INTRODUCCION
Un nuevo campamento de la Juventud del Partido Socialista Popular se ha realizado, otra vez los jóvenes Socialistas comenzamos el año con una experiencia distinta, basada en el compañerismo, la solidaridad, el intercambio de experiencias, el trabajo colectivo y el deporte.
Más de 300 jóvenes, compañeros y compañeras de todo el país, desde el norte y el sur de nuestra Argentina se han movilizado con su propio esfuerzo hasta la Patagonia, en Viedma para darle forma y contenido a esta actividad, lo permitió la movilización individual y colectiva que se produce cuando hay ganas y motivación de cambio.
Esto es el producto de trabajo de años que realiza la Juventud del PSP, desde 1990 hasta hoy, siete campamentos juveniles, cada uno con sus propias características pero que reflejan en la actividad solidaria y colectiva con que se les da forma, los mismos valores y objetivos, fortalecer la democracia, la solidaridad, la igualdad y afianzar así el desarrollo de nuestro partido. La Juventud del PSP salió fortalecida con estos campamentos porque significan un punto de partida que compromete a los compañeros para empezar con mucha fuerza el año que comienza.
El deber de nuestra juventud enfrenta hoy la responsabilidad de ser el motor del cambio y con humilde modestia haremos todo lo que podamos hacer para que esto valga la pena.
Hemos realizado ya siete Eneros y haremos muchos más conociendo la realidad de cada punto de nuestro país, sus costumbres y su gente. Seguiremos transmitiendo nuestros valores para demostrar que el cambio es posible.
Muchos compañeros y compañeras de todos los puntos del país ratifican con su presencia y su participación, las ganas, las fuerzas y el desarrollo del socialismo entre los jóvenes de diferentes provincias y localidades. En tiempos donde la violencia, la pérdida de valores, en medio de la cultura del consumo y el poder hegemónico del gobierno están en su mayor esplendor, jóvenes con diferentes realidades se convocan con un objetivo común para debatir y transformar la sociedad.
A través del slogan “Democracia y Solidaridad sin límites" quisimos expresar nuestra convicción de la necesidad de fortalecer nuestra militancia en cada lugar, en cada ciudad, en cada barrio para la concreción de una sociedad solidaria y por una Argentina libre e independiente.
En cada una de estas actividades no han faltado nuestros compañeros que compartiendo parte de nuestra actividad nos han guiado para seguir mirando hacia adelante brindándonos sus reflexiones como un aporte a nuestra formación, acerca de la realidad Nacional y el Socialismo en nuestros tiempos como lo son el compañero Guillermo Estevez Boero (Dip. Nacional) y el compañero. Rubén Giustiniani (Secr. Gral. PSP).
Es por ello que hemos reproducido la charla realizada por el compañero Estevez Boero en el Enero 96 como primera publicación para que todos los compañeros y compañeras a lo largo y a lo ancho del país puedan reflexionar acerca de la responsabilidad, los valores, y el desarrollo tecnológico como nos propone el compañero Guillermo.
Siempre habrá compañeros en las primeras filas transmitiendo estos valores y para asegurar que estos principios triunfen en la construcción de una Argentina Independiente y solidaria.
Secretaría de Asuntos Juveniles, Bs.As., abril de 1996
Para mí, es una gran alegría estar nuevamente con ustedes, poder haber llegado hasta aquí, nos parece importante. Nuestro compañero Secretario General, Rubén Giustiniani ha estado con ustedes y ha desarrollado ya la situación nacional, las perspectivas del partido, las perspectivas del FREPASO y la situación que posiblemente nosotros vamos a atravesar en este año 1996. También el compañero Alfredo Lazzeretti les ha dado un amplio panorama de la situación internacional y de su trabajo en la IUSY.
Nosotros, vamos a hacer algo menos interesante pero creo que necesario. Vamos a plantear algunos temas teóricos que hacen al debate que se da actualmente, desde hace poco tiempo en el socialismo de todo el mundo.
Algunos temas, para que después ustedes lo analicen, dentro del tiempo que tengamos, las preguntas que ustedes quieran como siempre.
Creo que es necesario ir pensando cosas nuevas frente a la experiencia por la cual atraviesa el mundo, y atravesamos nosotros.
