un satélite artificial a los efectos de retransmitir programas educativos para Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Se completan así, con originalidad tecnológica, las alianzas las maniobras y la estrategia del Cono Sur con una educación conjunta para el Cono Sur, cuyo contenido, por lógica se presupone con la simple operación de reflexionar acerca de las realidades políticas de la mayoría de los países mencionados.

Walter Lippman, el conocido columnista político, ha expresado sobre el particular: "Verdaderamente, si usted mira la televisión, no puede saber qué es lo que está pasando en el mundo".

Debemos precisar entonces que los medios de comunicación de masas al servicio de las grandes fuerzas económicas tienen un contenido cultural, que no sólo tiende a deformar al hombre y a brindarle una imagen falsa de la realidad, sino a evitar el desarrollo e incluso a anular la aptitud del pensamiento autónomo y del análisis personal de la realidad.

He ahí, sintéticamente expresada la faz antitética que tiene con nuestros objetivos el contenido cultural de los medios de comunicación de masas. Para nosotros, para quienes creemos en la capacidad creadora y ejecutora de los hombres, para quienes creemos en la igualdad de los mismos, el fin de la educación, el fin que debe perseguir el aparato cultural es diametralmente opuesto.

Nuestra educación

El fin de la educación fue -originariamente- hacer ciudadanos más instruidos y capaces de pensar mejor. Con el desarrollo económico de la sociedad se incluyó como objetivo de la educación, entrenar a los hombres para empleos mejor pagos.

Enseñar a alguien a hacer funcionar un torno, tanto como a leer y escribir es, en gran medida, una educación de capacidades, suscitar en alguien la comprensión de lo que realmente desea de la vida o debatir los diversos modos de vida es una definida educación formativa. Pero contribuir al surgimiento de sensibilidades culturales, sociales, políticas y técnicas en las nuevas generaciones, que las convertirán en integrantes mucho más aptos para imaginar, planificar y realizar la vida del hombre en el universo, constituye a la vez un entrenamiento en determinadas capacidades y una educación de profundo contenido humano.

Ante las perspectivas de cambios importantes en la vida social, cada vez más acelerados, debemos cimentar una actitud mental que prevea y se adecue a los cambios y por sobre todas las cosas, debemos culminar con un hombre que continúe por sí mismo lo que hemos empezado: un hombre capaz de cultivarse a sí mismo.

Esbozado rudimentariamente el fin que persigue para nosotros la educación, nos hallamos en condiciones de vislumbrar la dimensión realmente dramática, de nuestra disidencia con el contenido cultural de los medios de comunicación de masas.

Si nos hemos detenido en el análisis de la estructura y de la potencialidad de los precitados medios de comunicación, ha sido para que comprendamos la fuerza, la potencia y los medios que en el campo de la formación cultural del pueblo tienen nuestros enemigos.

Esta fuerza, a la cual debe sumarse la que logren a través de la aplicación de la Ley Universitaria y de la Ley de Educación, debemos cotejarla con las limitaciones, harto grandes, de estas charlas, de estas reuniones, de nuestras publicaciones e incluso de nuestras organizaciones.

Pero, si señalo esta debilidad no es para amedrentarnos por la misma, sino porque entiendo que solamente partiendo del análisis correcto de la realidad, ésta es susceptible de ser modificada y porque también entiendo, que en este quehacer específico de la labor cultural, nuestra responsabilidad es inversamente proporcional a nuestra debilidad, porque a nuestras espaldas, se encuentra el proceso histórico de los pueblos que a ellos enfrenta.

Ley Universitaria

Sabemos que quienes ocupan las dependencias administrativas de la República y sus asesores, a través de la Ley Universitaria y a través de la Ley de Educación, pretenden organizar escuelas, colegios y universidades con la finalidad de difundir el mismo contenido cultural que poseen actualmente los medios de comunicación de masas. Es decir, ajustar aún más la labor de nuestra escuela y de nuestra Universidad Nacional a los intereses de los monopolios extranjeros y del privilegio nacional.

El que lo logren o no, depende exclusivamente de ustedes y del resto de los estudiantes de las Universidades Nacionales.

