La producción y el manejo de la electricidad han constituido uno de los elementos clave para estructurar nuestra dependencia económica.
Históricamente cada vez que nuestro pueblo ha ejercido en plenitud su soberanía política, se ha producido un repliegue de los grupos económicos extranjeros y de los sectores de la oligarquía terrateniente a ellos vinculada.
La prédica patriótica y valiente de hombres como Jorge del Río, Raúl Scalabrini Ortiz y tantos otros, denunciando los negociados y la acción depredadora y antinacional de los distintos grupos monopólicos vinculados a la electricidad, encuentra eco el 14 de febrero de 1947. Ese día se crea la empresa Agua y Energía Eléctrica, en lo que constituye el intento más serio de que el Estado Nacional asuma el control de los recursos y de la infraestructura electroenergética nacional.
Este avance del Estado argentino en el campo económico, resulta contradictorio con los intereses de los monopolios extranjeros y de los capitales locales a ellos asociados.
Los gobiernos representativos de las mayorías nacionales, al no avanzar definitivamente a la expropiación de esos agentes de la dependencia, han posibilitado por parte de los mismos una campaña permanente de ataque y crítica a la gestión del Estado en el campo económico. Por ello los monopolios, al ver afectados sus intereses, crean las condiciones (desabastecimiento, mercado negro, campaña psicológica, etc.) que les posibilite volver a ocupar las posiciones perdidas.
Así sucede a partir de marzo de 1976, en que a través del desconocimiento de la soberanía popular, se posibilita la destrucción acelerada y sin pausa de todo el patrimonio del Estado Argentino. En el caso de la electricidad, a través de la provincialización de los servicios, avanzan al desmantelamiento total de Agua y Energía conjuntamente con el cercenamiento de las reivindicaciones de sus trabajadores. Se interviene la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza y varios de sus sindicatos, se congela la actividad gremial, se detiene a dirigentes y en el caso de su secretario general, Oscar Smith, fue secuestrado y ha desaparecido; se mantiene y se aplica la Ley de Prescindibilidad a fin de imposibilitar toda expresión de los trabajadores en defensa del patrimonio nacional y de sus conquistas.
Frente a esta situación, el Partido Socialista Popular expresa su apoyo decidido a la gestión de los trabajadores de Luz y Fuerza. Como ellos, creemos imprescindibles la concreción de una gran empresa única del Estado nacional: Agua y Energía. A ella deben ser transferidas las usinas termoeléctricas de magnitud y la Explotación de los complejos hidroeléctricos y centrales termonucleares existentes en el territorio nacional. Esta empresa deberá otorgar prioridad para la creación de nuevas fuentes de energía a las usinas hidroeléctricas.
Agua y Energía tendrá a su cargo la planificación electroenergética nacional y el control de la producción y utilización de la energía eléctrica interconectada en todo el país, para lo cual todas las provincias deberán participar en su dirección. La participación en ella -como asimismo en las demás empresas que integran el área social de la economía- de los trabajadores en los diversos niveles de gestión.
Asimismo deberán ser anulados todos los contratos energéticos lesivos al interés nacional.
El Partido Socialista Popular, también expresa su solidaridad con los trabajadores de Luz y Fuerza por el levantamiento de la intervención de la F.A.T.L.YF. y sindicatos adheridos, para que sean restituidos a sus legítimos dueños, los trabajadores de Luz y Fuerza; por la vigencia del convenio firmado en 1975 y por la existencia de salarios compatibles con una vida digna.
El Partido Socialista Popular entiende que estas justas y concretas reivindicaciones de los trabajadores de Luz y Fuerza, sólo serán posibles en el marco de una realidad regida por la soberanía popular, objetivo por el cual compromete todo su esfuerzo.
Setiembre de 1981
Guillermo Estévez Boero, Héctor J. Cavallero, Héctor Miguel Di Biasi, Miguel A. Godoy, Juan Carlos Zabalza, Rubén Bilicich, Carlos R. Constenla, Víctor M. Mondschein, Carlos E. Spini, Oscar Bebán, Horacio Blanco, Eduardo Correa, Marcelo Gallino, Ernesto Jaimovich, Jorge López, Carlos Nibio, Oscar Santarelli, Roberto Simes, Rodolfo Succar, Hugo Vallejo.