Los días 6 y 7 de agosto de 1988 se llevó a cabo en la Capital Federal el 3er. Seminario de Mujeres Socialistas sobre “Rol de la mujer en los barrios y en el interior”.
Alrededor de cien mujeres provenientes de todas las provincias de nuestro país deliberaron durante dos días acerca de la participación de la mujer en las diversas organizaciones de los barrios de las grandes ciudades, en el interior, en los ámbitos rurales, como así también el rol de las mujeres socialistas en los centros socialistas.
El seminario fue organizado por la Unidad Socialista que integran el Partido Socialista del Chaco, Partido Socialista Democrático y Partido Socialista Popular y contó con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert.
Estos dos días de trabajo, de intercambio de experiencias y de ideas para las actividades futuras, desarrollados en un marco de verdadera fraternidad socialista, constituyen un aporte trascendente a la concreción de los objetivos y las políticas planteadas por las mujeres socialistas para posibilitar que juguemos un rol cada vez más protagónico en la generación de un nuevo tiempo: el tiempo de la construcción de un nuevo país.
Las conclusiones que aquí publicamos constituirán un material para seguir profundizando y enriqueciendo a través de nuestra práctica diaria.
Damos nuestro agradecimiento a la Comisión Directiva del Sindicato de Foetra que al cedernos gratuitamente sus instalaciones también posibilitó la concreción de estas jornadas.
PARTIDO SOCIALISTA DEL CHACO
PARTIDO SOCIA LISTA DEMOCRATICO
PARTIDO SOCIALISTA POPULAR
ELENA LESTANI
Partido Socialista del Chaco
Para mí es muy grato participar nuevamente en este Seminario sobre la problemática de la mujer, organizado por las compañeras que integramos la Unidad Socialista; y lo que en un principio nos parecía imposible o muy difícil de concretar, lentamente a través del tiempo vamos logrando avances. Nosotros también allá en el Chaco, hace varios años, con muchas dudas, con muchos interrogantes nos pusimos a trabajar para ese Primer Encuentro de “Mujer y Socialismo”. Y si hablamos de marginación, ustedes podrán imaginar cuál es la realidad de las mujeres Chaqueñas, en una provincia realmente marginada en el contexto del país. Entonces para nosotras significó un avance la realización de este Encuentro, no solamente en la Unidad Socialista, en el partido, sino que también significó un avance en la Unidad de las mujeres socialistas.
Este trabajo iniciado hace algunos años significó una verdadera herramienta de trabajo en todos los lugares de trabajo; no es casual que yo esté en la secretaría de la mujer de mi gremio; tampoco es casual que esté en el límite organizador del Consejo Provincial de la Mujer del Chaco y digo que no es casual porque todos estos encuentros que hemos realizado constituyen la herramienta fiel para nuestro accionar como socialistas en todos los sectores. Por eso yo acá no solamente vengo a contar lo que hacemos, sino más que nada a agradecer, porque toda la labor, todo el esclarecimiento que vamos logrando, todo lo que hemos avanzado como mujeres y como partido, como Socialismo, como Unidad, como participación, lo hemos logrado gracias a estos encuentros; así que yo quiero, un abrazo y un fuerte aplauso para todas las compañeras socialistas que han aportado para que todo esto sea posible.
SONIA VELAZQUEZ
Partido Socialista Popular
Compañeras, al darles la bienvenida a este Seminario Nacional en nombre del Partido Socialista Popular, siento que lo estoy haciendo no sólo en nombre de todas las que estamos aquí presente, sino también por las que a diario comparten nuestra lucha y nos acompañan en ella. Voy a pedir disculpas porque me voy a referir a una reflexión que hice yo de lo que estamos pasando en este momento a través de este Seminario. Siento que hoy aquí estoy poniendo un granito de arena no sólo mío, sino de todas aquellas mujeres de donde yo vengo y al hacerlo, veo y siento el valor exacto de nuestro diario trajinar, y muy profundamente siento que no nos equivocamos aquellas mujeres que pusimos nuestra confianza en el Socialismo, que no nos equivocamos en tener como herramientas de trabajo la unidad y la participación, porque son las bases que nos dan hoy la posibilidad acá, de crecer como mujeres, desde las villas, de donde yo provengo, desde los barrios, desde el interior; también sé que va a pasar un tiempo un poco todavía largo en que seguiremos siendo las manos anónimas, en los puestos de importancia, en el trabajo y en la vida diaria, pero esto puede y debe cambiar, aquí está nuestra tarea como mujeres socialistas: cambiar nuestra sociedad para mejorar nuestras vidas y. al mismo tiempo, defender nuestros derechos para cambiar la vida de todos. Compañeras, asumamos este compromiso y al volver a nuestros hogares, llevemos la experiencia adquirida, el conocimiento, el intercambio compartido, la fuerza y la decisión firme de mantenernos unidas ya que así de esta manera fortaleceremos la democracia, esta democracia que significará en un futuro no muy lejano, una puerta abierta hacia el Socialismo. Como dice en algún lugar que leí: “que nadie decida por nosotras, que nada se decida sin nosotras, participemos para decidir”. Gracias.
BEATRIZ ARZA
Partido Socialista Democrático
- Bueno, mi saludo va a ser breve porque todo lo que pensaba decir ya lo dijeron nuestras compañeras: realmente estamos muy contentas de tener un tercer encuentro, nosotras fuimos las iniciadoras de todos estos encuentros a nivel Mujer y a nivel incluso partidario, el primer encuentro que se hizo por la Unidad fue de mujeres y después ambos partidos han tomado el ejemplo.
Nosotras seguimos afianzándonos en la Unidad pero fundamentalmente nos seguimos afianzando en la democracia, que es por lo que tenemos que luchar porque sabemos que el Socialismo solamente va a crecer en democracia.