Estimo que el simple enunciado de los medios con que cuentan quienes pretenden ajustar la escuela y la universidad a intereses extranjeros y a un ideal del hombre totalmente falaz, nos obliga a todos los argentinos a encarar la tarea con la responsabilidad necesaria. No se admiten aquí las improvisaciones, sólo triunfa la capacitación, la organización, la sistematización de actividades y la consecuencia con los principios.

La ley represiva de la Universidad Nacional comienza por respaldar la existencia de las universidades privadas. Quienes la crearon en 1958 perseguían y persiguen idénticos objetivos económicos que quienes detentan el gobierno en la actualidad. En la medida de sus posibilidades, cumplieron con sus designios en la materia, ya que la universidad privada, ha servido como campo de entrenamiento y preparación en esta década para la mayor parte de los funcionarios que colaboran con la actual dictadura.

Desentrañar en consecuencia los objetivos de la universidad privada en nuestro país, ya no resulta imprescindible, la práctica los ha enunciado documentadamente. En la actualidad, interesa que los magros presupuestos de las Universidades Nacionales no se vean aún más reducidos por los subsidios a la enseñanza privada.

En cuanto al futuro de éstas, confiamos plenamente en la juventud que puebla sus aulas y que ya ha librado importantes batallas por la democratización de la enseñanza. Esta lucha será ascendente y quienes tanto hicieron por abrirlas, postularán su paso a la Nación, cuando comprueben que esas instituciones ya no les resultan útiles para sus designios.

La ley represiva plantea como fines esenciales: "la formación plena del hombre a través de la universalidad del saber” y "la Investigación de la verdad" (Art. 2, Inc. a y c).

Es evidente que quienes han creado el delito ideológico, quienes han separado profesores como el Dr. Polak y a cantidad de funcionarios por su manera de pensar, quienes practican la clausura de las publicaciones, quienes liquidaron EUDEBA y quienes mantienen una dotación nutrida de detenidos políticos, sociales, gremiales y estudiantiles, no pueden por cierto hablar de la universidad del saber ni de la investigación de la verdad, ya que la única verdad que respetan y admiten es su verdad. Terrible verdad para Argentina: represión y entrega económica y cultural.

"Conviene que los jóvenes posean un espíritu integral, que sólo pueden adquirir contemplando variados horizontes ideológicos"... La cultura unilateral es contraria a la amplitud de criterio e impide abarcar los diversos aspectos de cualquier problema.

Aunque no resulte alentador debemos aquí expresar, que en diversas circunstancias quienes nos oprimen aprecian mejor la realidad que nosotros mismos. Uno de estos casos está dado por EUDEBA. La labor editorial de EUDEBA, tendiente a ubicar el libro con contenido nacional, como la serie de Siglo y Medio y el Martín Fierro, al alcance de las grandes mayorías nacionales y editar innumerables textos sin barreras ideológicas y pertenecientes a las diversas disciplinas del saber, es una tarea sin precedentes en América Latina donde ha superado la importantísima labor editorial del Fondo de Cultura Económica. Esta tarea ha tendido con efectividad a neutralizar o a aminorar los efectos deformantes que venimos denunciando. Esto fue comprendido por quienes avasallaron la universidad y procedieron a destruir el Fondo editorial de un plumazo.

Con posterioridad, este valioso equipo de argentinos constituyó el Centro Editor de América Latina, que a pesar de todas las trabas y de sus limitaciones económicas desarrolló la tarea que todos conocen. Hoy el mismo se halla en virtual cesación de pagos y en ningún Centro Estudiantil o de egresados, he encontrado una inquietud para acudir seriamente a solucionar este problema.

En la actualidad debemos tener claro que somos los argentinos quienes debemos subvencionar las instituciones que hacen a nuestro auténtico desarrollo como país. Las pujantes proclamas desprovistas de acción acorde y responsable jamás adquieren significación histórica. Los universitarios argentinos, estudiantes y graduados tienen la obligación, como argentinos y universitarios, de posibilitar las actividades del Centro Editor de América Latina.

Me he permitido esta digresión por estimarla fundamental en estos momentos.

Volviendo al texto de la Ley, si fuéramos a analizar las contradicciones existentes entre sus afirmaciones de valores y objetivos y la realidad universitaria, educacional y general del país, entraríamos en un enunciado de una dimensión no acorde con la extensión de esta charla y por otra parte, a describir una realidad que estimo perfectamente dominada por todos ustedes.

