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Participación, Unidad y Organización

Sustento de la fuerza del Movimiento Obrero

Unidad y participación

La participación y la unidad de los trabajadores es el requisito indispensable para la construcción de nuevas formas de orga­nización social, más justas, más solidarias y más humanas.

Fue a través de la unidad y la participación en sindicatos, como los trabajadores argentinos comenzaron, en el siglo pasado, a escribir su "joven historia". Ampliando esa unidad y esa participación los trabajadores han llegado a convertirse en los protagonistas principales de la historia argentina.

El primer manifiesto del movimiento obrero argentino, del pri­mero de mayo de 1890 decía:

"El pueblo trabajador de la Argentina, levanta por primera vez su potente voz, compuesta por millones de desheredados. Unámonos al fin, levantemos en masa nuestra voz... Esta petición debe ser el primer paso eficaz en la unión de nuestras fuerzas".

La participación y la organización de los trabajadores fueron reprimidas por la oligarquía y por los aliados a la dependen­cia de nuestro país. Cada reunión, cada evento, cada acción de los trabajadores, son producto de una larga lucha que cobro muchas víctimas a lo largo de nuestra historia. La obtención de mejores niveles de vida se corresponde con mayores niveles de participación tras esos objetivos. Conocer y valorar todas es tas experiencias y todas estas luchas es imprescindible para la formación de los compañeros que pueden hoy desarrollar una tarea gracias al esfuerzo y al sacrificio de muchos trabajadores que en forma anónima fueron construyendo la Nación, fueron construyendo las bases de la organización del movimiento obrero y las bases mismas del nuevo derecho del trabajo.

Las primeras experiencias se remontan a la formación de Sociedades Mutuales o de Socorros Mutuos, que se constituyen para enfrentar en forma solidaria los problemas de los trabajadores de una misma nacionalidad, de una misma región o empresa.

Aun hoy, en las grandes ciudades argentinas, existen una gran cantidad de edificios que testimonian la labor de aquellos abnegados pioneros de la organización de los trabajadores.

El accionar unido de las patronales y la imposibilidad de acordar la solución de problemas más generales, convirtió a estas sociedades de socorros mutuos, de hecho, en los primeros sin­dicatos, para la defensa más integral de sus intereses. En este camino de superación de sus formas organizativas, los tra­bajadores apelaron a su unidad, a la movilización, al compañerismo, a la solidaridad como fuerza del progreso social. El movimiento obrero práctica la solidaridad y es obra de ella.

La desunión favorece la dependencia

El modelo dependiente en que vivimos pregona la competencia de unos contra otros, el individualismo, la ley de la selva. Crean infinitas formas de división: empleados u obreros, personal jerárquico o personal de convenio, mujeres u hombres. Dentro de estas formas fueron "ordenando" una anarquía salarial que de­ja de lado el principio de "a igual tarea, igual remuneración". Se fomenta el pedido individual de aumentos, que provoca mal­estar entre los compañeros por los aumentos selectivos; se premia al más dócil, difundiendo la idea de que "si te portás bien, tendrás premio".

A los esfuerzos para lograr la unidad de los trabajadores siempre se han opuesto los esfuerzos por su desunión de aquellos que viven de la dependencia de nuestra patria y del trabajo de los argentinos.

Se intenta debilitar al compañerismo, aislar a aquel que piensa "que no es posible salvarse solo, porque no hay salvación, si no es con todos". Ellos saben que apenas el individuo se libera del fatalismo que frena su participación, se convierte en una fuerza social que no puede ser detenida.

Luchar por la unidad

Las pequeñas conquistas en cada lugar de trabajo, los convenios colectivos y la estructuración de nuestro movimiento obrero con el más alto nivel de organización de América Latina, son posibles por la unidad y la participación colectiva de los trabajadores.

