No es una casualidad que estemos reunidos aquí; es una decisión política, pensada, meditada y llevada adelante con una gran convicción.
Los argentinos, vivimos desde hace muchos años una profunda decadencia, vivimos una profunda corrupción, donde parece que trabajar no tiene sentido, donde parece que ser honesto no tiene sentido, donde se ha beneficiado a la usura por sobre el trabajo y la producción, donde el que trabaja es un tonto, donde el vivo es el usurero. Y en medio de esta realidad que nos presenta un sistema social agotado, que lleva a nuestra juventud a la droga, que lleva a nuestra juventud a la pornografía y a la violencia, el Socialismo ha dicho hay que volver los ojos a las fuentes, hay que volver al origen de la Nación, hay que creer en Julio, hay que creer en la patria porque ella es invencible en unidad.
Nosotros hemos querido y queremos señalar desde Tucumán, cada 9 de Julio, a nuestra juventud, que en los valores de 1816 el país tenía grandes problemas: estábamos amenazados desde afuera por el ejército español, el país más poderoso del mundo entonces, pero los congresales que llegaron a Tucumán, picaneados por la fuerza invencible de San Martín, que los apuraba para declarar la independencia, creyeron en los que nosotros muchas veces estamos dejando de creer, creyeron en Argentina, en la posibilidad de los argentinos, en la fuerza de los argentinos para ser un país independiente de todo poder extranjero, y fuimos una nación independiente de todo poder extranjero.
Hoy nos está faltando esa fuerza, nos está faltando esa confianza en nosotros mismos para salir adelante. Y el socialismo levanta esta mesa en Tucumán con los colores azules y blanco para decirles, los que pudimos hacer una nación la podemos reconstruir.
Tucumán puede. Tucumán ha sido la cuna del congreso y de grandes hombres y mujeres de Argentina: Manuela Pedraza, Lola Mora, Avellaneda, Alberdi, Lamadrid y de tantos otros. Tucumán no tiene que estar esperando de la Capital Federal. Tucumán no tiene que estar esperando un nuevo crédito para las industrias del azúcar, que se han pasado la vida robando al Fisco, lo que el Fisco ha dado para quedar en Tucumán y que se ha ido al extranjero o a inversiones en cualquier cosa menos en producción.
Tucumán puede reconstruirse, pero puede reconstruirse en base al trabajo, a la decencia y a los tucumanos, y no a los usureros, a los tramposos y a los tránfugas de los grandes monopolios azucareros.
Por eso, por eso el socialismo cree en Argentina; porque cree en el trabajo, cree en la honestidad, cree en la capacidad de los argentinos, y por sobre todas las cosas, creemos en la capacidad de los trabajadores argentinos y de los productores argentinos.
En un momento crítico del país, en un momento donde los grandes partidos dan el mal ejemplo de estar disputándose en medio de la crisis nacional, como caranchos los puestos, las internas, las candidaturas, cuando los únicos sueldos que aumentan son los de diputados y senadores, y todos los sueldos de los trabajadores bajan, nosotros convocamos a la unidad nacional. Nosotros convocamos a sacar del templo de la democracia a los mercaderes, a los traficantes, y a llevar al Parlamento, al Consejo deliberante a los representantes honestos y capaces del pueblo que trabaja, del pueblo que produce.
Entonces, acá la salida de Argentina: la alternativa de Argentina es en las próximas elecciones votar el cambio, no votar lo viejo; salir del pantano radical - justicialista para crear un nuevo país, votando Socialismo.
El socialismo se una para dar una alternativa al país. Nosotros los socialistas hemos tenido muchas peleas, hemos tenido muchas disidencias, pero no hoy, cuando el barco de la patria se hunde, tiramos bajo la mesa todas nuestras pequeñas diferencias para levantar juntos la bandera azul y blanca, que es la bandera de nuestra nación.
Este país puede salir adelante, y si nos unimos los argentinos vamos a salir adelante. Tenemos lo que muchos países del mundo no tienen, comida; tenemos lo que muchos paises del mundo no tienen, energía, Tenemos que saber administrar lo que tenemos con decencia; en vez de distribuir cajas de alimento a cambio de fichas, tenemos que distribuir la tierra, el trabajo, las posibilidades de vida digna para los argentinas.
El país tiene esa posibilidad concreta. Nosotros -como lo dijera el compañero bravo, los socialistas, hemos tomado el camino dificil de desarrollar en unidad la alternativa socialista, para que el país vea la posibilidad de cambio, para que el país vea la posibilidad de mejorar en una nueva alternativa, que es el Socialismo. Pero al mismo tiempo, somos hombres y mujeres absolutamente convencidos de que en la única forma que puede y crecer el país es en el diálogo, es en la convivencia democrática.
No creemos en la violencia, no creemos en la bomba, ni en los campos de concentración; creemos en los argentinos, queremos conversar, queremos que los argentinos opinen en libertad; creemos en la capacidad creadora y realizadora de cada argentino.
Por eso somos partidarios profundos de la convivencia democrática, y por eso nosotros hemos asumido la responsabilidad de consolidar el gobierno democrático, que no es consolidar el gobierno radical , es consolidar la convivencia entre los argentinos, es consolidar las libertades, los derechos y las garantías para todos los argentinos, pero sobre todo, para los que siempre son los primeros en perder el derecho y la libertad, que son los humildes, que son los trabajadores, los hombres y mujeres del interior.
Por eso nuestra defensa de la convivencia democrática tiene un profundo contenido, que es la fe y la confianza en la capacidad de cada mujer y de cada hombre argentino. No creemos en los profetas, ni creemos en los hombres milagrosos. Creemos en el pueblo, creemos en quien ha hecho este país; creemos en quienes han tendido las vías y los caminos por toda la República, en quienes han hecho el azúcar, en quienes han hecho las viviendas, que son los trabajadores, que son los productores.
Creemos en los que realmente piensan en un futuro y queremos asegurar para estos chicos -que siempre están en nuestras fiestas y en nuestras reuniones, como en la de ningún otro partido- queremos asegurar para estos chicos un futuro sin drogadicción, sin violencia, sin muerte; queremos organizar un futuro humano y justo para todos los argentinos.
Por eso los convocamos, no a creer en nosotros, a creer en ustedes, en cada uno de ustedes mismos, a que asuman un rol protagónico, participando, sumando, construyendo el nuevo país.
Al servicio de esta fuerza, al servicio de esa construcción está y estará el Socialismo unido en Argentina.
Nada más compañeros.
San Miguel de Tucumán, 9 de Julio de 1986