Del articulado de la Ley se desprende la inexistencia de libertad de cátedra. En primer lugar porque se condiciona la investigación y, en segundo lugar, por las atribuciones disciplinarias que tienen las autoridades universitarias creadas por la propia Ley.

El problema de la libertad de cátedra es un tema que, como todo tópico, admite diversas interpretaciones, mas estimo que en una acepción integral, la libertad de cátedra no solamente incluye la posibilidad de dictar una determinada disciplina, sino además el ejercicio pleno de los derechos que dentro de la propia universidad otorga la calidad de docente.

La Ley en sus artículos 9 y 10, condena a todo integrante de la Universidad a la muerte política. Es decir, docentes y estudiantes no pueden realizar apreciación política alguna y menos aún actividad.

A estas aseveraciones, que son objetivas y surgen de la simple interpretación literal de lo articulado de la Ley, es posible que con superficialidad se las trate de neutralizar argumentando la realización de reuniones como la presente. Para quienes en este terreno quieren incursionar, debemos aclararles que estas reuniones están posibilitadas por la existencia de luchas en todo el país que costaron mártires en Rosario, Córdoba y Corrientes, estudiantes y no estudiantes, y que un alumno de esta Facultad, hace más de dos meses que se halla encarcelado por un delito "desconocido". Es necesario en consecuencia tener bien claro, que este derecho de reunión que ejercemos no lo otorga ni la Ley represiva de las Universidades Nacionales ni los Interventores, los respalda y posibilita la lucha, la sangre y las vidas de la juventud argentina.

La departamentalización determinada por el artículo 14, transforma la universidad en fábrica de técnicos, careciendo la Ley como el mensaje que la acompañó, de fundamentación alguna para la adopción de tan importantísima modificación estructural y conceptual. Esta concepción de la finalidad de la universidad, repugna a nuestra idea acerca de la labor de la misma, su finalidad debe estar orientada no hacia la producción del especialista, sino hacia la formación de hombres, con capacitación en determinada especialidad.

La Ley confunde investigación y docencia, dando forma legal a la confusión que generalmente existe sobre este tema y no aceptando la realidad de que, únicamente en casos excepcionales, se hallan unidas las condiciones de docentes e investigador. La institución universidad, podrá hacerse cargo de las dos tareas en el ámbito nacional, pero una es la transmisión del conocimiento y otra es la investigación, y ambas funciones exigen capacitaciones realmente diferentes, si quieren realizarse con responsabilidad. Esto no implica negar la existencia de verdaderos maestros con una gran capacidad de investigación, pero sí condena por irreal el obligar a todo docente o a todo investigador a cumplir los dos objetivos.

Con relación a los concursos, su reglamentación posibilita todo tipo de discriminación ideológica. En la actualidad, con el arribo del desarrollismo a la Secretaría de Educación se están realizando los llamados a los mismos y es posible que las Universidades de Mendoza y de Córdoba tiendan a constituir los Consejos Académicos. Surge de los hechos, que quien arribó prometiendo modificar la Ley se ha resignado a hacerla cumplir.

La periodicidad de la cátedra, como otras tantas concepciones que fueron concretando los estudiantes en sus luchas de 1918 hasta el presente, ha desaparecido. Resulta difícil compaginar las alabanzas que se formulan a la modernización del país y al gran desarrollo tecnológico con la existencia de la cátedra vitalicia.

Se instituye por ley el examen de ingreso. Este, conjugado con el módulo universitario que también se crea en el artículo 69 al plantear la proporcionalidad de alumnos con docentes y sumado a las irracionales disposiciones que se han adoptado en materia de planes de estudio, concreta un Iimitacionismo que persigue imposibilitar el acceso masivo de la juventud que ha concluido los estudios secundarios.

Si se tiene en cuenta que antes de la erección de estas vallas limitacionistas en el país, el 60 % de los jóvenes en edad de estudios secundarios no se hallaban matriculados y que el 87 % de los que se hallaban en edad de estudios universitarios corrían la misma suerte. Si a esta realidad, sumamos el accionar de las nuevas trabas al ingreso, y a la permanencia en la Universidad, no cuesta mucho deducir el reducido número de realmente privilegiados que podrán en nuestro país coronar los estudios universitarios en la Universidad Nacional.

