Texto de la nota enviada por el Comité Nacional del Partido Socialista Popular a todos los partidos políticos argentinos.
“Tengo el agrado de dirigirme a Ud. por mandato del Comité Nacional a los efectos de someter por su intermedio, a la consideración de vuestro partido, la conveniencia de realizar una reunión multipartidaria para tratar el problema de la violencia, reunión que valoramos necesaria y urgente.
El P.S.P. entiende que la violencia es realizada en nuestro país por quienes, con el deseo de imponer uno u otro proyecto político y sin comprender el proceso económico social que determina nuestra realidad política se precipitan enardecidos por las injusticias que existen en nuestra sociedad unos, y para defender realidades indefendibles otros, menospreciando la voluntad de las mayorías nacionales. Ambos transitan el camino del terror individual y de los atentados. Nosotros, los socialistas populares, rechazamos categóricamente estos medios como vías liberadoras o como vías de avance social.
Considera el P.S.P. que la existencia de estos grupos de ciudadanos, fundamentalmente juveniles, no aparecen en nuestro país por generación espontánea ni constituyen un fenómeno mundial ajeno a nuestra realidad nacional. El desprecio por las instituciones y por los derechos y garantías ciudadanos que a partir del 6 de septiembre de 1930 han efectuado los defensores de los intereses del imperialismo y de la oligarquía terrateniente, constituyen los antecedentes concretos y desencadenantes de la actual situación del país. No ha sido fácil convencer a importantes sectores de la juventud de la necesidad de respetar la soberanía popular cuando los integrantes de esa juventud crecieron y se formaron en largos períodos regidos por irresponsables al servicio de los intereses antinacionales y antipopulares, que se han autoproclamado presidentes y legisladores supremos.
Asimismo estima nuestro partido que no ayuda al proceso de pacificación y es contrario a la liberación nacional, a la soberanía popular, y a cualquier proceso que tenga como meta transformar a nuestro país en una potencia independiente, embestir a la universidad con conceptos educacionales perimidos a la luz de la experiencia mundial y ajenos a las tradiciones particularísimas y altamente positivas de la universidad argentina. Esto no se puede justificar basándose en el acusado divorcio que hasta la actualidad existe entre la U.N.B.A. y la realidad nacional.
Por último el P.S.P. quiere expresar su profunda preocupación por la situación que atraviesa el interior del país. Sería un error irreparable querer aplicar al interior las mismas pautas que a la Capital Federal y al Gran Buenos Aires en cualquier campo, especialmente el universitario y el sindical.
Al permitirnos insistir sobre la importancia que nuestro partido asigna a la convocatoria de una reunión multipartidaria que trate el problema de la violencia, queremos manifestar que nuestra preocupación radica en el convencimiento de que si el baño de sangre continúa, las instituciones quedarán ahogadas en ese proceso que no supieron impedir.
Debemos tratar imperiosamente de reemplazar la ausencia de un conductor como lo fuera el Teniente General Juan Domingo Perón con la comprensión, la prudencia, la sensatez y la unidad de las mayorías nacionales. Caso contrario no resultará promisorio el futuro institucional de la República”.
Sin otro particular, saludo a Ud. muy atentamente.
POR EL COMITE NACIONAL
Buenos Aires, 23/9/74
Guillermo Estévez Boero Secretario General
Ante el futuro de corrupción, ante el futuro de drogas, ante el futuro de guerras y de racismo que promete la estúpida sociedad de consumo que se nos impone, el Partido Socialista Popular levanta una futura Patria Socialista donde el hombre sea el señor de la tierra y del espacio, donde se reconozca como máxima riqueza de la Nación a su pueblo y. consecuentemente, la salud pública y la educación sean los pilares de todo progreso y para que en un ambiente de libertad, de bienestar y de independencia nacional se condene para siempre a la bohardilla de la historia, a la expoliación del hombre por el hombre y de los pueblos por el capital.