En los momentos actuales que vive el país, en que se agota el modelo dependiente y donde a diario se observan elementos crecientes de disgregación nacional, los trabajadores argentinos por no estar directamente comprometidos con los intereses que sustentan esta dependencia, constituyen la base de un tiempo nuevo y su unidad constituye el pilar indispensable de la necesaria unidad nacional, que posibilite la existencia de la Nación.

Nuestra primera tarea es luchar por la unidad. Con los medios que dispongamos, artesanalmente, en las pequeñas y en las grandes cosas, unidad y participación. En el picado de futbol, en el picnic, en los festejos, en la solución de los problemas, en la movilización contra la injusticia, unidad y participación es el primer escalón, ineludible, imprescindible. Todos nuestros esfuerzos iniciares deben orientarse en ese sentido.

Los lugares de trabajo

La acción gremial en el lugar de trabajo, en el taller, en la fábrica, en el surco, en la oficina, es el corazón del movimiento obrero, la historia de los trabajadores se forja todos los días en los lugares de trabajo. Los locales sindicales podrán ser clausurados, los lugares de trabajo no.

Una organización de los trabajadores que no asiente firmemente sus raíces en la participación de los trabajadores en los lugares de trabajo, se burocratiza y con el correr del tiempo se aleja de la defensa de los intereses de quienes representa.

En el lugar de trabajo debe comenzar la unidad y participación de los trabajadores. Allí deben estar permanentemente los mi­litantes  gremiales, allí están las raíces.

La acción en los lugares de trabajo luce poco, no sale en los diarios, no tiene brillo, pero la capacidad de operar en los lugares de trabajo es el índice principal para valorar el ni­vel y la potencia de la organización sindical. Hay quienes hablan de esto pronunciando frases en la mesa de café, no sirve.

La reacción frente a las arbitrariedades, frente a las injus­ticias, frente a la alegría o al dolor de los compañeros, po­sibilita avanzar en el conocimiento del convenio colectivo, de las leyes laborales, de los derechos del trabajador y también en la práctica de la solidaridad y del trabajo para fomentar la unidad y participación de todos.

Es la tarea anónima y gris, el trabajo cotidiano y sencillo, el primer paso a la consolidación de la conciencia de los tra­bajadores. Allí está la garantía del movimiento social y son funciones del militante y del delegado impulsarlas.

El delegado

El compañero más activo, el que más participa, es el nexo de unión entre todos los trabajadores de un sector. El delegado es la expresión de la realidad de los compañeros en cada lugar de trabajo. Representa el grado de unidad y participación alcanzada allí, pero no la reemplaza.

No hay delegado capaz de suplir la falta de unidad y la falta de participación. El delegado no produce milagros; es la sín­tesis de cada lugar de trabajo, en sus aspectos positivos y en sus aspectos negativos. Su mejoramiento depende de cada uno de los trabajadores del sector.

El delegado debe estar afiliado al sindicato, pero debe ser elegido por todos los trabajadores del lugar, tanto afiliados como no afiliados. Por eso el delegado tiene un doble mandato, del sindicato al conjunto de los trabajadores y de los traba­jadores hacia la empresa y hacia el sindicato.

La no participación del conjunto de los trabajadores en la ges tión del delegado, a veces la indiferencia, pueden determinar un delegado no representativo. Cuando la organización gremial tome decisiones sobre la base de la opinión de estos delegados que no representan el sentir de los trabajadores, las mis­mas no serán acatadas y se debilitará la fuerza del movimien­to obrero para la obtención de estos objetivos.

El delegado debe ser el portavoz de cada lugar de trabajo. No debe llevar sus opiniones personales, sino la opinión de los compañeros, para ello debe estar en contacto permanente con cada uno de los trabajadores del lugar e impulsar asambleas, donde deberán discutirse las posiciones e informar sobre la situación del sindicato, al que deberá concurrir periódicamente.

No es un cargo de honor. Es un cargo de trabajo y responsabi­lidad. Se debe impulsar e incrementar la participación de los trabajadores en la vida del sindicato, que es el único camino práctico y correcto de desarrollar la democracia interna, que no se logra con discursos contra la burocracia, sino a través de canales concretos de participación.