Si a esta limitación institucional, sumamos la limitación económica que se incrementa vía intensificación de ritmos de estudios y vía regularización en el cursado de las carreras, imposi-bilitando de esta forma o dificultando enormemente la posibilidad de conjugar el trabajo con el estudio y si a todo esto, se le agrega la disminución de las Obras Sociales, se arribará a una idea cabal del concepto aristocratizante que se sustenta en materia de cultura.

En la actualidad, se ha comenzados injertar en los exámenes de ingreso diversos test de inteligencia. Demás está decir, que éstos carecen de toda seriedad científica ya que los mismos no pueden computar ni computan la capacidad, sino que incluyen cuestionarios que inevitablemente requieren se recuerde cierta información. Esta información no deviene de una aptitud innata, sino de un proceso de aprendizaje. En definitiva, pesan los ambientes en donde han sido educados los jóvenes y las experiencias y oportunidades que han tenido para aprender. Resulta obvia, que las familias de mayores posibilidades económicas han podido rodear a sus hijos de posibilidades de información muy superior a las familias de escasos recursos.

Con relación al gobierno universitario, por lógica, la Ley ha suprimido el gobierno tripartito y ha institucionalizado la representación simbólica de los estudiantes. Representación ésta, que ha delimitado en el cuerpo electoral estudiantil, la posibilidad para ser candidato y ha suprimido la capacidad activa y pasiva de los estudiantes extranjeros.

Es evidente que al proceder así se pretende desconocer la realidad de la Universidad Nacional. Es posible, aún hoy, poder indagar en las actas de los Consejos Directivos y de los Consejos Superiores de todas las universidades nacionales y se comprobará fehacientemente, que la labor de gobierno efectuada por los estudiantes no va en zaga, en modo alguno, a la efectuada por los docentes y que, por el contrario, frecuentemente aportes e iniciativas de toda naturaleza tuvieron su origen en las bancadas estudiantiles.

Resulta inútil argumentar acerca de hechos incontrovertibles. Mas no cabe sorprenderse, ya que quienes desconocen el derecho de nuestro pueblo todo a elegir sus autoridades no pueden reconocer a los estudiantes el derecho a integrar el gobierno de sus universidades.

¿Qué hacer ante esta realidad universitaria?

Estimamos, que nuestra consecuencia para con la lucha de la juventud de nuestra patria, no permite ser acusados de impertinentes, por sugerir algunas metas a ustedes para el momento actual.

1º) Antes que universitarios somos argentinos. Por ello, es preciso acompañar a las grandes mayorías nacionales en sus luchas por la defensa de sus derechos, por la defensa y la vigencia de la soberanía popular, por la defensa del patrimonio económico y cultural de la Nación, por la vigencia de los derechos y garantías constitucionales. En síntesis, por la libertad y el bienestar de los argentinos y por la independencia nacional.

2º) En calidad de universitarios, reiteramos: capacitarse, organizarse en entidades únicas, democráticas y representativas, sistematizar la acción y practicar una consecuencia con los prin-cipios del Movimiento Estudiantil.

3º) Bregar incansablemente en contra del limitacionismo, difundiendo sus alcances y posibilitando el ingreso de más jóvenes en la universidad y la posterior permanencia de los mismos en ella.

Es necesario que se medite profundamente acerca del contenido humano, que tiene el posibilitar el ingreso de un solo joven más al estudio universitario, rescatándolo de las vallas de la limitación. En la práctica procreamos una nueva vida, una nueva posibilidad humana, y las posibilidades de cada joven argentino para arribar a las fuentes culturales superiores, deben ser sagradas para todos los universitarios y defendidas enérgica y constantemente.

Para la Nación, el posibilitar la existencia de un universitario más, concreta un paso sumamente positivo en el proceso hacia la liberación nacional, en al proceso hacia el bienestar de los hombres y de la independencia argentina. Solamente podrán acusa de exageradas estas valoraciones, quienes no se han detenido a meditar con profundidad el problema o quizás quienes nunca tuvieron la vivencia de no poder estudiar y la vivencia de no tener una fuente de ingresos fácil.

