"Pobre cosa es el orgullo de poseer las máquinas más modernas, la técnica más perfeccionada, si no cuidamos al hombre; si no cultivamos su personalidad, que es un valor absoluto"
Alfredo Palacios
Charla del Diputado Guillermo Estévez Boero sobre la reforma laboral (LEY 25.013) realizada el 21 de septiembre de 1998 en la Facultad de Ciencias Económicas y Estadística de la Universidad Nacional de Rosario.
Jerarquizar el valor del Trabajo
Les agradezco que estén aquí, a estas horas, para esta charla.
Creo que en primer lugar nosotros tenemos que ubicarnos en el mundo y en el tiempo que estamos viviendo.
Esta es una etapa donde se han incrementado ampliamente los flujos del capital especulativo determinando que toda la economía esté manejada por un criterio de especulación más que por un criterio de producción.
El proceso de libre mercado se extendió durante las primeras décadas de este siglo y terminó en una gran recesión conocida como la Gran Crisis del 30, fue el derrumbamiento del reino de la libre competencia. A este modelo le sucedió el Estado de Bienestar que se inició en Estados Unidos con el New Deal del Presidente Franklin Delano Roosevelt, se desarrolló fundamentalmente después de la Segunda Guerra Mundial y sufrió problemas, limitaciones, falta de transparencia, eficiencia y trabas corporativas.
Ahora estamos inmersos en otra etapa muy aguda de libre competencia, de un capitalismo salvaje, cuyo punto de referencia fue la administración de Thatcher en Inglaterra y de Reagan en Estados Unidos, donde todo pasó a depender del mercado, pero no debemos olvidar que cuentan con redes sociales y controles institucionales inexistentes en nuestro país.
Esta situación fue facilitada por la caída del Muro de Berlín. Es decir, donde antes se creaban problemas políticos internos en cada país que determinaba tener un equilibrio a efectos de no agudizar los problemas sociales, con la caída del Muro, se ha reducido el impacto político de los mismos. En consecuencia, se ha aplicado sin anestesia el fundamentalismo del mercado. Y se pretenden aplicar estas reglas a toda la actividad humana, no sólo en lo económico, sino también en materia de salud, educación, jubilaciones, previsión social.
Esta promisoria realidad por la concentración de los medios, que acompaña a la ciencia económica, ha generado y viene generando una nueva forma de pensar. Nosotros no podemos dejar de considerar las nuevas formas de pensar, porque estas formas también son parte de la nueva realidad, son la filosofía del consumismo, del individualismo. La respuesta que busca la mayor parte de la población está dentro de los valores del consumismo, está desarrollándose cada vez más el tema del individualismo, en contra de una concepción de solidaridad.
Y así vemos como la gente, muchas veces en forma inexplicable para nosotros porque es gente que está en la calle, apoya la agudización de las leyes del mercado. Esto lo vimos en el país hasta las elecciones del año 1995, donde tuvo un gran respaldo el modelo que produce desocupación y exclusión, con sus frutos de desarraigo, de desintegración familiar, prostitución, sida, delincuencia infantil y juvenil, consumo de drogas y crecimiento del narcotráfico.
Hoy ya se dice que el deterioro educacional del país demorará 20 años en poder remediarse, así que nosotros no veremos los resultados de su eventual recuperación, ni nuestros hijos lo podrán aprovechar, quizás nuestros nietos. Esto indica la profundidad del problema y la importancia del aspecto cultural de la situación, que es prácticamente imposible de revertir sino llevamos a la gente a pensar diferente, sino se vuelve a jerarquizar el valor del trabajo ya que en varias estadísticas de Europa el trabajo no es la primera necesidad de la gente sino que va en segundo o tercer lugar como jerarquía.
Es muy difícil hacer lo que la gente no quiere, es muy difícil organizar objetivos sobre los que la gente no está concientizada. Y nosotros a veces no queremos aceptar que nuestros valores, en determinadas circunstancias históricas, dejan de ser valores para la mayoría de la gente que tiene otros valores. Entonces pretendemos dar el mismo mensaje pensando que va ser asumido, y no es así, como lo demuestran muchas veces las realidades políticas y los resultados electorales.
