El Socialismo Popular ha afirmado durante años que el modelo económico dependiente, vigente en nuestro país, está agotado; que este agotamiento se traduce en la degradación moral y material de nuestra sociedad, cuya expresión más agresiva fue el plan económico-político de Martínez de Hoz. Para afrontar y superar la difícil situación que vive la Nación, el Socialismo Popular viene reclamando desde hace más de 10 años el diálogo y la unidad nacional.
El Socialismo Popular, durante la última campaña electoral, recorrió el país reclamando la unidad nacional y pidiendo, con humildad, pero con firmeza, la no promoción de la división del país entre peronistas y antiperonistas, entre trabajadores y sectores medios, entre civiles y militares, entre creyentes y no creyentes, porque con estas divisiones no ganaría ningún interés argentino. Sólo se beneficiarían los intereses contrarios a la vida independiente de la Nación y al bienestar de su pueblo.
El Socialismo Popular no plantea la unidad por la unidad, no plantea la unidad nacional porque ello sea una frase atractiva, la plantea porque la unidad nacional es la única fórmula que existe para que el país pueda salir hacia adelante. ¿Qué quiere decir que el país pueda salir adelante? Esto, para el Socialismo Popular es muy concreto: significa que nuestra patria sea una Nación políticamente independiente, que nuestra Patria no pierda nuevos territorios, que nuestros trabajadores tengan trabajo, que nuestro pueblo pueda comer y tener acceso a la salud, cultura y vivienda.
Sin unidad nacional real, ninguno de estos objetivos puede cumplirse.
La unidad nacional se logra articulando la realidad nacional. Nos guste o no nos guste, la unidad es la integración de todas las partes que integran la nación, así lo entiende el Socialismo Popular. El Socialismo no pretende la derrota, ni promueve la división del radicalismo, ni del justicialismo, ni de la C.G.T., ni del empresariado nacional, ni de las fuerzas armadas, ni de la iglesia. El primer objetivo del Socialismo es el afianzamiento de la existencia de la nación independiente y la satisfacción de las necesidades básicas de nuestro pueblo en el orden moral y material.
Articulada y en funcionamiento la mesa de Unidad Nacional, en ella los Socialistas unidos plantearemos nuestras propuestas. Pero en una colonia no hay lugar
para ninguna propuesta argentina, ni socialista o de cualquier color. La concertación planteada por el ejecutivo es positiva, pero insuficiente por su contenido y por su instrumentación. La concertación debe tratar todos los problemas de la nación, y de ella deben participar todos los integrantes de la nación. Es imposible separar salarios y precios de alquileres, de transportes, de combustibles, de impuestos, de comercio interior y exterior. Es ineficaz limitar la concertación a trabajadores y empresarios ya que al no promover una concertación amplia, real e institucional, el gobierno va a sufrir el desgaste de la puja sectorial. Es necesario, ante la gravedad de la situación concretar un Consejo Económico y Social Multipartidario y Multisectorial con funciones asesoras a las instituciones de la Constitución. También es necesario implementar con urgencia un gabinete de unidad nacional. La Argentina no vive la panacea del que triunfa gobierna y el que pierde controla, Argentina vive la crisis más profunda desde 1810, y es necesario en consecuencia la constitución de un gobierno de unidad nacional. No por impericia de nadie, sino por la gravedad de la situación. Mientras esto se discute en las alturas, el socialismo llega con su voz militante al que trabaja, al que estudia, al que produce en la ciudad y en el campo, para decirle que ellos no pueden convocar al gabinete de la unidad nacional, pero pueden hacer la unidad nacional en su sindicato, en su centro de estudiantes, en su asociación profesional, en su cooperadora, en su cooperativa, en su vecinal, en su cuartel, en su parroquia, o en su pueblo, como lo hacen las comunas donde el Socialismo Popular es mayoría. Esta unidad nacional que se construye desde abajo será indestructible y será la única que permitirá la existencia de una Nación independiente, en donde todos los habitantes puedan satisfacer sus necesidades básicas, morales y materiales.