En este camino es importante asegurar las reuniones periódicas del cuerpo de delegados y de asambleas, que posibiliten y amplíen la participación de los trabajadores en la vida de su organización sindical.

El cuerpo de delegados es la representación obrera en el seno de cada empresa o unidad económica. Representa al conjunto frente a la empresa y es el instrumentador del convenio colectivo.

En las leyes sindicales, son muy pocas las disposiciones que hablan de los delegados; pero son abundantes las disposiciones sobre delegados en los convenios colectivos, en los esta­tutos sindicales y en los fallos judiciales.

Las disposiciones legales sobre los delegados y los cuerpos de delegados han retrocedido considerablemente a partir del golpe de estado de 1976.

Se ha derogado el decreto 1045/74 que establecía una adecuada representación de delegados. De 5 a 10 compañeros, un delegado; de 11 a 40, dos; de 41 a 70, tres; de 71 en adelante, un delegado cada cincuenta compañeros. Actualmente, por disposi­ción de la ley sindical del proceso (22105), hasta los 199 trabajadores, se elige un delegado y luego uno cada cien. Es de­cir que antes, en una empresa de 180 obreros había cinco delegados; ahora en la misma empresa hay un solo delegado.

Otro retroceso ha sido la restricción de la participación de la juventud, elevando la edad mínima para ser delegado de 18 a 21 años. Nosotros planteamos que cualquier trabajador, no im­porta la edad, puede ser delegado.

Tampoco favorece el desarrollo gremial en los lugares de tra­bajo, las restricciones en cuanto a antigüedad, debiendo establecerse el criterio de que todos los trabajadores en condiciones de elegir pueden ser elegidos.

Debe establecerse por ley la obligación del empleador de otorgar al delegado permisos gremiales y la de aceptar que él mismo intervenga en reclamaciones individuales. En la actualidad" es una facultad del patrón.

Es importante ampliar la participación del cuerpo de delegados en la conducción del sindicato, dándole formas institucionales y reglamentando las situaciones en que la comisión directiva debe necesariamente consultarlo, debiendo esta última acatar la voluntad mayoritaria de dicho cuerpo.

Debemos impulsar que en los sindicatos se constituyan y funcionen periódicamente los cuerpos de delegados con representantes del interior en aquellos sindicatos de provincia, de circunscripción, de departamentos o zonales. Permanentemente el delegado tratará de hacer aprobar por el cuerpo de delega­dos sugerencias que tiendan a la creación de nuevos canales, que permitan, faciliten y desarrollen la participación de la mayor cantidad de trabajadores en la vida orgánica del sindi­cato. Se tenderá a que cada secretaría de la comisión directiva, lejos de constituir un mero cargo, constituya la cabeza de un grupo de trabajadores, lo más numeroso posible, que reali­ce las tareas de las secretarías, previa discusión y planificación.

Protección de los delegados

La protección del delegado contra el despido es un aspecto decisivo en la organización sindical; el despido es la forma habitual de impedir la unidad, la participación y la organización de los trabajadores. El despido, como arma de debilitamiento de la organización sindicar, tiene como fin, además del despido concreto, el de generar el temor en el resto de los compañeros, para evitar así su participación. Esto permite a las patronales influir sobre la representación de los trabaja dores, "designando" a quien convenga a sus intereses.

Proponemos al respecto las siguientes medidas:

- Derogación de la Ley 22105, que en su artículo 54 permite el despido de candidatos a delegados y representantes sindicales, a cambio de una indemnización adicional. La estabilidad debe ser absoluta, dando derecho al delegado des­pedido a obtener su reincorporación y estableciendo fuer­tes multas por dichas maniobras desleales.

- Restablecimiento del fuero sindical especial, que protege a las conducciones sindicales contra el arresto policial o judicial sin desafuero previo.