La Ley 25.013 de Reforma Laboral, que después analizaremos en sus diversos aspectos, sirve como muestra del tema. Podemos ver los artículos para interpretar su sentido, pero ahí no están las razones de esta ley, sino en otra parte.
El mundo económico hoy está manejado por el capital especulativo. Estos flujos de capital especulativo son como un vampiro que va recorriendo el mundo chupándole la sangre a quien puede, si es a un fuerte hay menos problemas, sólo se siente la picadura y pierde algo de sangre, si es a un débil, se muere o sufre serio deterioro.
Para todas las economías del mundo el accionar de los flujos de capital especulativo es negativo, por eso a veces tenemos coincidencias con los economistas de los países de la Unión Europea, porque también a ellos les molesta, claro que en otra medida, no con la gravedad que nos golpea a nosotros.
Actualmente la situación es muy aguda, muy difícil, hay fábricas como por ejemplo la Volkswagen, o la Mercedes Benz, que se han instalado en la ex Alemania Oriental declarando que ellos durante 5 años no van a pagar impuestos, y en algunos casos van a recibir subsidios. El problema de la desocupación es tan agudo, que estos empresarios han convocado a los dirigentes políticos de la zona, O de un estado de esta Alemania y les han dicho «Señores: a nosotros no nos sacan un peso de acá hasta el año 2004 o 2010, o si no cerramos».
Todo es de una gran complejidad, porque muchas veces los subsidios y los impuestos que estos empresarios no pagan alcanzarían para hacer un barrio de los trabajadores de esa fábrica. Pero esto está tomado, digamos, estáticamente, está tomado como una foto, no como una película. En la película esa fábrica genera otros trabajos, otras relaciones, genera otras actividades que exceden el precio del barrio de esas casas para esos trabajadores que se les podría haber construido en la foto, en la cosa quieta, estática.
El tema se complica, y vemos por ejemplo que en la Alemania que suceden estas cosas, que están publicadas y documentadas, la derecha se mantiene con una gran fuerza. La derecha que apoya este sistema, como el actual Primer Ministro Kholl, acaba de ganar las elecciones en Baviera, y no es fácil vencerlos, ni con un socialista moderado como es Schroeder, a pesar que confiamos en su triunfo porque la gente quiere mejoras sociales y sobre todas las cosas alternancia, está cansada de la era «Kholl».
Volviendo a nuestro país, esto quiere decir que nosotros debemos tener un accionar de propuestas en el Congreso, pero también un accionar político en la calle. Porque sino se cambia la relación política y no se cambia la forma de pensar de la gente, esta realidad no se puede cambiar, esto lo vemos así de claro y así de complejo.
No quiere decir que no se pueda cambiar, el mundo cambia, el mundo avanza. También antes de nuestra independencia nacional se pensaba que solo podíamos funcionar con los españoles, que sin los españoles ¿qué íbamos a hacer nosotros?, ¿qué capacidad teníamos para reemplazar a un rey?, vivíamos todos en ranchos miserables. Sin embargo, el país tenía una razón de ser, tenía una fuerza, esos ranchos miserables se independizaron de los reyes, y les ganaron a los reyes aprovechando las ventajas de un mundo en movimiento.
Nosotros, los socialistas, ¿qué hacemos a nivel mundial? Vamos llevando adelante la necesidad de que el capital de la usura mundial sea manejado por organismos en el ámbito de Naciones Unidas, por eso peleamos por la modificación de la estructura de Naciones Unidas para que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, que con sus políticas producen importantes efectos sociales, estén controlados por la ONU.
Por eso estamos luchando, y no es sólo una idea nuestra, no es una idea de diez personas. Es una idea que hoy se está debatiendo en muchos niveles de opinión pública mundial.
Como ustedes saben estas tres organizaciones nacieron después de la Segunda Guerra Mundial. Hay mucha gente que opina sobre la necesidad de cambiar estas organizaciones después de más de 50 años porque ya no cumplen su Acometido que fue reorganizar la economía del mundo después de haber sido prácticamente destrozada en la Segunda Guerra Mundial.
Ya sus recetas no dan resultado, ya con sus recetas no pudieron hacer funcionar a todo el Asia. Y no estamos diciendo que se desate el caos mañana, pero la crisis va avanzando, el mundo va entrando en un tema de recesión, y nosotros no vamos a estar fuera de ese mundo.