Estos temas son, en primer lugar, el tema de la responsabilidad individual. El socialismo pasó muchos años con el planteo de que la actitud de cada persona estaba determinada fundamentalmente por las situaciones sociales y económicas. Que prácticamente esto determinaba la conducta de cada uno y en consecuencia la responsabilidad de cada uno era muy pequeña porque estaba determinada por situaciones generales de tipo económico y de tipo social.
Hace un tiempo, se viene discutiendo esta postura y hoy se está planteando nuevamente la necesidad de que cada uno se sienta responsable por lo que hace, y lo nuevo frente a lo viejo, es también sentirse responsable frente a lo que no se hace para impedir cuestiones negativas, tanto en lo social como en el medio ambiente.
Otro tema, son los valores, donde se rescata fundamentalmente el valor que caracteriza al socialismo que es la solidaridad próxima a la igualdad.
Y, el otro tema, es el tema del desarrollo tecnológico, que si no está conducido por los hombres, con un pensamiento global de la sociedad, lleva inexorablemente al mundo a la hecatombe y al desastre.
Estos son los temas viejos y nuevos, los que tienen hoy una gran importancia y están en el centro del debate. Yo, he pensado que era mejor escribir estas cosas para que quedaran con más claridad, para no quedar la cosa, en una improvisación.
En primer lugar; un gran filósofo -Jaspers- alemán, dijo sobre el tema de la responsabilidad, “Seguiremos tan satisfechos con la sociedad de consumo, y tan ciegos ante los hechos, tan irresponsables y mendaces, que a diario se hacen. Así caminaremos hacia una fatalidad, y como con Hitler, en tal eventualidad nos sentiremos tan poco responsables de ello, de lo que viene, como se sintió la gente con respecto a lo que había hecho Hitler siendo todos sumamente responsables...”.
Hace poco tiempo, algunos pocos años, Caritas la organización social de la Iglesia, realizó una encuesta en Alemania entre los niños y los jóvenes. ¿Y que se vió? Que existía un cierto miedo, en los niños y en los jóvenes por el futuro.
Miedo planteado por la competencia y el rendimiento en las escuelas, en las universidades, en el trabajo y en la vida. Un miedo, una preocupación por lo que pueda pasar en el medio ambiente, pero en general un miedo a la vida.
Una sensación difusa e imprecisa que determina un bajo rendimiento escolar que determina la marcha hacia el juego, hacia la droga, a la agresividad, y que la juventud busque establecer nuevas relaciones existenciales en sectas juveniles como Punnks, y como los Skin Heads.
Todo esto en Alemania, en uno de los países más ricos del mundo. Profetas anunciaban paraísos y vaticinaban el apocalipsis. Pero, no hay precursores que hayan anunciado la incertidumbre que vive la humanidad en estos tiempos.
Suprimimos preferentemente del análisis lo que nos preocupa, aquello de lo que no queremos sentirnos responsables, hay una carencia general de conciencia de la responsabilidad.
El tema de la responsabilidad que hoy se plantean reiterativamente, tiene como prólogo el reconocimiento de un sujeto individual, en su mundo.
Hay males que saltan por arriba de las fronteras, e incluso de las clases sociales. El SIDA, la drogadicción, la destrucción de la capa de ozono, o el hambre en el mundo; la dimensión de estos males genera perplejidad, incertidumbre.
Años atrás se pensó que alguna autoridad, alguna institución, un organismo público resolviese estos problemas, pero en la dimensión de los mismos revienta este esquema y excede las reales posibilidades de cualquier estado, de cualquier organismo burocrático que hoy asuma la responsabilidad de estas realidades.
Lo mismo para con la corrupción política, es algo del mundo, nadie es responsable. Hoy dice la gente -”y corrupción hay en todas partes, en Italia, en Brasil, en México" bueno y también aquí estamos en el mundo.
No hay responsables de la corrupción, es un dato de la realidad. Como la especulación monetaria, grandes ganancias, grandes robos a la gente, bueno esto pasa en todas partes, que responsables, no hay respuestas. Y nadie es responsable por nada, ni el funcionario, ni el no funcionario. Aunque claro está, la responsabilidad mayor corresponde al que ejerce el mayor poder.