Realmente las compañeras, como dijeron mis antecesoras, en este encuentro se han encontrado, y ha servido para que confrontemos las ideas, para que participemos más, para prepararnos y meternos en la realidad que tenemos como país; de esa manera nos fuimos encontrando en otros seminarios y encuentros extrapartidarios, y cada vez nos sentimos que tenemos más coincidencias entre las socialistas, y esto es fundamental, todo esto sirve para seguir trabajando en las coincidencias, y además sirve para conocemos más; y que a la problemática femenina que tenemos, le demos soluciones socialistas, netamente socialistas, para poder entonces si llegar a una mejor participación y lograr el cambio que nosotras pretendemos de ésta sociedad. Más, no me queda por decirles, siempre me ven que estoy trabajando con ustedes y que cada vez estoy sumando más compañeras de mi partido, a nuestras actividades, me pone contenta porque mi partido tiene todos los distritos representados en este Seminario y eso realmente es un logro, porque estamos trabajando en cada uno de ellos y haciendo participar más a las mujeres, estamos formando los grupos, y grupos para que se conecten también con otras compañeras para que se conforme la Unidad Socialista. Todas tenemos un objetivo que es el Partido Socialista Único, no sé si lo lograremos a corto plazo, pero sí estamos formando el camino, haciendo ese camino para que se pueda llegar; además, por supuesto, no podemos dejar de lado que hoy es el día de la Paz, las compañeras de Mendoza han mandado un saludo a este Seminario, que se los voy a leer: “Mujeres por la Paz, el Desarrollo y la Igualdad, filial Mendoza, envía su fraternal saludo a las compañeras socialistas que inician hoy estas jornadas por las reivindicaciones de nuestros derechos, deseándoles grandes éxitos en la concreción de ellos, en este nuevo aniversario de la tragedia atómica ocurrida hace 43 años, las mujeres como ninguno están dispuestas a trabajar por la siguiente línea de pensamiento: “quedan sólo 13 años para que comience el siglo XXI durante su desarrollo, la humanidad creó inmensos valores materiales y espirituales, conquistó numerosas fuerzas de la naturaleza y penetró en los secretos del Universo, sin embargo, todas estas conquistas de la razón y el talento humano, están amenazadas con la total destrucción, un peligro más grave hoy que antes, pues todas las contradicciones del complicado mundo moderno se ven eclipsadas por la grave contradicción entre la paz y la guerra. Nos llenan de esperanza las conversaciones de acuerdos por la paz, pero la tragedia de Hiroshima y Nagasaki fue una demostración del infernal poder de las armas nucleares; y más aún desde ese tiempo, hace 43 años éstas se han transformado en más y más mortales, crece el peligro de destrucción de toda forma de vida en la Tierra, por esto, es una exigencia de esta época actual inmediata, activa y resueltamente para levantar la barrera insalvable a las fuerzas de la guerra, antes de que sea demasiado tarde; para que no se repita otro Hiroshima y Nagasaki, trabajemos por la paz, el desarrollo y la igualdad, hacia el 2000 sin armas nucleares”.
ERNESTO JAIMOVICH
Compañeras, compañeros:
Quiero dar a todos ustedes nuestra más cordial bienvenida en nombre de la Mesa Ejecutiva del Comité Nacional del Partido Socialista Popular. Nosotros creemos que la actividad que a ustedes les cabe desarrollar durante el día de hoy y mañana, es muy importante para la marcha del socialismo en nuestro país.
En éstos días ustedes van a discutir los objetivos, los contenidos, las formas concretas y las metodologías del desarrollo de la participación de la mujer en los barrios de las grandes ciudades, en el interior, en los ámbitos rurales y también su participación y el rol de la mujer socialista en los Centros Socialistas. Nosotros creemos que ambos aspectos hacen a la esencia misma del socialismo, porque el socialismo es participación y en la medida en que logremos promover, ampliar la participación de los integrantes de nuestro pueblo y entre ellos la mujer en la vida política y social en las diversas organizaciones de nuestra realidad nacional; en la medida en que logremos promover una mayor participación y protagonismo en las organizaciones partidarias, nosotros estamos haciendo socialismo. Creemos que esto es así, porque no sólo estamos posibilitando el ejercicio de un derecho sino que estamos echando las bases más sólidas, más perdurables para cambiar al país. La esencia de nuestra revolución consiste en transformar una sociedad no participativa, que es una sociedad dependiente, individualista, con grandes componentes de corrupción, en una sociedad participativa que es una sociedad libre, no dependiente, solidaria, con una nueva moral.
Entonces, toda esta temática que ustedes van a valorar estos días va a ser la temática de la ampliación del socialismo en nuestra realidad. Pero junto a ello existe otro objetivo importante: la Unidad Socialista porque todo esto es imposible llevarlo adelante sin su concreción. Y este diálogo, este intercambio de ideas y experiencias, esta búsqueda de coincidencias que da continuidad a los seminarios de “Mujer y Socialismo” y “Mujer y Trabajo”, así como también el resto de los seminarios de la Unidad Socialista realizados en los últimos cinco años, es el camino concreto, es el camino posible para consolidar nuestra unidad que debe plasmarse para hacerla viable, en la formación de un único partido sustentado sobre la base de la participación democrática de sus afiliados.
Nosotros no despreciamos la teoría ni secundarizamos la promoción de los principios socialistas pero creemos que la teoría que no nutre sus raíces en la tierra fecunda de la realidad, del tiempo y el espacio específico que le cabe interpretar, termina siempre siendo errónea y no incide o incide negativamente en los procesos sociales. De la misma manera, los principios socialistas de libertad, solidaridad, igualdad, participación y justicia social no modifican por sí la realidad sino que lo que la transforma es la práctica de la libertad, de la solidaridad, de la igualdad, de la participación y de la justicia social que debemos permanentemente promover. Por ello hemos creído y seguimos creyendo que ésta es la mejor forma de avanzar, porque no hay otra forma de elaborar una teoría correcta de la inserción del socialismo en nuestra Patria, si no es con la participación democrática de nuestros afiliados, de nuestros militantes vinculando los principios generales con la experiencia de la práctica en cada una de las realidades en que nos cabe actuar. Entonces, la posibilidad de la unidad, no dependerá de los debates ideológicos, de las piezas sino que dependerá del desarrollo del diálogo, la convivencia, la integración humana, el estudio de nuestra doctrina y la valoración común, colectiva de las diferentes experiencias que nos cabe desarrollar en nuestra realidad y esto ha sido demostrado en los hechos, en los años en que hemos avanzado en el proceso de la unidad.
Por ello, estos seminarios, que no han sido seminarios abstractos de la ideología del socialismo, sino seminarios concretos acerca de cómo el socialismo se plasma y se proyecta en cada uno de los campos de la realidad nacional, es lo que nos ha ayudado a unirnos, es lo que nos ha ayudado a comprendernos, a interpretarnos, a dejar de lado los fantasmas que aún limitan y traban el desarrollo de nuestra unidad.
El desarrollo del socialismo y la concreción de la unidad del socialismo es la responsabilidad histórica que tenemos que plasmar. Y esta responsabilidad se magnifica hoy en nuestra tierra, porque el socialismo es la única esperanza, la única realidad que puede posibilitar la consolidación del sistema democrático y el desarrollo de un cambio en democracia que apunte a la concreción de la justicia social, la libertad y la independencia nacional.