4º) Bregar por la no existencia de discriminación alguna en el funcionamiento de las facultades, que se escuchen todas las voces y que triunfe la verdad a través de la confrontación de ideas y la experiencia.

5º) Estudiar con responsabilidad los problemas que existen en la universidad, porque son ustedes los responsables fundamentales de la estructuración y del funcionamiento de la futura Universidad Nacional, que inexorablemente habremos de construir en este país para concretar las posibilidades culturales de nuestra juventud y para coadyuvar al desarrollo integral de nuestro pueblo. No crean que los universitarios son los dueños de las universidades, pero sean conscientes que en su seno habrán de jugar un papel fundamental.

6º) Incrementar la capacidad integral de los estudiantes, rompiendo la unilateralidad de conocimientos a que pretende condenarlos la enseñanza oficial. Para esto es necesario realizar cursos sobre la realidad nacional. Pero sería deshonesto con ustedes si no les dijera lo siguiente: no cursos de trasnoche para discutir esquemas imaginarios para tratar de convertirse en ministros o en comandantes en poco tiempo, cursos serios sobre nuestra realidad económica, sobre nuestra realidad gremial, sobre nuestra realidad industrial, agrícola-ganadera, cultural en sus polifacéticas expresiones: pintura, literatura, salud pública, educación primaria y secundaria. En la medida en que nos acerquemos a estos temas, en la medida en que interpretemos la realidad, en la medida en que traspasemos el nivel libresco y oral en la transmisión del conocimiento y obtengamos vivencias reales de nuestra realidad visitando fábricas; yendo al campo, a los hospitales, nosotros estamos neutralizando y derrotando los objetivos de la anti-cultura nacional. Estamos pensando y estamos conociendo... y hemos visto que ellos pretenden que no se piense ni se conozca.

Una vez liberado nuestro país por las mayorías nacionales, encontraremos todo por rehacer. Debemos poseer un alto criterio, una profunda consustanciación con la realidad para poder discernir entre lo negativo y lo positivo, para poder destruir lo negativo y construir sobre lo positivo. En la historia, no se parte nunca de cero, se parte de lo que han hecho los hombres que nos han precedido pero debemos saber separar la paja del grano, la primera para arrojarla, el segundo para sembrarlo.

Para esa gran tarea que podrá abordar con éxito solamente el pueblo todo, estos cursos, este conocimiento vivenciado de la realidad será de extraordinaria valía. Cuando llegue el pueblo, no se puede pedir cuarto intermedio para estudiar, ni se pueden derrochar los recursos del país que serán dejados en un estado calamitoso. EN ESA HORA ES NECESARIO COMENZAR A REALIZAR. Para ello debemos comenzar a estudiar y a planificar AHORA.

La universidad del futuro

Dentro de esta concepción de trabajo debo hacerles una solicitud antipedagógica, para no dejar pasar esta oportunidad sin señalar algunas pautas esenciales para la universidad del futuro.

Nuestro ideal de la educación es la conformación de un hombre, como lo hemos expresado, capaz de seguir perfeccionándose por sí mismo.

Pero para ello, es preciso situarlo en su país enseñándole la realidad geo-económico-cultural de su patria y de su región. No para que se creen regionalismos obtusos como el que ha determinado la fragmentación de la Universidad Nacional del Litoral, sino a los efectos de nacionalizar Argentina, es decir, a los efectos de desarrollar económica y culturalmente a todo el pueblo de la Nación, a los efectos de terminar con la realidad macroencefálica que hemos heredado de nuestra dependencia económica y que se incrementa a diario en la actualidad, ya que se sigue incrementando la dependencia. Es nacionalizar Argentina y por ello es preciso encarar con seriedad las realidades regionales.

Es preciso enseñarle al estudiante la calidad de las relaciones económicas que unen a su país con el resto del mundo y el sentido que debe imprimirse a la evolución de la sociedad. Pues en ella, él deberá ser un esclarecido participante de su democracia y un óptimo productor moderno, si es que quiere lograr las condiciones de vida social que le hagan posible la obtención más completa y más fácil de su desarrollo personal, de su felicidad.

