Como resultado del plan económico de Martínez de Hoz, el gobierno constitucional heredó una abultada deuda externa, no sólo con los clásicos organismos financieros internacionales, sino fundamentalmente con los bancos de las corporaciones transnacionales o sea con la usura financiera internacional. Los intereses que; genera ésta deuda, duplican lo que podemos obtener como saldo positivo de la balanza comercial de 1984.
Esta situación, es decir, nuestra imposibilidad de pagar no sólo la deuda, sino los intereses que ella genera, nos lleva a tener que discutir con la banca extranjera y el Fondo Monetario Internacional las condiciones de su refinanciación.
El endeudamiento externo y las negociaciones para su refinanciación, condicionan todas las medidas económicas que toma el gobierno constitucional.
Es por ello que aún no se ha puesto en práctica un plan de reactivación, que el presupuesto siga en reelaboración y estudio, que la Ley de Entidades Financieras se mantenga en plena vigencia, que el salario se siga fijando arbitrariamente desde el Ministerio de Economía, que no exista un auténtico y real control de precios y que la especulación continúe siendo el mejor negocio.
El acuerdo publicitado el 31 de marzo de 1984 tiene un objetivo fundamental: evitar que los bancos acreedores, principalmente norteamericanos cerraran sus ejercicios al 31 de marzo en rojo.
La participación de gobiernos latinoamericanos en el acuerdo, está condicionada por los EEUU en el sentido de que Argentina acepte las condiciones del FMI para la firma de un crédito Stand-By. De no aceptar nuestro país las recetas del FMI, nos encontraríamos enfrentados ya no sólo a la banca internacional sino también con nuestros hermanos de América Latina.
En consecuencia se marcha a aceptar los condicionamientos de la usura internacional que impedirán la concreción de un plan nacional que tenga como objetivo la satisfacción de las necesidades del pueblo argentino.
El Partido Socialista Popular plantea otro camino: debe cesar el diálogo con los agentes de la usura internacional y concretar un diálogo franco y abierto con todos los sectores de la vida nacional.
Sin unidad nacional no se puede derrotar a la patria financiera y a la usura internacional.
El Partido Socialista Popular, ratifica que el país debe recuperar la conducción de los resortes básicos de su economía. Para ello es imprescindible y urgente, proceder a la nacionalización del comercio exterior, la banca, de las operaciones de reaseguro, del mercado cambiario y declarar la moratoria unilateral de la deuda externa y previo estudio de su legitimidad, planificar el pago de la parte legítima de acuerdo a nuestras posibilidades teniendo en cuenta la satisfacción de las necesidades básicas de las mayorías nacionales.