Pero estamos todavía avanzando a un ritmo muy lento y hoy tenemos que preguntarnos: ¿es posible que con la riqueza humana, militante, conceptual, que tenemos dentro del socialismo, con nuestro desarrollo -que no es poco- que sea la derecha la única propuesta frente a los grandes partidos? Que la perspectiva para nuestro país sea que todo quede como está o volver hacia atrás con los conservadores? Es posible que todavía no podamos tener una presencia dentro de la realidad nacional como Unidad, como concreción de una alternativa real de cambio, frente a la manifiesta imposibilidad de que el radicalismo y el justicialismo puedan llevar adelante la superación de la crisis más grave y profunda de nuestra historia desde la organización nacional? Es que acaso en nuestra sociedad existen limitaciones objetivas y subjetivas de tal magnitud que impiden el desarrollo y la expansión del socialismo? Nosotros creemos que no. Creemos que gran parte de esta limitación está en nuestras falencias y fundamentalmente está en el hecho de que la demora en concretar nuestra unidad hace que proyectemos dentro de la sociedad un conflicto más que una respuesta. De allí que la apreciación de nuestro Partido es que hay que avanzar con otro ritmo, que hay que avanzar con otra velocidad, y para este objetivo, nosotros depositamos toda nuestra confianza en ustedes.
La historia de la participación de la Mujer ha dignificado nuestro Partido desde la culminación del pasado siglo y ha dignificado la imagen del socialismo en nuestra Patria. Por ello es que creemos que ustedes son capaces de hacerlo, son capaces de impulsar la concreción de la Unidad Socialista y para esto, es necesario que en este seminario se avance en la discusión de todos los temas concretos, como lo ha hecho la juventud de nuestros partidos hace una semana en Mar del Plata, para proyectar una mayor presencia, una mayor existencia del socialismo y consecuentemente con esto, una mayor participación de la mujer de nuestro pueblo, de los barrios, de los ámbitos rurales, del interior del país en la lucha por hacer de nuestra Nación un país democrático, solidario e independiente, un país con futuro cierto en donde nuestros hijos puedan y quieran quedarse para realizar sus vidas con dignidad.
RAUL DELLEPIANE
Partido Socialista Democrático
Compañeras Socialistas, compañeros, comienzo agradeciendo la deferencia que significa esta invitación de ustedes a la inauguración del 3er Seminario de las Mujeres Socialistas de la República Argentina; les traigo también el salado del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Socialista Democrático, que augura el mejor de los éxitos las deliberaciones que hoy inician coincidentemente con este Seminario. Estas jornadas, precisamente se cumplen simultáneamente con los 118 años de la aparición de un libro que transformó la sociedad política del mundo en el siglo pasado, transformó no sólo la sociedad política, sino la sociedad familiar, la sociedad productiva y la sociedad laboral; hace precisamente 118 años, aparecía en Alemania el libro escrito por ese tornero visionario y revolucionario que se llamó Augusto Bebel, cuyo nombre originario era “La Mujer y el Socialismo”. Ese libro fue entonces lo que hoy denominaríamos un “Best Seller”, con la diferencia que un Best Seller hoy, es un libro del cual se publican 100.000 ejemplares, pero del libro de Bebel “La Mujer y el Socialismo”, se publicaron hacia 1910 más de 700.000 ejemplares que se distribuyeron por todo el mundo y se tradujeron a todos los idiomas. ¿Qué decía ese tornero visionario y revolucionario de las ideas en su libro “La Mujer y el Socialismo”? el que por estar proscripta la Social Democracia y el Socialismo en Alemania, se distribuía bajo el nombre de “Julia” que era su mujer, o con la denominación de las estadísticas de Engels que nadie entendía ni nadie sabía de qué se trataban, porque era la manera que el libro clandestino pudiera profundizar y calar en la sociedad de entonces. Y ese libro, como decía, en 1910 (el libro apareció en 1870) tenía más de 700.000 ejemplares distribuidos en el mundo. ¿Qué hizo Bebel? Puso en descubierto la hipocresía de una sociedad burguesa, se manifestó contra los prejuicios que no sólo existían en la burguesía de entonces, sino respecto de los prejuicios que también se habían enraizado en el Movimiento Obrero de Europa y sobre todo de los E.E.U.U., y entonces descarnó los prejuicios que relegaban a la Mujer a un segundo plano y reclamó la igualdad de derechos que hoy ninguna sociedad civilizada se atreve a desconocer, aun cuando cabe recordar que existen muchas partes del mundo en que todavía se debate el rol que le corresponde a la Mujer en la sociedad.
Yo traigo este recuerdo como una especie de homenaje a aquel obrero alemán que encarcelado por sus ideas, escribió ese libro que significó un hito en la historia de la elevación moral y cultural de las mujeres; y este homenaje lo extiendo a todas las mujeres y los hombres que han hecho posible en las sociedades civilizadas, que comprendan aquellos errores y la participación necesaria de la Mujer. Bebel murió en 1913 sin que pudiera ver el advenimiento de la Mujer a los cargos políticos electivos y representativos, pero su obra hoy todavía es de actualidad para muchas partes y regiones del mundo que no han asimilado esa elevación cultural, moral y social que Bebel propiciaba en 1870.
Yo comprendo que estas cosas las hemos superado en la Argentina. Estas terceras Jornadas de las Mujeres Socialistas, demuestra el grado de participación que la Mujer quiere y debe tener dentro de la sociedad Argentina; estas terceras Jornadas han de servir sin duda como sirvieron las dos primeras realizadas por ustedes, principalmente a la integración de la Unidad Socialista, porque como bien lo dijera Ernesto Jaimovich, por encima y más allá de la conciliación doctrinaria y programática que deben ser el sustento de un partido Socialista, la Unidad se logrará a través del conocimiento recíproco, de la cordialidad y la camaradería y del respeto que todas ustedes se deben entre sí, en lo que han demostrado total correspondencia en las jornadas anteriores. Y yo no dudo que en este Seminario que hoy se inicia, ustedes tendrán el mismo éxito obtenido entonces; han hecho ustedes por la Unidad mucho más de lo que ustedes se imaginan. ¿Qué sería de nosotros los hombres si las Mujeres Socialistas no se pusieran de acuerdo?
Por ello, participando de la necesidad de ungir los caminos para la consolidación de la Unidad Socialista, sin desconocer que éste era un hecho que aparecía como imposible en 1984, porque en el año 1984 no había quien creyera en la posibilidad concreta, real y efectiva de concretar la Unidad Socialista, y hoy ya no lo dudan por supuesto los socialistas, pero lo están viendo con temor las otras fuerzas políticas, porque saben que la Unidad Socialista será el instrumento de la revolución y de la alternativa que Ernesto Jaimovich señalaba.
Nos falta recorrer algunos caminos, pero precisamente, son este tipo de Jornadas, donde se realiza y se revalora el pensamiento Socialista, donde se debe hacer una revaloración o una reactualización de las hipótesis del trabajo Socialista que ustedes concibieron hace 3 años, porque la realidad del mundo y del país es de tal naturaleza cambiante que los Socialistas tenemos el deber diario de analizarlas, de confrontarlas con la realidad existente para no equivocarnos en el camino, y para no quedarnos con ideas que se cristalizan en un dogma que en definitiva significa la esclavitud del pensamiento de las Mujeres y de Los Hombres.
