La unidad de los trabajadores es la base y el corazón de la unidad nacional.
En su lucha por un salario digno, en su lucha por la posibilidad real de acceso a la salud por parte de él y de su familia, en su lucha para que sus hijos puedan educarse, en su lucha por vivir en una vivienda habitable, en su lucha por las ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de recreación, en su lucha en contra de las largas jornadas de trabajo, de desocupación y de subempleo, y en su lucha por una distribución menos injusta de la renta nacional, los trabajadores tienen una herramienta importante en su organización gremial. Para ser eficaz la organización gremial necesita ser única. Debe existir la unidad de cada gremio y la unidad de una gran confederación general de trabajadores argentinos.
Es necesario oponerse a una política oficial que tiene por objeto la atomización de las organizaciones de los trabajadores; primero, prohibió el funcionamiento representativo y normal de los sindicatos; segundo, los separó de las obras sociales que ellos mismos organizaron y construyeron; tercero, reglamentó el no reconocimiento de una Confederación General del Trabajo única; cuarto, modificó al margen de las paritarias —cuyo funcionamiento también suspendió— las escalas salariales, a los efectos de crear en cada gremio una "zona propatronal" y de facilitar su división y debilitamiento.
Es necesario oponerse también a los intentos de prohibir a los sindicatos opinar y actuar políticamente, es decir, que los sindicatos opinen en materia de salud, de educación, de vivienda, de impuestos. Pudiendo así pronunciarse en contra de los que ponen aranceles en los hospitales, en contra de quienes los separan del gobierno de sus obras sociales, en contra de quienes ponen aranceles en los colegios y universidades, en contra de quienes dejan en libertad a los monopolios para fijar el precio de los medicamentos, en contra de quienes organizan impuestos que no tienen en cuenta la capacidad económica del contribuyente, y que caen como rayos sobre el consumo, sobre la familia numerosa.
Se pretende prohibir que los organismos sindicales expresen su lógica condena a quienes impulsan e imponen a espaldas y en contra de la voluntad popular, estas medidas y que apoyen a quienes a ellas se oponen.
Para los organismos gremiales patronales, no existen estas prohibiciones, opinan sobre todo y en todo momento e, incluso, obtienen ministerios.
Ante esta realidad, que golpea de lleno, en forma negativa, en el presupuesto y en la calidad de vida de los trabajadores, su unidad de organización es más necesaria que nunca, y debe ser una unidad no sólo de palabra, sino efectiva, real, donde todos los sectores y corrientes de opinión tengan posibilidades democráticas de expresarse, pero donde todas las organizaciones respeten y cumplan las decisiones adoptadas por mayoría.
Los trabajadores de abajo, los trabajadores del interior, están cansados de divisiones, que lo único que logran es ponerlos indefensos ante los enemigos de su bienestar y el de sus familias.
Los trabajadores del interior, en esta oportunidad, en Córdoba —siguiendo el ejemplo de otras provincias, que continuaron el camino iniciado por San Juan— han dado una gran lección a la Nación al concretar su unidad en una CGT que cuenta con la adhesión de prácticamente la totalidad de las organizaciones gremiales de ese medio.
Es servir con lealtad y honestidad a los que en nuestra Patria trabajan decir que en este 1º de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, todos los trabajadores argentinos debemos hacer lo imposible por seguir el camino transitado por los trabajadores cordobeses.
También en este 1º de Mayo, que es un nuevo aniversario de la Constitución Nacional vigente, es necesario que todos los argentinos jerarquicemos y apoyemos la unidad de los trabajadores.
La unidad de los trabajadores, como la unidad de las mayorías nacionales, como la unidad de los partidos políticos, como la unidad de las propias fuerzas armadas y de las iglesias, hacen a la unidad nacional.
Desde estas páginas argentinas seguimos sosteniendo y defendiendo la vigencia de la Nación Argentina, seguimos estando por la integración nacional, seguimos denunciando las políticas de desintegración nacional, y conjuntamente con la tradición nacional que aparece en los proyectos institucionales de 1811, de 1813, de 1819, de 18-26, de 1835 y de 1949, nosotros seguimos sosteniendo la imprescindible necesidad "de construir la unión nacional", "de dar al mundo el espectáculo de la unión" y de que la "vida de la Nación consiste en la unión de sus miembros".
La unidad de los trabajadores es la base y el corazón de la unidad nacional.