Hasta hace un año Asia era el ejemplo, eran los grandes tigres asiáticos, todo una maravilla. El Presidente argentino vino emocionado de Malasia. Taiwán era otro emporio, Corea del Norte era lo más avanzado de la humanidad, y hoy todo eso se está cayendo, Japón, que es lo más sólido, hoy tiene gravísimos problemas, a pesar de la ayuda que se le va dando permanentemente para que no caiga todo el sistema asiático que repercutiría inmediatamente en Europa y EE.UU.
Esto no puede revertirse, la crisis va a seguir y se proyectan a otros continentes emergentes. Hay una producción que no se consume, ustedes ya lo ven acá, una fábrica de autos cerró tantos días por falta de mercado para su producción y ésta tendencia se va a ir incrementando.
Brasil, el gran gigante que tenemos al lado, está en crisis y la verdad que con la receta del FMI no se encuentra una salida y el tratamiento de su desfasaje ha sido demorado por prácticas reeleccionistas que también florecen en nuestra tierra.
Esta es la situación de una sociedad donde al mismo tiempo se incorpora una gran tecnología que en su primer impacto produce, indudablemente, desocupación.
No es lo mismo, pero se repite en una película mucho más rápida lo que pasó en la Revolución Industrial donde, fundamentalmente, la máquina de vapor produjo una gran desocupación, y la gente con Lud rompía las máquinas, los Cartistas en Inglaterra rompían las máquinas, y después hubo un reacomodo.
Ahora viene otro avance de la tecnología que produce otra gran desocupación, y lo que se piensa es que el reacomodo va a ser más difícil que en aquella oportunidad.
Como no va a ver trabajo productivo para todos, esto nadie lo prevé hoy, se abren dos perspectivas reales. La primera, la distribución del trabajo productivo existente que significa la reducción de la jornada laboral; aparentemente la propuesta es «espeluznante» en tiempos de crisis, de recesión, de competitividad, pero no fue menos espeluznante cuando se evolucionó de la jornada de trabajo de 16 horas, de 12 horas a la de 8. Hay que pensarlo, hay que analizarlo, hay que asomarse al nuevo tiempo. La segunda perspectiva es el trabajo social. Se habla de trabajadores sociales que se ocupen de la gente, y de otros mecanismos de organización social. Para ello es necesario que la sociedad esté organizada, que tenga recursos.
Los recursos deben provenir del pago de impuestos. Las grandes ganancias tienen que pagar impuestos. Hoy en día las grandes ganancias no pagan impuestos, porque la tecnología de lo que se llama la globalización, que es él achicamiento del mundo, hace que los que generan ganancias paguen impuestos donde no hay impuestos.
No hay nada nuevo bajo el sol, esto lo hacían los ferrocarriles ingleses que producían en Inglaterra el carbón de piedra, simulaban pagar un alto precio por el mismo para no contabilizar ganancias en la Argentina y no pagaban impuestos. En Inglaterra arreglaban los impuestos de otra forma.
Con el intercambio de todas las mercaderías hoy las empresas eligen donde producen el hecho imponible, es decir, donde crean la ganancia que debe pagar impuestos, y la crean en los países que no se pagan impuestos, y en los países donde se pagan impuestos hacen que las operaciones no den ganancias.
Esto llega a un juego que termina en lo que yo les contaba sobre Alemania donde dicen «Señores, no nos van a cobrar un peso en impuestos hasta el 2004, 2005, porque así nos apliquen la ley no vamos a pagar impuestos».
Esta es la realidad, esta es la sociedad que hay que cambiar, porque no podemos generar otra realidad sin recursos. Nosotros necesitamos cambios en educación, cambios en salud, y para ello debe haber recursos. Por lo tanto tenemos que crear conciencia en la gente de que «el que tiene debe pagar». Pero debe descentralizarse la administración y el control.
Esto es difícil, en un Estado sospechado de corrupción la gente dice: ¿para qué voy a pagar, para que se lo roben?». Entonces la sociedad tiene asumido que hace bien si no paga impuestos.
No hay una conciencia en la gente que cree el deber de pagar impuestos, porque la gente que más debe pagar no sabe qué se hace con lo que se paga, porque no va al hospital, ni va a la escuela pública, ni a la obra pública. Todo esto genera una cultura en la sociedad que es la que nosotros tenemos que cambiar.