Pero la doctrina que queremos conciliar sería estéril, sería un trabajo de diletantes, si ustedes no comprendieran, como lo comprenden a través de este temario, de la necesidad de su inserción práctica.
¿Qué sería de esa doctrina, ese bagaje rico de ideas si ustedes no encontraran el camino, la metodología, la forma de su aplicación inmediata; o tendríamos que esperar acaso a tener representantes diputados, concejales, etc. etc., para poder insertamos en la sociedad y hacer conocer nuestras ideas?. Por eso la idea de la participación, que es el eje de este Seminario, tiene una importancia vital y se encarna con el pensamiento de Juan Bautista Justo, cuando señalaba que la realización del Socialismo sólo era posible en su concepción democrática, con una elevación simultánea del nivel cultural de los trabajadores, ¿cómo se eleva el nivel cultural de los trabajadores?, se eleva a través de la participación; es la forma que el trabajador tiene acceso al conocimiento de las cosas fundamentales que hacen a su destino, es la forma que el trabajador sea el arquetipo de su propio destino. Por eso han fracasado los experimentos socialistas en muchas partes del mundo, porque se prescindió precisamente de este factor de participación y de elevación cultural del pueblo trabajador, creyendo que algunas élites podían realizar el Socialismo sin que el pueblo participara de su realización.
Pero la acción, no es sólo un ejercicio, no puede serlo sin el sustento de doctrina, le falta el sustento ético, la acción; ninguna acción se justifica, ni se podrá justificar jamás, sin el sustento ético de las ideas, de la doctrina y del programa.
Yo he oído decir por ahí, y los grandes diarios argentinos lo dicen, que presenciamos el fin o el ocaso de las ideologías; como diciendo, todas aquellas ricas ideologías que nacen en el siglo pasado se han agotado, y entonces tenemos que actuar con un pragmatismo de tal naturaleza como para hacer una transformación sin el bagaje de aquellas ideas y de aquella doctrina, y no advierten estos afirmadores del fin o del ocaso de las ideologías, que precisamente le están sacando todo sustento moral y ético a sus ideas. Tal vez estemos sí, siendo testigos del ocaso de las doctrinas que se empobrecieron en el dogma, que se cristalizaron en el dogma, pero el Socialismo que se practica todos los días, que revalida las hipótesis de trabajo todos los días, esa concepción Socialista no se cristaliza y por eso hoy es la alternativa válida y necesaria para transformar a la sociedad argentina, inmersa en una profunda crisis. Y yo me alegro que las Mujeres aquí presentes no hayan bajado los brazos, cuando existe una total frustración en muchísimos hogares, en muchísimos hombres y mujeres del país, frente a la gravedad de las cosas, al empobrecimiento de los trabajadores, a la transferencia de recursos a los sectores más oligárquicos del país; yo me alegro que las Mujeres Socialistas no hayan bajado los brazos y están dispuestas a trabajar aún con los medios pobres a su alcance, para transformar a este país, para transformar a esta sociedad. Nada más.
PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN LAS ORGANIZACIONES INTERMEDIAS
En la comunidad primitiva, el trabajo y las demás actividades sociales se realizaban en común, y tanto la propiedad como las relaciones de parentesco reforzaban estos lazos colectivos.
Diversos estudios sobre las sociedades matriarcales han demostrado que la mujer desempeñaba un papel fundamental en las comunidades primitivas. Era libre, realizaba importantes trabajos para la comunidad y no estaba subordinada a la actividad del hombre; la filiación de los hijos se establecía por vía materna.
Fue sólo con el surgimiento de la familia patriarcal que la vida social quedó dividida en dos esferas nítidamente diferenciadas: la esfera pública y la esfera doméstica.
La mujer fue relegada a esta última por la división del trabajo entre sexos al tiempo que se desarrollaba a través de milenios una poderosísima ideología que aún determina la imagen de la mujer y su papel en la vida social.
Es así como vemos las actividades realizadas por la mujer de manera privada en el seno de la familia:
a) Reproducción estrictamente biológica.
b) Educación y cuidado de los hijos (reproducción cultural).
c) Reproducción de la fuerza de trabajo consumida diariamente.
La revolución industrial requirió la incorporación masiva de la mujer a la producción fabril; nace así una nueva fuerza en la historia que tuvo un peso enorme en el desarrollo de la sociedad.
Es esta época la que registra a una mujer entre los primeros pioneros que esforzadamente organizan en 1844, la primera institución cooperativa como reacción a la situación crítica reinante.
No es por casualidad que las mujeres son llevadas a incorporarse a la industria textil, alimenticia, y a los servicios como maestra, secretarias, etc. Estas actividades no son más que la proyección en la esfera pública de las tareas que cumple la mujer en el seno de la familia.
Si bien la mujer realiza un avance grande con su incorporación al trabajo visible, lo hace a cambio de un gran sacrificio.
Trabaja 8 horas en una fábrica, recibiendo por esto un salario y al retornar a su hogar le espera una segunda jornada de trabajo no asalariado y aún descalificado.
Las mujeres tienen, en casi todo el mundo, el monopolio del trabajo doméstico del hogar. Dar a luz, educar y criar a los hijos, es el primer aspecto de esta función.
El trabajo doméstico, cuando es única actividad desarrollada por la mujer, implica para ella la tendencia al aislamiento y a la rutinización.
Estar en la casa no es lo que deshumaniza o impide la relación de la persona, sino hacer de la vida en el hogar la totalidad, o casi totalidad de la existencia, a partir de la creencia de que “eso” es lo específicamente femenino.
En los países latinoamericanos, actualmente, se ve la formación de una gran fuerza potencial femenina de carácter democrático y con una relevante capacidad movilizadora. La mujer está dispuesta a optar por cualquier alternativa que garantice mínimamente el futuro de sus hijos.
Es en esta lucha que la mujer comprende la inutilidad de las soluciones individuales. Ej.:
- Las demandas de los movimientos sociales de las mujeres son todavía modestas. Recordemos que “participación” es el eslabón más débil de la cadena de la igualdad en contraste con la “toma de decisiones”. Pedir, participar y no decidir, es ya una forma modesta de hacer política. Hace no mucho tiempo, no existía una conciencia acerca de la participación social de las mujeres pese al trabajo pionero que muchas mujeres realizaron. Hoy, lentamente, modestamente comienza a perfilarse; esto en sí es ya un gran avance.
En las comunidades organizadas, las mujeres, han demostrado tener una gran capacidad de decisión e influencia, sin el manejo del poder real de ese momento.
Esto nos señala, que la ardua tarea de concientización y participación, no debe aminorarse, sino, incentivarse, en este momento histórico, tan grave que atraviesa el país.