Es imposible construir el criterio de la responsabilidad si no pensamos en el individuo, si no pensamos en la individualidad de cada persona.
Hoy hay quienes han planteado con claridad, que, si justificamos lo incorrecto, hacer mal, o no hacer lo que tenemos que hacer por lo que tuvimos en el hogar o por lo que no tuvimos. La dureza del padre o a su flaqueza, al exceso de cariño o a la falta de cariño, al autoritarismo o al antiautoritarismo de los profesores, llegaríamos a un momento en que los criminales de guerras serían víctimas desamparados, merecedores de ayuda adecuada en forma de tratamiento psicoterapéutico a cargo de la seguridad social.
Es decir; nadie sería responsable de nada, menos de sus actos, ya no existirían entonces como personas, si es que no pueden determinarse y asumir responsabilidades, sino que serían simples destinatarios de la asistencia social.
Los voceros de la modernidad conservadora, plantean como objetivo el libre desarrollo del individuo, la verdad es otra.
En realidad, se vive el abandono del individualismo, el abandono de la propia subjetividad y el abandono y la imposibilidad de elegir la inserción de cada uno en el mundo en que vivimos.
No hay posibilidad de acceso por parte de la mayoría a los objetivos de esta sociedad de consumo. Desde las condiciones subjetivas que tiene cada uno y esta sociedad promueve, no se le posibilita a la mayoría acceder a las cosas que esta misma sociedad ofrece.
El mercado requiere consumidores de una máxima plasticidad que desequilibren y multipliquen el deseo haciéndolo inestable y pasajero. Sujetos débiles, en definitiva, incapaces de proponerse metas para lo que haría falta identidad fuerte.
Nada más útil para el mercado, para las grandes concentraciones de capital, que un individuo que renuncie a la expectativa de configurar su propia identidad. Se pone lo que le venden, toma lo que le venden. Ese es el hombre maleable que le sirve al mercado.
Hoy con el desarrollo de la tecnología (este es otro tema que veremos después) la responsabilidad es mayor que nunca, porque la alta tecnología hace que la acción es ilimitada en su consecuencia e impredecible en sus resultados útiles.
El concepto de responsabilidad como lo decía antes, hoy se incrementa, o debe incrementarse y se diferencia dpi concepto de responsabilidad de antes. Primero porque hoy se pide responsabilidad también por lo que no se hace y antes se pedía responsabilidad por lo que se hacía y la consecuencia de lo que se hacía. Hoy se pide responsabilidad también, por lo que no se hace, pudiendo hacerse para evitar males a la sociedad.
Hoy también el concepto de responsabilidad se modifica porque se jerarquiza a quienes hemos de responder por nuestras acciones, se jerarquiza al otro, se jerarquiza al pueblo que paga las consecuencias de nuestro hacer equivocado, o de nuestro no hacer necesario para impedir males mayores.
Cada hombre es único, y este es otro tema de nuestro tiempo, de debate. Su capacidad creadora e innovadora comienza con su nacimiento. Cada nacimiento es un aporte a un nuevo tiempo, y su segundo nacimiento es la inserción en el mundo a través de la palabra y de la acción.
Una vida sin acción ni discurso está muerta para el mundo, está muerta para lo humano, no incide sobre la otra gente.
El mundo se humaniza a través de las iniciativas de la gente. Una realidad sin una participación real, es una realidad inhumana. Un país con superpoderes, que constituye la antítesis de la participación, es un país inhumano. Es el país del proyecto de Menem y Cavallo.
La participación y la acción son inseparables de la realidad; la responsabilidad se gradúa por la altura jerárquica de sus protagonistas. Somos responsables como lo he dicho no sólo por lo hecho, sino por lo no hecho para impedir lo negativo del medio y de la sociedad. Esto es lo nuevo, como les decía también, en el concepto de responsabilidad.
La responsabilidad no nace por ningún ideal de perfección esotérica, es decir, no nace por ningún mandamiento religioso, ni del más allá. La responsabilidad nace por el puro amor al mundo y por la pasión por el conocimiento. Estas son las raíces racionales de la responsabilidad.
Auto exculparse es negarse a crecer, el chanta nunca se equivoca, el chanta sabe todo, el chanta se justifica de toso, el chanta nunca crece como persona humana, el auto justificarse siempre es negarse a crecer.