- Ampliar la protección contra el despido por razones gremiales a todos los trabajadores, estableciendo una indem­nización adicional. Un sindicalismo altamente participativo requiere la protección del militante gremial.

Es cierto que aún lograda esta protección legal, su aplicación depende del grado de organización y participación de los tra­bajadores, porque si no es letra muerta.

En el actual sistema, aún con la vigencia de la democracia, no ha sido cerrada ninguna empresa por no cumplir con las leyes laborales, por pagar sueldos bajos o por hacer trabajar a sus obreros en condiciones infrahumanas. Pero si se pueden ver a millares de trabajadores viviendo en la indigencia, desocupa­dos, por haber reclamado una bota, un guante o un salario que les permita vivir dignamente. Es imprescindible fortalecer y lograr la protección de la acción gremial en los lugares de trabajo. Es posibilitar el ejercicio de la democracia para los que soportan todas las desigualdades y quedan expuestos a per der su trabajo por defender los intereses de sus compañeros.

Los cuartos de delegados y la gestión de la empresa

Deben ampliarse las facultades del cuerpo de delegados o las comisiones internas en el seno de las empresas riñeres, hacia aspectos como el control de costos y precios, prevención del acaparamiento, control de la vigencia de las leyes laborales, higiene y seguridad en el trabajo, etc.

La participación de los trabajadores y no la designación de una legión de inspectores, será la que impedirá él desabastecimiento y el mercado negro en las empresas líderes. En las empresas que integrarán el área social de la economía y en la administración pública, los trabajadores del sector y los usua­rios deberán participar para garantizar la función social y la correcta prestación de servicios hacía la comunidad, desarrollando y practicando un nuevo concepto de argentinización de la economía, distinto al de estatización burocrática.

Organización de la participación y la unidad

La agrupación gremial es la organización de los trabajadores, dentro de un sindicato, en función de una comunidad de ideas. Es una corriente de opinión organizada, cuyos representantes se someten al juego democrático dentro del sindicato y exponen sus planes y su accionar a la opinión de la mayoría de los trabajadores.

Nuestros compañeros ceben tratar de generar, o en el caso de ya existir, de incorporarse a corrientes de opinión de carác­ter programáticas, diferenciándose de aquellas constituidas para imponer un urgente contra otro, instas generalmente no tienen una propuesta que jerarquice la defensa de los intere­ses de los trabajadores, su participación democrática, el sindicato único, la CGT única y Los intereses nacionales.

En la rica experiencia sindical argentina existen diversos ti pos de agrupaciones. Algunas reconocen su origen en la comunidad de ideales, en la pertenencia de sus miembros a un parti­do político o a una corriente dentro de un partido. En otros casos ex erigen político es variado y los acuerdos se realizan en base a un programa común, para un determinado lugar de trabajo, para el sindicato, o para un proyecto político más amplio. En algunos casos la existencia de las agrupaciones está limitada al proceso electoral en el sindicato y una vez realizado éste, dejan de funcionar. Las agrupaciones también pueden integrar frentes con otras para ese fin, sobre la base de algunas coincidencias.

Hay quienes sostienen que los sindicatos soro deben dedicar se a cuestiones exclusivamente gremiales, de tal forma que el sindicato solo tendría como finalidad lograr una mejor paga para el trabajador, a través de negociaciones con el patrón, sin comprender que el salario, las posibilidades de educación, la atención de la salud del trabajador y su familia, la posibilidad de tener una vivienda adecuada, están por encima de la relación laboral y se inscriben en la realidad nacional en su conjunto, dependiendo su solución de la solución de los grandes problemas nacionales.

Alfredo Palacios decía: "Los trabajadores organizados, en su marcha incesante, a veces ruda y dolorosa, son los grandes propulsores de la democracia y -lo repito- van creando con su es­fuerzo una nueva forma de sociedad."

Sobre este tema, Arturo Sampay expresaba: "La prohibición de cualquier actividad política a cargo de los sindicatos, impli­ca obligarlos a aceptar como definitivas las actuales estructuras económicas de dependencia y e expoliación y renunciar a instalar un régimen económico superior."