Las mujeres socialistas reunidas hoy aquí, habiendo relatado sus experiencias a nivel barrial, cooperadoras, cooperativas, entidades intermedias, sindicatos, asociaciones vecinales, demuestran que el crecimiento del socialismo hoy en la Argentina es posible también a través de estas instituciones, con la participación activa de hombres y mujeres que sustentan estos ideales.
Se narran experiencias de grupos de ayuda mutua en construcción de barrios, en formación educacional en distintas áreas; en prevención de la salud, movimientos ecológicos, etc., desarrollados desde niveles primarios. El desarrollo y formación de cooperativas escolares, con la participación de padres contra el manejo autoritario ejercido por la dirección escolar. Entidades intermedias dedicadas al estudio de la tercera edad, que persiguen la creación de consejos nacionales, provinciales, municipales y zonales de la tercera edad, constituidos por miembros de ella y de la sociedad en conjunto), que se ocupa fundamentalmente de la supervisión, administración, orientación, asesoramiento de todos los ítems, referentes a esta problemática.
El apoyo, el esfuerzo, en muchos casos individual de las compañeras que trabajan en todas estas áreas, debe ser orgánicamente encarado y orientado dentro de los canales partidarios, para que semejante tarea no se malogre, siendo este el trabajo de y en las bases el único que le está asegurando al socialismo, su sólido crecimiento.
En la actualidad, la mujer ha decidido incorporarse lentamente a las organizaciones intermedias, sindicatos, cooperadoras escolares, cooperativas, asociaciones vecinales, etc.
Todas estas entidades intermedias deben participar, para tener un Estado realmente representativo, un Estado global, abarcativo, de todas las partes vivas. Puede debatirse sobre cuál debería ser el nivel de inserción, que capacidad de decisión se les habría de otorgar, pero lo que no puede discutirse es la necesidad de insertarlas en el funcionamiento de la organización social.
Si estas organizaciones existen es porque resuelven problemas concretos, los pueblos crean estas organizaciones cuando tienen necesidad de resolver sus problemas
Con respecto a las agrupaciones de vecinos que tienen a su cargo la infraestructura colectiva, con patrones centrados en la solidaridad, autoayuda o en la presión sobre los organismos del Estado se observa un importante incremento en la participación de la mujer y una consecuente incorporación a las comisiones directivas de las mismas.
Esto no es por casualidad, sino que ellas han demostrado lo mucho que pueden hacer ante la variedad de problemas que se presentan en los barrios y más aún si estos comprenden la periferia.
Quién mejor que ella para conocer la realidad que día a día recorre el barrio, cuando hace las compras o cuando lleva a sus hijos a la escuela, quién mejor que ella para encontrar la adecuada solución a esos problemas.
Es indudable que aún le resulta muy difícil a la compañera acercarse a participar en las organizaciones barriales por diferentes motivos.
La terrible crisis económica que vive nuestra patria, profundizada por la actual política económica, que privilegia la especulación y la usura por sobre la producción y el trabajo, y las imposiciones de FMI por sobre la satisfacción de las necesidades de nuestro pueblo, hace que la familia argentina se sumerja en la solución de su problema individual, descreída ya sea de falsas promesas o de confiar en sus propias fuerzas para salir adelante.
A esta crisis económica la mujer no es ajena, es la que más sufre, ya que es ella quien administra y distribuye el ingreso familiar, la que ve diariamente el encarecimiento de los artículos de primera necesidad, los bajos salarios, la imposibilidad de garantizar una buena educación a sus hijos y una adecuada atención médica; que ve la desocupación, la droga y la delincuencia a cada paso, en su propio barrio.
Vivimos hoy una terrible crisis de identidad, que es de carácter esencialmente cultural. El viejo modelo de país impuso valores de los países centrales, nos desarraigó de la tradición, de la historia latinoamericana y de nuestra propia tierra. Hoy, ante el agotamiento material del viejo modelo, emerge con toda crudeza nuestra crisis de identidad. Así, han quedado relegadas facetas enteras de la facultad creadora y mutilada la sociedad en su personalidad específica y en su configuración particular.
La identidad nacional es una exigencia prioritaria, pues es ella misma la que anima y sostiene la voluntad colectiva. Su defensa representa el primer paso hacia la capacidad de invención y participación en un mundo que tiende a suprimirlas.
Pero a pesar de esto, la mujer a través de un trabajo constante y coherente se va ganando el espacio necesario para ir modificando esa realidad, con tenacidad, con voluntad y con militancia junto a sus compañeros y tratando de mejorar el barrio.
Otro de los obstáculos que la mujer va sorteando es el de animarse a participar en sectores que en su gran mayoría están integrados por hombres, como por ejemplo integrar las distintas comisiones directivas de las organizaciones intermedias. Con su presencia demuestra al resto de las mujeres y a los propios hombres que el rol que la sociedad le ha asignado históricamente, cual es el de cuidar de sus hijos y de su hogar, únicamente; no es tal. Ella también está capacitada para cuidar de su barrio, su ciudad y su país.
En la práctica vamos comprobando que solamente a través de un trabajo de concientización se logra sumar a la participación y es importante resaltar que cuando estas compañeras van asumiendo las responsabilidades se esfuerzan día a día por superarse porque encuentran en la solidaridad del trabajo comunitario una nueva forma de vida que indiscutiblemente es la que formará al hombre nuevo.
Crear una democracia con estas bases sintetiza el desafío democrático argentino actual. Incorporar a nuestra estructura institucional los cambios que posibiliten su adecuación y ajuste a la realidad de nuestro tiempo, se ha convertido en una condición necesaria -aunque quizás, no suficiente— para la consolidación de la democracia. Crear las instituciones democráticas que articulen los grupos sociales con las instituciones políticas es el camino para abordar la necesaria reforma del Estado.
PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN LOS CENTROS SOCIALISTAS
Nuestro partido desde su fundación reconoció orgánicamente la participación de las mujeres en su seno; en una época donde eran consideradas legalmente iguales a los menores y a los incapaces, los socialistas dieron su pleno apoyo a una lucha que aún hoy continúa.
Pero también la lucha que las mujeres socialistas emprendieron en aquellos momentos fue destacada y trascendente. Trabajando en los diversos Centros del partido, Fenia Chertkoff, Sara Justo, Raquel Messina, Carolina Guglielmetti, Carolina Muzzilli, Rawson de Dellepiane, entre otras, desarrollaron una amplia actividad de difusión y agitación pública acerca de las reivindicaciones de la mujer, fundamentalmente de las mujeres trabajadoras y de los niños, como lo fuera toda la campaña en apoyo al proyecto presentado por Gabriela Coni acerca del “Trabajo de mujeres y menores”, plasmado en ley en 1.907 por nuestro primer diputado Alfredo Palacios, que inicia el camino de la justicia social en la Argentina.
