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Posición presentada en el bloque mayoritario de FUA ante la UIE

La FUA saluda a los compañeros de la UIE, y por su intermedio a los estudiantes de todos los países que la integran.

Nuestra Federación Universitaria y el movimiento estudiantil que ella representa, no son desconocidas para la UIE y mucho menos para la juven­tud trabajadora y estudiantil de América Latina.

Nacida hace 61 años, el 11 de abril de 1918, al calor de las luchas estudiantiles y populares, concibió y gestó el movimiento cultural más original, profundo y revolucionario de América Latina en lo que va del siglo XX.

La Reforma Universitaria fue el fruto maduro de una juventud comprometida con los destinos de su Nación. Condenó a una Universidad de élite, marginada de la realidad nacional y proclamó y realizó una universidad de Mayorías, democrática, promoviendo la participación en su gobierno de estudiantes, docentes y graduados. Postuló una universidad autónoma e implantó en ella los concursos periódicos para los cargos docentes. Sostuvo que la razón de ser de la universidad y de la educación misma son los estudiantes y batalló por condiciones que permitieran el más amplio acceso del pueblo a la universidad. Combatió las concepciones dogmáticas y oscurantistas -resabios de una universidad colonial- mantenidos por nuestras agónicas oligarquías en combinación con el naciente imperialismo- y bregó por el desarrollo de la ciencia en las aulas, jerarquizó la práctica sobre la teoría y la formación general sobre la específica. Promovió y concretó la creación de nuevas facultades y universidades.

Consciente de la profunda raíz de nuestros males, el movimiento reformista denunció al privilegio extranjero y nativo y a las dictaduras militares impuestas en defensa de sus intereses e identificado con la causa de le In­dependencia, enarbolada por San Martin, Bolívar y Martí, se entrelazó con las luchas de nuestros pueblos, abrazándose con las clases trabajadoras de América Latina.

Lanzado el grito inicial en Córdoba, el 15 de junio de 1918, el movimiento renovador recorrió el continente ganando cientos de miles de voluntades juveniles que transformaron los contenidos y la estructura educativa, generaron e influenciaron organizaciones  estudiantiles, juveniles y políticas, desde el Atlántico al Pacífico, y desde la Patagonia al Río  Grande. Podemos afirmar hoy -sin temor a equivocarnos- que muchos de los acontecimientos trascendentes de la América Latina del presente siglo han tenido como protagonistas a hombres y movimientos imbuidos de los principios de la Reforma Universitaria.

La puesta en práctica de estas concepciones en nuestra patria, nos permitió exhibir con orgullo ante el mundo la Universidad de mayor desarrollo en América.

La existencia y persistencia de la FUA, inmersa en la compleja y cambiante realidad argentina, durante estos 61 años, en la legalidad o proscripta, movilizando miles de estudiantes, con independencia de toda organización política, económica o social, del país o del extranjero, solo tiene una explicación: sus principios constituyen una respuesta válida para nuestra juventud que, incansablemente, generación tras generación, ha engrosado sus filas tomando en sus brazos sus banderas.

Durante todos estos años el movimiento estudiantil y la juventud argentina no han sido insensibles a la realidad y problemática internacional. Por el contrario, impregnados de un profundo sentido latinoamericano y compenetrados de los ya tradicionales postulados básicos de nuestra política exterior: una postura internacional independiente, relación con todos los pueblos del mundo, respeto al derecho de autodeterminación de los pueblos y consecuentemente no intervención en los asuntos internos de las naciones, la FUA ha actuado ante cada uno de los acontecimientos de la vida internacional.

Así denuncia la intervención de los marines en Santo Domingo en 1919 y 1965, se solidariza con las luchas de Sandino en Nicaragua, con el pueblo de Guatemala en 1954, repudia el aplastamiento a Hungría y Checoslovaquia, se solidariza con la lucha del pueblo cubano y con su revolución, así como con la heroica lucha del pueblo vietnamita, repudia el golpe de 1973 en Chile y el asesinato de S. Allende, por no citar más que algunas de las posiciones adoptadas.

En 1941 se constituye el Consejo Internacional de Estudiantes. En 1945 la reunión se realiza en Londres y se sientan las bases constitutivas de la Unión Internacional de Estudiantes. Su primera reunión se realiza en agosto de 1946 en Praga, fijándose esta ciudad como sede permanente de la UIE, en homenaje justo al sacrificio y entrega de este pueblo en la lucha antifascista.

La Unión Internacional de Estudiantes es reconocida por la mayoría de los países del mundo y ese reconocimiento se refleja en el hecho de que las propias Naciones Unidas la considera el organismo representativo del estudiantado a nivel internacional.

Concluida la guerra, la posterior evolución de los países aliados influye en sus respectivos movimientos estudiantiles. Posteriormente, algunas delegaciones de países europeos, encabezadas por EEUU, se retiran de la UIE y luego de sucesivas reuniones crean la Secretaria de Coordinación (COSEC).

Este apéndice de la política de dominación imperialista de los EEUU, luego de promover la división del estudiantado mundial y de diversos países, finaliza su existencia en medio del escándalo provocado por el reconocimiento público, por parte de las multinacionales norteamericanas, de la financiación de dicho organismo y de sus vinculaciones con los servicios de informaciones de EEUU.