Para que el movimiento obrero exprese una política de alterna­tiva para el conjunto de la nación, que se base en la justicia social, la soberanía popular y la independencia nacional, tie­nen que existir agrupaciones que impulsen y desarrollen estos contenidos, sometiéndoles a la decisión democrática de los trabajadores y consolidando en el debate y la participación la unidad interna del gremio.

Las agrupaciones cumplen un importante papel en la difusión y en la formación gremial de los trabajadores, en la práctica de una democracia participativa y en la consolidación de la con­ciencia nacional. En la medida en que las agrupaciones tengan un carácter amplio y participativo, permitirán una concientización más avanzada de los trabajadores, tanto de los que la in­tegran como de aquellos que apoyan y coinciden con sus postula­dos, en el juego de la democracia interna, nuestros compañeros no deben tener descanso en difundir y concientizar, a los efe£ tos de consolidar la representatividad de la agrupación a tra­vés de la coincidencias de mayor número de trabajadores, nues­tro desarrollo, la profundización de las posiciones y el deba­te interno, posibilitarán que las decisiones sean lo más correctas posibles y jamás contradictorias con nuestros principios, lo que haría imposible nuestra permanencia en las mismas. Por ejemplo, si la agrupación se define por la división   de la C.G.T., nuestra presencia en la agrupación sería insostenible.

El trabajo en las agrupaciones

El grado de representatividad de las agrupaciones está vincula do a su grado de participación y tanto en las pequeñas como en las grandes tareas.

Esta inserción se da por dos caminos esencialmente: la movili­zación y la concientización. Para movilizar para la solución de determinados aspectos de la realidad, o para la denuncia, nuestro mensaje tiene que ser concreto, referido fundamentalmente a ese punto y -tanto en una asamblea como en un volante- abundar en ejemplos que clarifiquen el tema, vinculándolo a la vivencia de cada uno de los destinatarios del mensaje, remarcando en todo momento que la solución depende fundamentalmente de su participación. La concientización es otra forma de difusión, más amplia, que exige una metodología y un constante esfuerzo. En esta tarea se destaca y aprecia más la labor de la agrupación, pero su carácter personal, cabeza a cabeza, determina la importancia del trabajo de cada compañero. Es  tarea gris que tiene la consistencia del cemento y constituye la base del éxito  de las propuestas correctas.

Aquí todo depende de la actividad de los compañeros, constituye esa actividad el eslabón indispensable en la cadena de los acontecimientos; si esto lo valora cada uno, tanto mayor será el crecimiento y la representatividad de la agrupación.

Todos debemos comprender que el logro en nuestra Patria de una Nación independiente y solidaria, en donde las necesidades bá­sicas de su población y en particular de sus trabajadores, constituye primera de sus prioridades, no se logrará en forma espontánea, sino que, por el contrario, es decisiva una fuerte acción patriótica tendiente a modificar la conciencia colecti­va para hacerlo posible.

Mario Bravo decía: "La unión solidaria de las fuerzas es indispensable para impedir una nueva invasión inglesa, pero para esta empresa no basta reunirse en la plaza: es necesario crear la fuerza, afianzar los sindicatos, crear los organismos de lucha eficientes."

El futuro de nuestra Patria será producto de una construcción. Si esperamos el devenir espontáneo de los acontecimientos es posible que sea inevitable que las fuerzas extranacionales predominen por sobre la posibilidad de una solución nacional, con un terrible costo social para nuestro pueblo, y con la pérdida de la independencia nacional.

En esta convicción reside la importancia de nuestra militancia y también nuestra fuerza.

Conocer la realidad

Para posibilitar estos objetivos, debemos esforzamos en reflejar el sentimiento y las necesidades de los trabajadores y pa­ra ello debemos conocer profundamente la realidad.