Quien hoy para nosotros constituye un ejemplo de vida militante, Alicia Moreau de Justo, comenzó a principios de siglo, casi adolescente, con una clara comprensión de la realidad de su época, a realizar a través de los Centros una intensa campaña por los que eran los más desprotegidos, los más castigados, los más enfermos. Desde su juventud estuvo investida de una seriedad que la hizo merecedora del respeto de todos; en esos anocheceres donde daba libertad a su vocación militante en los centros de Barracas, Pompeya, en todos los suburbios de Buenos Aires, así como en su vejez, no cesó un momento de luchar por los derechos humanos y la justicia social.
Hoy el Socialismo comienza a ser una alternativa de cambio en nuestro país. Hemos comprendido la posibilidad de vivir la vida de otra forma, con objetivos trascendentes, en solidaridad, en la comprensión que la lucha por la existencia de nuestra patria es también la lucha por el futuro de nuestros hijos, por nosotras mismas, por una sociedad más justa.
Es titánico el trabajo que se realizó durante años para desarrollar el socialismo. Nos fuimos comprometiendo lentamente con las realidades de las fábricas, de las aulas, del surco y de los distintos barrios de nuestras ciudades y pueblos del interior. Allí han llegado cientos de militantes que con su labor diaria trabajaron junto a los vecinos colocando una bomba de agua, levantando un dispensario, arreglando una vereda, vacunando a los niños y haciendo conocer las ideas socialistas.
Hombro a hombro, han estado siempre las militantes socialistas ocupando un rol protagónico en la concreción de las pequeñas y grandes tareas que constituyen el basamento de solidaridad y participación para construir una nueva nación.
En los centros socialistas de los barrios periféricos, donde más se viven las contradicciones de la sociedad actual, donde más urgente resulta la necesidad de un cambio en las condiciones sociales y económicas, más difícil resulta la participación activa de las mujeres.
Y de esta realidad de escasa participación, tampoco escapan sectores menos castigados de nuestro país, fruto de la discontinuidad en la vida democrática y participativa a lo cual se suma una profunda crisis económica, moral y de credibilidad.
A través de las experiencias recogidas en diversos lugares del país, vemos que en general las mujeres del barrio se acercan al Centro Socialista cuando se realizan actividades para los niños (bailes de disfraces, fiestas para el Día del Niño, cine infantil); también cuando se organiza el “ropero”, donde encuentran respuesta al acuciante problema de la vestimenta para toda la familia.
Las mujeres se han sumado naturalmente a las actividades para recaudación de fondos (rifas, empanadas, locros, etc.). En otros casos han constituido comisiones de apoyo para acciones de salud para sus familias, como lo fue para colaborar con un dispensario o la “campaña del ladrillo” para construir una sala de ginecología; en todo aquello relacionado con la educación de sus hijos, como los cursos de ayuda escolar, o con actividades para la capacitación laboral (cursos de corte y confección, peluquería, huertas familiares); en campañas de difusión y recolección de firmas en apoyo a la ley de divorcio, reglamentación de la ley de Jardines Maternales Zonales, abono social de transporte, etc.
En cuanto a las militantes, hasta hoy la mujer socialista se ha limitado a “acompañar”; entiéndase por esto: mantener el cuidado del Centro, organizar la biblioteca, colaborar en la recaudación de fondos, asistir a actos, manejo de padrones y reparto de folletería y, eventualmente, completar alguna lista, siempre ubicadas en posiciones de relleno.
Propuestas
Es necesario llegar a un cada vez mayor número de mujeres de nuestros barrios tomando problemáticas específicas relacionadas con las condiciones de vida, la salud, la educación, la adolescencia, madre sola, tercera edad, violencia familiar, mujer sola, niñez abandonada, drogadicción, alcoholismo, ancianidad, discapacitados, entre otros.
En cada centro donde trabajamos es fundamental conocer la realidad que nos rodea; qué hacen, cómo viven, dónde participan las mujeres; qué organizaciones existen en el barrio y las posibilidades concretas de trabajar en ellas.
Tenemos que conocer cuáles son las expectativas, aspiraciones y necesidades de nuestras compañeras para avanzar a través del debate y la discusión en propuestas concretas que posibiliten la participación, en el Centro Socialista, de nuevas mujeres.
Es necesario que dialoguemos sobre la importancia del trabajo en todas las actividades orientadas a producir un cambio real y concreto en el propio barrio. Debemos resaltar la importancia de dejar de ser espectadoras para pasar a ser protagonistas y gestoras de una nueva sociedad. En esa participación ya estamos generando el cambio.
La mujer socialista debe movilizarse; funcionando como agente multiplicador de energías, alimentando con actitudes y decisiones el brazo mismo de esa lucha.
Tomando iniciativas.
Aportando ideas.
Denunciando a viva voz las enormes pequeñas injusticias que vemos en nuestra vida diaria.
Organizándonos.
Formando grupos de control en lo que hace a la educación, al sistema sanitario, al manejo municipal en nuestros barrios.
Llevando a nuestro entorno la idea socialista, practicando la honestidad, la justicia, la rectitud.
Modificando el “no te metas”.
Fomentando la unión de voluntades en contra del soborno y la corrupción.
Aceptando firmemente nuestro compromiso de militantes con el futuro.
Abocándonos a la lucha por medio del trabajo y la participación.
La experiencia nos señala que no hay grandes expectativas en la mayoría de los argentinos hacia la militancia política y menos aún en las mujeres. Pero hoy el socialismo tiene la posibilidad de ocupar un espacio importante en nuestra realidad. Nuestro mensaje es escuchado y respetado por muchos argentinos a lo largo y ancho del país.
Debemos destacar la trascendencia de la presencia de la mujer en la lucha política, ya que representamos el 52% del electorado; por ello es muy importante impulsar la integración de las compañeras a nuestros Centros, asistiendo y discutiendo en las asambleas; representando al mismo en los Congresos del Partido; formando parte de las Comisiones Administrativas; para ello, es necesario que las actividades contemplen las posibilidades de las compañeras (horarios, guarderías, etc.).
Partamos de la base de que nada le está vedado a la militante en el Centro, desde abrir el local hasta ser su Secretaria; sólo existe la voluntad y el deseo para alcanzar la participación plena. Por eso es necesario acabar con el temor a “ocupar” lugares; probable es que nos equivoquemos en los comienzos, pero nadie nace con experiencias previas y está también en nosotros la habilidad de aprender de los errores propios y ajenos y de transformar así lo negativo en positivo.
Otras propuestas son:
Estimular la participación y educación política de las compañeras a fin de lograr su militancia activa y presencia en actos públicos;
Realizar campañas de esclarecimientos dirigidas a ganar el voto de las mujeres, mediante volantes concisos donde se explique qué es la derecha, la ultraizquierda, y cuál nuestra propuesta para la mujer.
