Hay quienes aquí y afuera creen que la Argentina es un territorio para especular. Pero la mayoría de los argentinos en la fábrica, en el campo, en el aula, en los cuarteles y en las iglesias, desde la Quiaca hasta la Antártida, creen que la Argentina es otra cosa. Es una Nación.
La Nación une a las mayorías que la integran. La Nación es una comunidad cultural que surge de una historia común. Es necesario siempre considerar la existencia de la Nación, fuera de ella ningún argentino puede desarrollarse íntegramente. La dependencia cultural que sufre nuestra patria, determina que no siempre consideremos con la necesaria jerarquía la vida y la existencia de nuestra propia Nación, pero en medio de la corrupción, de la degradación, de la intrascendencia, de la desintegración y de la marginalización creciente de los hombres y de las regiones, la Nación existe.
Sobre todas las cosas, existe una mayoría que cree en la Nación Argentina. Esta mayoría no está contaminada por "la comisión", por la droga, por el negocio pornográfico, ni por el terror de uno o de otro lado. En esa mayoría cree el socialismo. Esa mayoría con el socialismo, va a construir la Nación Argentina independiente y solidaria. Solidaria, no caritativa, porque la solución no está en dar algunos fideos a quien no se le da la posibilidad de vivir de su trabajo, sino en organizar una sociedad solidaria donde el trabajo de todos, satisfaga las necesidades de todos.
Construir esa sociedad no es fácil, pero es el único camino para Argentina, para América Latina y para los pueblos del Tercer Mundo. Cruzar los Ancles para nuestro Ejército de la Independencia no era fácil, pero era el único camino y los cruzamos. La Nación independiente y solidaria la construiremos.
Las minorías privilegiadas —cuya más cruda expresión está encarnada por la patria financiera— en complicidad con las fuerzas transnacionales, traicionaron la existencia inde-pendiente y solidaria de la Nación Argentina. Los sectores del privilegio claudicaron y claudican en la defensa de la independencia nacional, hoy el destino común de la nacionalidad debe ser asumido por los trabajadores y la juventud, ellos no tienen intereses contrapuestos con una Nación Argentina independiente y solidaria. Solamente en una Nación independiente y solidaria, los trabajadores, la juventud y los productores de la ciudad y del campo podrán verse realizados, todos tendrán acceso a la salud, a la vivienda, a la educación y a un futuro cierto.
Ante esta realidad, el socialismo argentino que surge en 1896 en defensa de los intereses de los explotados, asume hoy con plenitud la responsabilidad de defender y asegurar la existencia de una Nación Argentina independiente y solidaria.
El pasado, el presente y el futuro integran la comunidad cultural de la Nación. Cuando no existe futuro cierto se debilita la existencia de la Nación. El agotamiento del modelo dependiente impuesto a nuestro país, ha dejado a la Nación Argentina sin futuro y a sus integrantes sin respuestas a sus expectativas morales y materiales.
La ausencia de un proyecto y la consecuente implementación de medidas que den respuestas a las necesidades morales y materiales de las mayorías de la comunidad nacional, debilita la existencia de la Nación y aparecen los signos de la desintegración nacional.
El socialismo durante años ha denunciado la gravedad de la crisis de nuestra realidad nacional. Hoy se suma a la desocupación, a la baja de salarios, a la inflación, al quebranto de las pequeñas y medianas empresas de la ciudad y del campo, las primeras expresiones claras —visibles para todo el mundo— de desintegración nacional: emisión por las provincias de bonos equivalentes a papel moneda, tasas provinciales a los combustibles, creación de organismos provinciales de comercio exterior, negativas al cumplimiento de obligaciones provinciales con el Banco Central de la República, intentos de desintegrar las empresas nacionales de energía (petróleo, gas y electricidad), propuestas de reemplazar la moneda nacional por moneda extranjera, promoción de la segregación de la Patagonia.
El discurso de un pretendido federalismo, no disimula la naturaleza anárquica y desintegradora de esta realidad, que surge ante la ausencia de un proyecto nacional capaz de otorgar futuro cierto a todos los habitantes y a todas las regiones del país.
Esta realidad que algunos promueven conscientemente y otros inconscientemente, debe ser considerada por los argentinos con toda responsabilidad, porque las condiciones geopolíticas de nuestro país y el valor estratégico de nuestro territorio sureño, determinan concretos y ciertos peligros para la soberania nacional.
El agotamiento del modelo dependiente, ha determinado la actual situación que no satisface las necesidades básicas del pueblo. El 42 % de la población sufre problemas de subalimentación, aumenta la mortalidad infantil y se incrementan las enfermedades sociales (chagas, tuberculosis, venéreas, paludismo, cardiovasculares y trastornos mentales). Los alcohólicos llegan al millón y medio. Tenemos seis millones quinientos mil analfabetos y un déficit habitacional de 2.500.000 viviendas.
Este es el marco de la desintegración familiar, de la drogadicción, del negocio pornográfico y del terror.
Esta realidad material y moral demuele al hombre argentino y debilita la estabilidad institucional.
Ante esta situación el Socialismo Popular propone:
a) Declaración del Estado de Emergencia Económica Nacional.
b) Campaña de austeridad pública.
c) Constitución de un Gabinete de Unidad Nacional.
d) Formación de un Consejo Nacional Económico Social, multipartidarios y multisectoriales.
e) Formación de Consejos Provinciales Económicos y Sociales, multipartidarios y multisectoriales.
f) Formulación de un plan Nacional de Emergencia, por parte del Consejo Nacional Económico y Social, que deberá ser tratado por el Gabinete de Unidad Nacional y sometido a la consideración del Honorable Congreso de la Nación.
g) Incremento institucional de nuevas formas de Democracia Participativa.
A los fines de defender la integridad de la Nación, de afianzar la democracia y de construir un futuro independiente y solidario, el PARTIDO SOCIALISTA POPULAR propone a todos los sectores de la vida nacional y fundamentalmente a los trabajadores y a la juventud, la organización y la movilización para lograr la concreción de las medidas propuestas.
Buenos Aires, 2 de Febrero de 1985.
Comité Nacional