Cuanto mayor sea nuestro conocimiento de ella, mayores serán las posibilidades de modificarla. Cuanto mayor sea la magnitud de la tarea, más grande será el conjunto de compañeros que la realicen.

A fin de conocer la realidad, debemos abarcar, debemos estudiar todos sus aspectos, todas sus conexiones. El conocimiento glo­bal de la realidad es una protección contra los errores y la rigidez de conceptos. Debemos luchar contra la desocupación, en bancarios por ejemplo, pero a la vez debemos comprender que no es posible resolver el problema al margen de la nacionalización de la banca, para hacerla cumplir un papel dinamizador de la economía nacional, y no un centro de usufructo de la usura y de la especulación. Debemos velar para que se cumplan las condicio­nes de higiene y seguridad en las fábricas para evitar muertes y accidentes y debemos desarrollar la conciencia de los trabaja­dores para cumplirlas y hacerlas cumplir. Debemos luchar por impedir la contaminación de los ríos con los desechos industriales y hacer cumplir las normas de conservación del medio. Debe­mos lograr que el obrero de la construcción disponga de cascos y condiciones de seguridad y también por su derecho a una vivien­da digna. Debemos luchar por las ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de recreación y por el acceso a un salario acorde con la tabla de necesidades mínimas de nuestra canasta familiar. Debemos desarrollar el amor por el trabajo y la propiedad del pueblo, para comprender que el fruto del trabajo no puede salir del país para engrosar las arcas de las multinacionales. Debemos luchar por la reivindicación de los derechos que asisten a todos los trabajadores y organizamos .para su defensa. Debemos vivir y convivir con todos los compañeros, cono­cer sus necesidades, escuchar sus opiniones, profundizar el co­nocimiento de cada aspecto de la realidad. No debemos actuar con moldes preestablecidos, no caer en el sectarismo. Debemos desa­rrollar el compañerismo y la solidaridad, la unidad y la parti­cipación, el estudio y la difusión. En las pequeñas y en las grandes tareas, buscando siempre el plano más amplio de coinci­dencias y de cooperación.

Nuestros compañeros deben mostrar una gran iniciativa, desempe­ñando un papel ejemplar en todas las tareas, fieles a la palabra empeñada, libres de altanerías, subordinando nuestros intereses personales a los del conjunto, a les intereses del pueblo y de la Nación.

En esta tarea larga y a menudo desarrollada en condiciones difíciles, solo colaborando con todos y desempeñando un papel ejemplar podremos movilizar a los trabajadores argentinos en la lucha por vencer las dificultades, derrotar la dependencia y construir una nueva Nación, movilizar y unimos a la mayoría de los trabajadores para avanzar juntos, cooperando unos con otros, siendo más exigentes con nosotros mismos que con los demás, distinguiendo lo correcto de 10 incorrecto y desarrollando y ejercitando nuestra facultad de pensar con cabeza propia y no con cabeza presta da. Debemos liberamos de todo recelo para mantener contacto can les compañeros de trabajo en todos los lugares, valorando más el paso que podamos dar entre diez compañeros que diez pasos solos.

Juan B. Justo expreso: "La conciencia da un gran paso cuando vincula prácticamente entre sí a los sindicatos obreros de distin­tos oficios o ramas. De la federación local se ha pasado a la Federación nacional de los sindicatos obreros de tocos los ofi­cios o ramas, tanto más pronto y más completamente cuanto mas desarrollado es el concepto histórico que guía al movimiento proletario".