Las condiciones de la vida social moderna se alcanzan en la proporción que aumenta la productividad del trabajo de todos. La educación debe preparar, conforme a la vocación del alumno, a un trabajador vocacional óptimo, orientado hacia las posibilidades naturales de su región. No se trata de dotar al joven de una especialidad cerrada sino, más bien, partir de una formación cultural científica general para desarrollar todo un género de aptitudes para el trabajo, una estructura profesional flexible y adaptable a nuevas situaciones. Así lo impone el incesante progreso de las ciencias y las consecuentes reformas de las técnicas productivas.

Además, la educación debe tender a impulsar este mismo fin, algunos hábitos psicológicos (entendiendo por hábito una actitud adquirida de reproducir con facilidad ciertos actos y pensamientos como si fueran movimientos espontáneos de la naturaleza humana).

Inculcar un primer hábito de carácter especulativo, consistente en que el alumno sienta confianza en el poder de la inteligencia humana para descubrir y dominar las fuerzas encerradas en la naturaleza y, en consecuencia, utilizarlas en la producción de bienes destinados a elevar el nivel de vida de la sociedad, como medio para que la totalidad de sus miembros estén en situación de ser realmente libres y ejercer una actividad superior de la inteligencia.

Inculcar un segundo hábito moral político, referente a la abnegación del ser humano. Pues como el desarrollo acelerado y armónico de la economía de un país retrasado en el proceso productivo moderno demanda un sostenido esfuerzo colectivo ordenado a ese fin, tiene que hacerse carne en el educando, que el bienestar de la sociedad tiene absoluta primacía sobre los intereses individuales. La formación moral del alumno, además de ser la principal finalidad de la educación de un ser que con su libertad plasma su propia perfección, su felicidad, es un "bien de capital" en el aspecto del desarrollo económico de la sociedad, ya que contribuye a que sus miembros sean diligentes y aplicados en el trabajo, sobrios en el consumo y solidarios y justos con el prójimo. La clave para lograr rápidamente que todos participen de los bienes modernos, reside en empeñarse en un esfuerzo general y ordenado de trabajo, y que el ritmo del aumento de la fabricación de los instrumentos de producción sea superior al del aumento de la fabricación de los bienes de consumo, con la condición de que los bienes de consumo sean repartidos con justicia. Veamos en consecuencia la importancia de fortalecer las energías morales de la juventud.

En esa universidad del futuro la enseñanza deberá impartirse, a través de un sistema donde, su primer período, se curse en la propia universidad y sea común a todos los estudiantes. En este período se les otorgará, por una parte, el desarrollo de los conceptos geo-económicos-culturales a que hemos hecho referencia y se les brindará la posibilidad teórica y real de conocer el contenido y la práctica de los diversos estudios especializados que puedan curarse con posterioridad en las diversas facultades e incluso, se los vinculará con el ejercicio real de las diversas profesiones o especialidades.

Con esto, se logrará otorgar un basamento cultural integral esencial para la formación del hombre al cual apuntamos y avanzar en la constatación práctica y vívida del descubrimiento de la vocación profesional, cosa que determinará la disminución de abandonos y frustraciones en el transcurso de las posteriores especializaciones.

En la especialización por la cual optará cada uno al finalizar los cursos de la primera etapa, continuará el dictado de materias culturales más las específicas, en las cuales, se deberá acudir a la síntesis de conocimientos, evitando el follaje intelectual, tendiendo a la formación cultural-científica general, que desarrolle un género de aptitudes específicas al cual hemos hecho referencia.

A través de los dos periodos universitarios se realizará una práctica constante en todas las disciplinas y una vinculación sistemática con la vida real.

Regirá el principio de la libre asistencia a las clases teóricas.

La naturaleza de las relaciones de los estudiantes con los docentes lejos de ser antagónicas, deberán ser complementarias e integradoras.

En la concepción democrática de la enseñanza, el gran maestro no es quien se sienta en el pupitre más alto, ni quien es más displicente en el trato con sus alumnos. Si no aquél que con comodidad desciende los peldaños de la ciencia para ir a buscar a los discípulos a su nivel, para luego volver a ascender en compañía de todos ellos.

A la cátedra se accederá por concursos públicos de oposición, otorgando prioridad a la oposición sobre los antecedentes y prioridad a la formación integral sobre la especializada.