Hoy debemos abandonar una idea muy repetida, el viejo discurso revolucionario, la idea de construir el hombre nuevo, tantas veces fracasada. Debemos trabajar para posibilitar la concreción del desarrollo que cada generación trae consigo. Construir al hombre nuevo es un concepto conservador lo viejo construye el futuro, y no es así, el futuro lo construye cada generación. Y lo que se debe hacer no es construirla sino posibilitar su realización.
Al mismo tiempo, este desarrollo de las nuevas generaciones debe darse dentro de la realidad, no se debe caer dentro de la radicalización de la modernidad. Sentimos también que se juega a la revolución, y a veces se dice seamos realistas, pidamos lo imposible.
Hannah Arendt, la máxima estudiosa del autoritarismo nos dice, el lema de Todo es posible es la idea que define el discurso nazi, y tiene un corolario, o sea una consecuencia rigurosamente insoslayable, la frustración de las expectativas y agrega: “la utopía es el verdadero opio del pueblo” El discurso al margen de la realidad, el salariazo, la revolución productiva en nuestro país, son el opio, como tantas otras cosas.
La reivindicación del sujeto, del individuo, viene indisolublemente ligada al concepto de responsabilidad. El político tradicional, es vocero de utopías y vive en ritual constante de autobombo, ni la oposición, ni el gobierno pueden renunciar a esta modalidad sin perder votos. Una minoría percibe la falsedad, una mayoría la cree y su creencia mantiene el ritual.
La conducta política cambiará con una cultura política mejor; pero si la oposición real no se modifica, no se abrirá camino a otra cultura política.
Es necesario estar dispuestos a perder votos por decir la verdad, por decir la realidad, es la única forma de construir una mejor cultura política. Si todos decimos lo mismo por no perder una franja de votos, al final no hay diferenciación.
Así, es todo más de lo mismo, termina la gente por no creer más en nada, y apartarse de la política. Si la gente no cree en la política se terminará la poca democracia que tenemos.
Entonces, hay que decir la verdad, se pueden perder algunos votos algunas veces, pero se genera una política diferente que prepara un futuro diferente.
Este círculo vicioso demora la mejora de la cultura política que urgentemente necesita el pueblo y el país.
Por ejemplo, la doble moral ecológica refleja la carencia de responsabilidad social. Todos lamentamos, pero todos cooperamos para que se alce la montaña de basura de la sociedad del bienestar. Solo podremos superar la agresión constante del Medio Ambiente con una actuación solidaria social, sobre la base de una responsabilidad generalizada, donde no cabe la doble moral ecológica.
El condenar la atómica francesa pero no cuidar la ecología en nuestra casa, en nuestro barrio, en nuestra esquina, en el baldío que tenemos al lado. Tiramos la basura ahí y después salimos a hacer una manifestación en contra de la bomba atómica francesa. Este es el doble discurso.
Otro tema: de los valores; un tema, cuál es la solución. El camino está en más democracia, ser agente protagonista de la participación y sujeto de la responsabilidad.
Es necesario democratizar la responsabilidad, tanto en lo político, en lo económico como en lo social, es superar la separación que hoy existe entre el poder de decisión y la responsabilidad; y vincular en forma directa, en forma creciente, la responsabilidad social al poder decisorio social. Darle a la gente poder de decisión, es la forma de que la gente se sienta responsable de lo que pasa.
El futuro debe pensarse con valores y pautas que se ajusten a normas éticas. Este futuro debe pensarse no de acuerdo con el mero desarrollo tecnológico sino desde una ética superior a la técnica.
Una política tecnológica precisa de un sistema, de valores sociales que no sea arbitrario. Una buena política tecnológica es una política para desarrollar los valores fundamentales de libertad, justicia y solidaridad. Debe construirse con el concepto de amor y comprensión por el adversario y no considerarlo enemigo. Es un principio irrenunciable de nuestra cultura respetar al otro, aunque sus ideas no coincidan con las nuestras.
Una política en base a enemigos no puede construir un reparto solidario ni una distribución democrática de la responsabilidad. Una política de amigos y enemigos es contraria a la izquierda democrática que apuesta a la cooperación por la solidaridad.