Realizar campañas nacionales coordinadas, de modo que no falte la comunicación entre las provincias Proponemos como parte de este plan la difusión, en todas las Federaciones, de las conclusiones del Seminario.
Conclusión
Todo está para que lo hagamos sin desmayar y sin cejar, ocupando nuestros lugares, enorgulleciéndonos de nuestros logros, haciéndolos valiosos ante nuestros ojos que así también se harán valiosos a los ojos de los demás.
El desafío queda a la luz. Lo aceptamos o nos replegamos.
Si logramos que cada compañera ocupe un espacio y se convierta en una portadora del mensaje socialista, estaremos haciendo un gran aporte a la alternativa de cambio para nuestro país.
El Socialismo se propone reformular el país. Es necesario ayudar a generar el cambio real, hay que trabajar por una nueva sociedad, con otros valores, solidaria, participativa, con justicia social, sin drogadicción ni corrupción.
Las mujeres socialistas debemos convocar a trabajar para crear un tiempo nuevo: el tiempo de la construcción del nuevo país contra el desarrollo de las armas nucleares, contra la soberbia de los imperialismos y por la justicia social; por lo tanto proponemos que estas Jornadas se coloquen bajo la advocación de la “lucha por la paz”.
LA MUJER RURAL
Para estudiar o analizar a la mujer rural es necesario no perder de vista el mapa geográfico, económico y social de nuestro país.
El último Censo Nacional Agropecuario, realizado en 1969 define como “rurales” a los habitantes de poblados de hasta 2.000 personas y a los que viven diseminados a campo abierto, a no menos de 20 o 30 km del centrourbano más próximo.
La forma de vida, las posibilidades de desarrollo, la subsistencia, están ligados a los regímenes de propiedad y trabajo de la tierra.
El censo proporciona los siguientes datos:
El área total es de 280 millones de hectáreas cultivables, 208 millones de ha. que presenta aproximadamente el 75%.
El área cultivada es de 36 millones de ha. (17,3%).
Hay 522.800 explotaciones. El 6,2% de ellas concentra el 74,7% del área explotada mientras que solo el 4,8% de esta área lo conforman el 67%de las explotaciones.
Esto señala, por una parte, la subutilización del recurso; por otra, que coexisten latifundios con minifundios que no llegan a constituir unidades económicas.
Esta situación genera formas de trabajo y producción irracionales, basadas en el arrendamiento y el conchabo, con el resultado de la miseria y la marginación.
También hay que agregar el deterioro social global de los últimos quince años y el causado por los desastres naturales (sequías e inundaciones) que no hizo más que profundizar los problemas ya existentes.
La vida de la mujer rural, que se desenvuelve en este ámbito exacerbado por el aislamiento, la soledad, la falta de servicios puede caracterizarse -a grandes rasgos, pues cada región tiene sus particularidades- de la siguientes manera: es considerada administradora del hogar y auxiliar del hombre en las tareas agrícolas, aunque en realidad todo el trabajo recae sobre ellas, pues debido al escaso rendimiento en general los hombres se emplean en fábricas cercanas; en otros casos están fuera del hogar siguiendo las tareas estacionales. Si son arrendatarios o cuidadores, al trabajo en este campo la mujer debe sumar el de su propia huerta y corral. Cuando actúa como cabeza de familia, conoce los precios y los discute con el contratista.
Produce alimento y ropa para la familia y eventualmente para su colocación en mercados regionales, puestos callejeros o zonas de concentración turística.
La tarea de hilar y de acarrear agua ocupan parte importante del día.
Las niñas asumen tempranamente obligaciones domésticas (ayudar a la madre, ocuparse de la crianza de sus hermanitos). Si hay acceso a alguna forma de instrucción, son elegidos varones mayores para recibirla.
Los datos de la OIT que señalan la escasa participación femenina en el trabajo rural se debe a que, dado el régimen existente el contratado es el hombre para un trabajo que es realizado por él y su mujer, y la mayoría de las veces por toda la familia. Esto influye enormemente en la salud de la madre y los hijos, pues generalmente les tocan las tareas de desmalezamiento, limpieza, recolección de desechos, etc., lo que los pone en riesgo de ser picado o mordido por animales e insectos, exponiéndolos también en mayor grado a las lastimaduras.
La mujer rural pasa la mayor parte de su vida adulta embarazada y/o amamantando.
Frecuentemente actúa como cabeza de familia, reproduciendo el matriarcado, ya que el hombre pasa muchos meses fuera del hogar siguiendo las tareas estacionales: también por viudez, abandono etc.
La carencia de servicios (agua, luz, comunicaciones) aumenta las dificultades y la carga de trabajo.
El éxodo, la migración, son el signo de la vida rural de los últimos tiempos.
Con las economías regionales quebradas, con el desempleo subsidiado a través del cargo en la administración pública, la llamada “Provincias Pobres” registran índices alarmantes.
Sin embargo, las provincias con régimen de promoción o radicación industrial también acusan un notable descenso en su actividad pese a lo cual siguen actuando como polo de atracción.
Corrientes según el censo de 1980, muestra el 43% de sus nativos emigrando hacia otros puntos del país.
En el segmento de mujeres argentinas mayores de 18 años (electores) la población de Tierra del Fuego creció, en el último año más del 8% (11.193 mujeres); la de Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz, más del 2% , registrando en conjunto la llegada de 6.657 mujeres. Exceptuando a Neuquén, en las demás regiones nombradas el movimiento migratorio de este sector (electores) igualó o superó al masculino.
San Luis, por su parte, creció en este segmento algo más del 1% (908) de mujeres.
El impacto que significa para estas provincias el aumento de la población —pues el cuadro no menciona ni los menores ni a los trabajadores provenientes de países limítrofes —tienen graves consecuencias, por la imprevisión y la falta de planificación propias del sistema.
En San Luis, pese a que no hay desocupación, proliferan las villas miserias y faltan servicios esenciales: agua, luz, gas.
En Tierra del Fuego existen barrios carenciados: los llamados “intrusos en tierra fiscal” son unos 2.700, viven en casillas de madera sobre trineos y carecen de servicios.
El territorio tenía 5.000 habitantes en 1972 y actualmente tiene 70.000 también se revirtió la proporción de Chilenos, del 80% al 30% los mismos se han dispersado al resto del país.
Situaciones como las mencionadas son características de la provincia de Buenos Aires desde hace ya mucho tiempo, aunque en los últimos tiempos la situación se ve agravada.
En la actualidad casi un millón de personas viven en condiciones miserables, sin agua, gas, luz, cloacas, servicios de salud, ni educación, ni un salario permanente.
La mayoría se concentra en el Partido de la Matanza, sobre la ruta 3, allí hay gran cantidad de terrenos fiscales, bajos, inundables, periféricos, sin servicios. La ruta permite el acceso fácil a la Capital Federal y al mercado central, donde se dice que al fin del día regalan las frutas y verduras que no se pudieron colocar. En la zona también se pueden recolectar desechos industriales (cartones, hierro, trapos, etc.).