El cuerpo docente gozará de una retribución acorde con su alta responsabilidad, posibilitándose y exigiéndosele una capacitación pedagógica. Regirá el principio de la periodicidad de la cátedra, asegurando a quienes hayan obtenido una vez la cátedra, la posibilidad de seguir trabajando en la universidad. Se garantizará el ejercicio de la cátedra libre.

La universidad se hará responsable de desarrollar en sus institutos especializados el desarrollo de la investigación científica de conformidad con un plan nacional de desarrollo científico, permitiendo mas no financiando la libre investigación.

La universidad tendrá a su cargo conjunta y planificadamente con los demás organismos especializados del Estado nacional y de los estados provinciales, la promoción cultural integral del medio.

La universidad tendrá la obligación de realizar o de colaborar en la proyección de las diversas obras nacionales y en los planeamientos que realizan las diversas instituciones públicas.

El gobierno universitario estará integrado por los estudiantes, docentes, egresados y no docentes.

La tendencia de nuestra época se encamina cada vez con mayor intensidad hacia los esquemas democráticos en materia política y cultural; aunque esta afirmación pareciera paradójica en América Latina (archí-paradójica en nuestro país), donde a diario surgen dictaduras, no deja por ello de ser concreta.

Esta democratización se caracteriza por la participación activa de capas sociales cada vez más amplias en la vida política y en la vida cultural.

El origen de esta mayor participación no es por cierto de naturaleza metafísica. Lo hallamos en las luchas cruentas o incruentas que según las circunstancias libran los sectores mayoritarios de cada país.

La creencia en la igualdad esencial de todos los seres humanos, es la base conceptual del proceso de democratización. Este proceso no sólo tiende a poner en práctica una concepción justa de la humanidad, sino a posibilitar la liberación de la capacidad creadora de los pueblos, palanca indispensable para el desarrollo trascendental de una nación.

En las culturas no democráticas el genio es considerado como tal y no se lo conecta con los hechos y las circunstancias de la vida que lo rodea. La concepción democrática no niega la grandeza humana, simplemente la reinterpreta, viendo en ella una manifestación de la perfectibilidad humana, es la herencia universal del hombre. El "gran hombre" esencialmente es grande, no porque sea diferente de los otros hombres en su sustancia primordial, sino porque ha tenido mayores y mejores oportunidades para desarrollarse.

La concepción democrática no pone su acento en la idea de las diferencias esenciales entre los seres humanos sino que busca el origen de las diferencias manifiestas en factores del contorno. La creencia en la plasticidad del hombre, base del optimismo pedagógico, es un rasgo típicamente democrático y revolucionario. El pesimismo pedagógico (cuyo florecimiento hoy presenciamos a través de las vallas limitacionistas) se relaciona con una concepción antidemocrática, aristocrática, retrógrada.

Es así como en el futuro al que arribaremos inexorablemente, lucharemos por combinar la expansión de la enseñanza con el mejoramiento de su calidad. Realizaremos el mejoramiento de la calidad apoyándonos en la expansión, y realizaremos la expansión guiándonos por el mejoramiento de la calidad.

De acuerdo con las necesidades del país, la universidad subvencionará al total de estudiantes que se necesiten para el desarrollo nacional permitiendo y promoviendo el ingreso a la universidad de todo aquél que quiera hacerla, desarrollando al efecto las Obras Sociales.

Basados en la experiencia de nuestra universidad y en la lucha que vienen desarrollando los estudiantes argentinos desde 1918 y cuyos postulados posibilitaron la existencia de una universidad original, que se ajustó a las características de nuestro país, brindando positivos frutos en grado tal que muchos universitarios del mundo reclaman en la actualidad la adopción de las reivindicaciones planteadas por nuestra juventud para sus universidades, formulamos estas bases del debate para la estructura y funcionamiento de una nueva Universidad. Ella sólo será posible cuando el pueblo organizado derroque a quienes lo oprimen y comience a escribir las jornadas de la liberación nacional. Pero nadie debe llamarse a engaño. La hora de la capacitación y la planificación ha llegado para los argentinos.

Para finalizar esta charla, debo expresar que no son ajenos a su elaboración párrafos de Ingenieros, Wright Mills, Sweezy, Suchodolvski, Baran, Mannheim, Duverger, Sampay y Hosemberg.


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