Con anterioridad la FUA había resuelto su desafiliación de dicho organismo,  atendiendo al carácter asumida por este. De esta manera, la FUA, que se había incorporado  hacia 1959 a la Unión Internacional de Estudiantes, per­maneciendo durante un periodo  en ambos organismos, se mantiene como miembro de la UIE.

En diciembre de 1970, un grupo minoritario de la FUA, en una clara maniobra divisionista (que tiene su explicación en circunstancias internacionales y nacionales), se separa de su seno y pretende erigirse en una federación paralela.  Este intento  fracasa por la voluntad de miles de estudiantes que le otorgan, en reiteradas oportunidades, la representación nacional del estudiantado a la FUA, en forma indiscutida, y obliga a este grupo (que incluso buscó su apoyo entre sectores opuestos a la organización nacional de los estudiantes) a reincorporarse, en 1977, a las filas de nuestra organización.

En este punto queremos señalar nuestro cuestionamiento a la actitud asumida por la UIE que, en perfecto conocimiento de la situación de nuestro movimiento estudiantil (por haber participado sus representantes en el Congreso y en las alternativas señaladas, diciembre de 1970 en Córdoba y La Plata), en violación expresa de la voluntad del estudiantado argentino, desconocieron la representatividad de la FUA y acogieron en su seno a representantes del grupo minoritario y divisionista. La UIE convalidó así la postura de quienes usurparon, desde entonces, la representación del movimiento estudiantil argentino.

No es a espaldas y en contra de la expresión de las bases y con prácticas antidemocráticas como se fortalece la organización estudiantil, ni ningún tipo de organización. La juventud y los estudiantes argentinos, esta es nuestra experiencia y continuará siendo nuestra práctica, repudian estos métodos propios de un sistema que fenece.

Expresamos en esta reunión de la UIE, como en reiteradas oportunidades lo hemos hecho en nuestra patria, nuestra profunda preocupación por nuestra situación nacional.

Nuestro país -como país dependiente- sufre, magnificada, la crisis que aqueja al sistema capitalista. Esta es la real naturaleza de todos los problemas que sufren los países del tercer mundo, cuyas economías dependen de la economía de los países capitalistas centrales. Estas crisis presentan como perspectivas su agravamiento mientras nuestros países no logren concretar la Liberación Nacional, es decir, el manejo soberano de los resortes básicos de sus economías.

En estos países y en estas crisis, es evidente que es incompatible la vigencia de todo tipo de derecho cívico o político con el mantenimiento de las estructuras actuales. El estado de derecho es inexistente; rige la ley de la selva, y los sectores asociados a la dominación extranjera imponen sus planes y modelos a garrotazos.

No puede haber vigencia plena de derechos humanos y políticos sin Liberación Nacional y esto lo saben los pueblos de todos los continentes del mundo.

Encuadrar la vigencia del derecho a la salud y a la educación, encuadrar la lucha por el acceso a la educación superior y a la cultura por parte de los integrantes de los pueblos en un escenario regido por la mentalidad del lucro y la producción, es escribir una utopía.

Solamente en un nuevo mundo será posible la combinación del trabajo con el estudio y el crecimiento con la formación de los hombres y de los pueblos. De aquí surge que es importante y debemos continuar luchando por el creciente acceso de los pueblos a la educación y a la cultura, por la multiplicación de las bibliotecas, por horarios de estudio para quienes trabajan, por la incorporación de los problemas nacionales a los planes de estudio, por la participación del pueblo en la dirección de la educación. Pero debemos comprender que todas estas reivindicaciones se enmarcan en la lucha de los pueblos y en especial la lucha de los trabajadores, que son la vanguardia de los pueblos del mundo, a la cual debemos sumarnos.

La juventud protagonista del futuro debe superar definitivamente las concepciones económicas consumistas, para estructurar una economía al servicio del hombre, respetuosa de su existencia y de la vida propia del planeta, que tenga por objeto la satisfacción de las necesidades básicas de la humanidad. Dentro de esta concepción el crecimiento demográfico del mundo dejará de ser una pesadilla para unos y otros, se dejará de hablar de recursos humanos para hablar de los hombres como los señores del universo. La calidad de vida será rescatada y el hombre, como hoy mira hacia atrás, al esclavismo y al látigo del mayoral, mirará hacia atrás a la época en que el lucro y la producción constituían los dioses todopoderosos de un mundo pequeño en el espacio y el tiempo de la humanidad.

La Federación Universitaria Argentina viene a esta reunión de la U.I.E. a ratificar su convicción de la Independencia Nacional, el bienestar y la libertad para todos y afirma que en ese futuro la explotación del hombre por el hombre, de unos pueblos por otros pueblos y de los pueblos por el capital, habrá concluido.

La FUA saluda a los compañeros estudiantes nucleados en la Unión Internacional de Estudiantes y en especial a los compañeros representantes del Tercer Mundo, cuyos pueblos y trabajadores constituyen la vanguardia indiscutible del futuro de la humanidad.


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