La falta de viviendas se resuelve a través de casillas de materiales diversos o sencillamente un toldo acomodado sobre tres palos acomodados en la tierra.
El trabajo, cuando se consigue es, para las mujeres, el servicio doméstico: hombres, jóvenes y niños se sostienen con changas y cirujeo; cuando no, la delincuencia y prostitución infantiles y juveniles, las adicciones.
El panorama es, entonces, de una mujer que aunque trabaje en la producción y administración agrícola, no recibe salario; una mujer agobiada, relegada, desperdiciada en sus posibilidades; una mujer obligada a sobrevivir en un medio adverso del que solo saldrá cuando emigre a las ciudades, para verse empujada a condiciones peores de las que dejó, cuando no a la delincuencia o a la prostitución, produciendo una forma moderna de esclavitud.
Si definimos “participación” como una herramienta para transformar la sociedad —el medio en que nos desenvolvemos— mediante la acción grupal a través de organizaciones genuinamente populares y democráticas (sociedades de fomento, asociaciones vecinales, clubes, cooperadoras, cooperativas, etc.) entonces de la mujer rural es escasísima, casi nula.
En medio de la soledad y el aislamiento no hay donde participar, pues no existen, como en los pueblos más grandes, agrupaciones del tipo de las mencionadas y las escuelas casi no realizan actividades de extensión a la comunidad; además la asistencia de los niños a la escuela es limitada pues la mayoría de las veces trabajan en el campo a la par de sus padres.
Y no hay como participar, pues las distancias son enormes y deben correrse en condiciones penosas; el trabajo es tan absorbente y agotador que no permite otras actividades; la falta de luz obliga a restringirse, dando por terminado el día prácticamente cuando se pone el sol.
PROPUESTAS
El sometimiento, aislamiento y degradación de la mujer rural tiene su causa en las injusticias sociales y económicas generadas por el sistema capitalista. En este marco se pueden enunciar algunas ideas que, en los distintos campos, ayudarían a promover la participación de la mujer rural:
Cooperativismo: promover la integración horizontal de las cooperativas locales.
Educación: Promover la creación de escuelas agrotécnicas con regímenes que alienten y faciliten la asistencia de jóvenes, y con programas adecuados a las necesidades regionales a fin de estimular el arraigo.
Salud: necesidad de promover la atención primaria de salud, a través de los agentes sanitarios. Para ello es necesario capacitar a aquellas personas queridas y respetadas en la comunidad que representen un incalculable valor para desarrollar aspectos como son primeros auxilios, difundir normas elementales de higiene, cuidados de los niños etc...-. Sus consejos serán bien recibidos y propenderán al mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad, promoviendo la participación.
Cultura y Recreación: las posibilidades de acceder a espacios culturales o recreativos en el medio rural son casi imposible; pero estas actividades adquieren una enorme importancia en un ámbito asignado por la soledad y el embotamiento proveniente de la rutina y brutalidad del trabajo campesino, ahondando cada vez más las diferencias entre ese medio y el urbano.
Cooperativa de trabajo de obreros tabacaleros
Ocho familias de obreros tabacaleros, que independientemente habían trabajado para un solo patrón, toman conciencia de su explotación. La toma de conciencia les permite independizarse y asociarse en una cooperativa dirigida por una mujer, por su condición de buena obrera.
Gestiona subsidios lo que permite arrendar sucesivamente tierra para el cultivo del tabaco y comprar el equipamiento necesario.
La vinculación con otras cooperativas y ligas de cooperativas, los capacitan con sus experiencias de años. También rinden asesoramiento de entes públicos pero condenan que ese asesoramiento no es completo y es discriminatorio.
Las condiciones de vida de estos obreros ha cambiado notablemente pero esto no significa un ascenso social. Ellos siguen siendo obreros.
La mujer frente al tabaco-cultivo estacional que los envenena con insecticidas y que envenena con el consumo, lucha por otra actividad como es el cultivo diversificado y la granja que es continua, de consumo masivo y de gran importancia para su propio consumo.
Contaminación en el ALTO VALLE DE RIO NEGRO: LA MUJER una víctima particular
El accionar de la mujer rural en el Valle de Río Negro, se desenvuelve en un medio caracterizado por la explotación, frutihortícola con una característica especial: la contaminación por agroquímicos.
El uso de estos, es incontrolado, y hay una altísima concentración en aire, agua y fijada en los alimentos.
Esto, produce entre otros, los siguientes efectos
Ulceras de piel
Esterilidad o malformaciones fetales
Abortos espontáneos
Afecciones renales y hepáticas
Alteraciones en sistema nervioso, que pueden llegar al suicidio
Daños crónicos en la vista y vías respiratorias
Si bien el problema afecta a toda la comunidad del Alto Valle de Río Negro el perjuicio se ocasiona particularmente en la mujer rural. Mientras tanto la ley que realiza y reglamenta el uso de plaguicidas, sancionada en julio de 1987 ni se aplica, ni se cumple premeditadamente demorada su reglamentación por presiones ejercidas por empresas multinacionales que comercializan los productos.
Situación de la mujer indígena
Históricamente en nuestra América, se generó un proceso continuo de destrucción y aniquilamiento de las comunidades indígenas del continente.
Se inició así la desarticulación económica, política y social de las poblaciones indígenas, destruyendo sus culturas, sus organizaciones y sus economías independientes, basadas en el cultivo de la tierra y que ha sido un aporte a la economía del país.
Vemos que junto a la belleza y el turismo cordillerano contrasta la situación de abandono y desprotección, soledad y aislamiento de nuestros aborígenes, en donde abunda la desnutrición, tuberculosis, mortalidad infantil, diarreas estivales, etc.
En el campo, la mujer junto a la familia trabaja a la par del hombre siendo la familia el fundamento sobre el cual se desenvuelve la actividad económica.
En la ciudad se agudiza la crisis de identidad por el desarraigo. Las mujeres aborígenes terminan siendo extranjeras en su propia tierra, pasan a ocupar villas de emergencias y a ser mano de obra condenada por su raza y por ser mujer.-
La Mujer Rural Chaqueña
La mujer rural, se incorpora a la fuerza bruta, sin distingos con el hombre, así por ejemplo en el Chaco voltea árboles con la misma fuerza, que luego se convierte en fuerza y ternura para criar y educar a sus hijos, los que en contados casos logran superar el estado de marginación.
Pobladores rurales, con conciencia de explotación, pueden modificar su condición de vida en tanto cuenten con un asesoramiento técnico adecuado, fruto de una política nacional definida.
El cambio de condición de vida debe basarse en la cooperación y en la solidaridad, con una continua transferencia de experiencias, siendo fundamentalmente protagonistas de su propia cultura.