Hoy, cuando se quiere convencer a los trabajadores que hay que / soportar el deterioro creciente de los salarios, mientras la pa­tria financiera sigue obteniendo grandes ganancias, porque otra cosa no es posible; que hay que continuar limitando el accionar y el poder económico de las empresas del estado, porque otra co­sa no es posible; que hay que pagar al día los intereses de la deuda externa, de acuerdo a las pautas del FMI, sumiendo con ello a mayor número de trabajadores a la marginalidad, porque otra cosa no es posible; que es necesario concertar con la Sociedad Rural Argentina y con la unión industrial Argentina, porque otra cosa no es posible; nosotros debemos demostrar, con nuestro patriotismo que otra Argentina es posible. La Argentina donde se de­fienda el patrimonio economice y cultural del pueblo; donde el salario esté determinado por la canasta de necesidades y no por las leyes del mercado; donde se nacionalice la banca, el comercio exterior, el seguro y el reaseguro; donde se desarrollen las empresas del área social de la economía y se apoye a la pequeña y mediana empresa; donde los trabajadores sean la columna verte­bral de un frente nacional, con un plan nacional, que ejecute una política donde la realización integral del nombre sea el su­premo objetivo, donde se satisfagan las necesidades básicas de la población con nuestros propios recursos y con nuestro propio es­fuerzo; una Argentina de la solidaridad, de la justicia social, de la participación, una Argentina -en definitiva- para todos los argentinos, hecha por los argentinos.

Contenido de las agrupaciones

Resumiendo lo que hemos desarrollado hasta aquí, teniendo en cu­enta siempre la realidad de cada lugar de trabajo y fundamental­mente nuestra propia realidad, debemos impulsar que las agrupaciones donde participamos   se definan por:

- Defensa irrestricta de los intereses de los trabajadores y de sus láminas, de sus derechos, de sus conquistas, de su salario y de su calidad de vida.

- Defensa y fortalecimiento del sindicato único y CGT única.

- Democracia sindical participativa, unidad y participación de los delegados, funcionamiento de los cuerpos orgánicos, revocabilidad de los mandatos, rendición de cuentas de la gestión.

- Irradiar desde tedas las organizaciones del movimiento obrero un mensaje de unidad nacional, de promoción de la democracia y de defensa de la integración nacional. Participación activa de los trabajadores en la formulación de un proyecto nacional para una Argentina independiente y solidaria, con justicia social y soberanía popular.

Funcionamiento de las agrupaciones

Siempre teniendo en cuenta nuestra realidad, entendemos importan te que las agrupaciones en las que participamos tengan un funcionamiento que les de continuidad en el tiempo, que les permita crecer y proyectarse cerno alternativa para- el conjunto de los trabajadores; para lo cual proponemos:

1- Formulación de un estatuto interno, con claras disposiciones para la elección de las autoridades, para la determinación de las tareas y la elaboración de las posiciones y del programa y respetando el disenso de las minerías. Asignación de responsabilidades en diversas secretarías o comisiones de trabajo.

2- Ejercicio pleno de la democracia interna, respetando las opiniones del conjunte de los compañeros y posibilitando que las resoluciones se tomen siempre con su participación.

3- Periodicidad de las reuniones, con temario anticipado.

4- Afiliación de los integrantes a la agrupación y determinación de una cuota de afiliado.

5- Estudiar, organizar y difundir:

Estudiar: la realidad del lugar de trabajo, las modalidades y particularidades de la empresa, de nuestro desarrolle, de la realidad del gremio y del conjunto del movimiento cerero. También el conocimiento de los convenios, reglamentos, leyes laborales. Deberán promoverse charlas sobre la realidad na­cional, histórica, económica y política.

Organizar: Cada compañero tiene que ser un organizador en su medio y de la cantidad de participación que logre a través de esa actividad, emanará la calidad de la integración y de la organización de nuestras agrupaciones. Para poder llevar adelante ese objetive con éxito, es necesario, allí donde es posible, organizar la participación democrática desde abajo en todos les estadios del movimiento obrero: los delegados, los sindicatos, la federación, la CGT. Organizamos para poder organizar.

Difundir: A la mayor cantidad de trabajadores, fortaleciendo con el ejemplo la tarea; difundiendo el programa de la agrupación, sus propuestas. Es importante la aparición periódi­ca de un boletín de la agrupación, que sea esperado por los compañeros y por todos los trabajadores por su contenido informativo y formativo.

 

Buenos Aires, 30 y 31 de marzo de 1985


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