La idea diferencial central de la izquierda sobre el neoconservadorismo pasa por la solidaridad para con los hombres y para con la naturaleza. Esto plantea concretamente, por ejemplo, la reforma del sistema fiscal regresivo, el criterio con el cual se aplican los impuestos, el acotamiento del quehacer del capital especulador y del juego del mercado del cambio.
La idea del Estado social no está perimida, tiene más actualidad que nunca, la solidaridad siempre va vinculada con la igualdad de derechos y la equidad. Y aquí es necesario jerarquizar la igualdad de derechos en el trabajo y en la sociedad con relación a la mujer.
No debemos sacrificar la felicidad de las futuras generaciones por la felicidad de las actuales, de las actuales por la felicidad de las futuras. Es la racionalidad solidaria que impulsó Francois Mitterrand en Francia y en la Unión Europea la que debe conducirnos en este equilibrio.
Nuestra libertad tiene límites, se desarrolla dentro de las fronteras demuerte, de la naturaleza y de los derechos de los demás hombres; la prédica de la libertad sin fronteras es el camino de la pérdida de la libertad posible. Esta libertad une y articula al hombre, a la sociedad y a la naturaleza. El logro de esta libertad exige que el hombre no sea objeto sino sujeto de la política, protagonista y más, que no sea objeto sino protagonista de la historia. Estos puntos de partida son esenciales para la identidad teórica de la izquierda.
Es necesario controlar la sociedad industrial con cooperación solidaria, el unilateral progreso técnico y económico no fue suficientemente progresista por no haber prestado atención a las consecuencias humanas y ecológicas.
El socialismo debe poner el desarrollo técnico y económico al servicio armónico del hombre, la sociedad y la naturaleza.
No estamos en contra del progreso, pero con responsabilidad, por ejemplo la radioactividad del plutonio se mantiene 500.000 años, el hombre vive 70 u 80; debemos controlar la sociedad industrial. Hoy es necesario someter la racionalidad de la técnica a la racionalidad de la sociedad.
El fundamentalísimo del lucro y del crecimiento determina la instrumentación de la razón, que se traduce en una específica idiotez especializada. Si el hombre se somete a la razón instrumental perderá el dominio de la técnica y de su propia historia, perderá su libertad y estará determinado por su propio producto.
La gran tecnología precisa una determinada forma de organización social, una infraestructura material y social, una serie de instituciones y comportamientos aprendidos por parte de la gente. La gran tecnología determina el ritmo del trabajo, la organización social, el modo de vida y la forma de nuestras cosas, llega a producir más daños sociales que beneficios. La vida diaria está determinada por la técnica.
La técnica genética resulta absolutamente impredecible al igual que el manejo y futuro de los materiales altamente radioactivos. Pero ¿quién asume la responsabilidad por todo esto? Los técnicos expertos han dejado de conducir la técnica para transformarse en productos de ella; en consecuencia, su capacidad de discernimiento ha desaparecido.
A pesar de todo, no debemos dejar de ver las perspectivas técnicas, racionales del futuro. No debemos reemplazar la teoría del derrumbe económico del sistema por el apocalipsis ecológico. Debemos, desde la realidad, plantear las reformas que compatibilicen el progreso con los hombres y la naturaleza; sin renunciar a lo que fuimos históricamente: el partido del progreso.
En definitiva, debemos asumir nuestra responsabilidad, repensar los fundamentos y difundirlos, de que “si usted no cambia, nada cambia".
Debemos recordar a Lu Shin, que nos dijo: "Mientras viva, estudiaré”. Y, saber que la comprensión que surge de la relación dialéctica entre nosotros y la realidad comienza con el nacimiento y concluye con la muerte. Pero con Hannah Arendt también debemos estar convencidos de que sin acción ni palabras el hombre deja de ser humano, porque se enajena de los demás seres humanos.
Y, por último, también comprender las diferencias entre la vida contemplativa y la vida activa, jerarquizando la vida activa, el accionar, que modifica la realidad.
El accionar con objetivo político es militar.
Nosotros vivimos activamente, militamos por cambios posibles, para construir una nación independiente y solidaria, como lo plantea el Socialismo Popular: Muchas gracias.