Los partidos progresistas del mundo vienen sufriendo desde hace años una brutal derrota cultural. Nos han ganado culturalmente, la gente ha tomado las banderas del enemigo, de la explotación de la libertad del mercado, del no pagar impuestos. Si nosotros no revertimos esta realidad, el cambio no es posible.
La batalla que nosotros estamos dando son aspirinas, son paliativos, pero no curamos. Porque para curar tenemos que cambiar en serio, no de palabra, tenemos que ir a una revalorización de las cosas. Por ejemplo vino hace poco un americano que planteaba que en EE.UU. el rico no quiere pagar impuestos con fines sociales, pero para poder sobrevivir tiene que pagar dos prisiones que son carísimas para que no los maten a ellos. Una donde están los delincuentes más peligrosos de la sociedad, cada preso le cuesta al contribuyente una gran cantidad de dólares anuales, y la otra, la prisión donde él vive porque vive encerrado en un country para que no corra riesgo su seguridad. En definitiva con lo que está pagando en las dos prisiones podríamos ir cambiando la sociedad por una donde él y su familia pudiese vivir con muchas más libertades. La realidad del sistema carcelario estadounidense marca que una de cada 150 personas está en la cárcel, cifra a la que no se acerca ninguna otra democracia y esta cifra va creciendo. Por lo tanto para un estadounidense la posibilidad de vivir algunos años de su vida en un correccional es de una sobre veinte, y para los ciudadanos de color de una sobre cuatro. Posiblemente se tendría que construir un nuevo penal de 1.000 plazas por semana durante una década, esta tendencia es llamada por algunos complejo industrial carcelario y les resulta atractiva ante la perspectiva de empleos estatales estables, sueldos altos y grandes beneficios. Como inversión, el valor de las acciones de la Correction Corporation of America, el carcelero privado más grande del país, aumentó diez veces desde 1994, y esta empresa creó un popular fondo de inversión inmobiliaria para obtener beneficio de todas las nuevas cárceles, construidas al ritmo de una por semana. Esta es una realidad que avanza. No creo que sea imitable ni deseable para nuestra patria.
Nosotros tenemos que volver a darle al trabajo la jerarquía que tiene. El trabajo es el co-creador de la persona humana. El trabajo digno forma a la persona humana, y nosotros tenemos que llevar el trabajo al seno de la escuela de donde ¿hace mucho tiempo está ausente. Tenemos que enseñar al chico a trabajar, como lo hemos dicho nosotros siempre, a manejar la mano. La mano que se maneja tiene una mejor cabeza, más equilibrada, el chico tiene que hacer trabajos manuales, de carpintero, de herrero, porque el trabajo manual es la forma de equilibrar al ser humano.
Tenemos que jerarquizarlo en la escuela, tenemos que crear en los niños la mentalidad de que el que no trabaja es un inútil, un inservible, y no de que el que trabaja es un tonto, que es el valor que reproduce esta sociedad.
¿Cuándo hemos visto, por ejemplo, una imagen del Presidente de la República leyendo un libro, o cuándo lo hemos visto ponerse la antiparra para mane jar un torno, o subirse a manejar un tractor? Nunca. Pero no es porque a él no se le ocurra, sino porque los asesores le dicen que no haga eso porque no son valores de la sociedad en la cual vivimos. Este es el tema, al Presidente se lo ve subiendo al avión, con el palo de golf, en el auto de carrera, esas son las imágenes que a la gente les gusta, no nos engañemos nosotros.
Esta sociedad y las nuevas generaciones son educadas por los medios en esos valores, en el valor del no trabajo, del no esfuerzo, en el valor de que todo se consigue fácilmente, que hay atajos para todo.
Nuestro trabajo es cambiar, hoy sabemos por ejemplo lo importante que es la enseñanza desde el nacimiento hasta los cinco años. Es la etapa más importante de la enseñanza porque es la etapa que puede generar más cambios positivos en ésa criatura que viene al mundo. En todo el primer mundo se está orientando la enseñanza en esa etapa, para nosotros no existe, y este es el trabajo social.
Está estudiado en todo el mundo que la organización de la utilización del espacio público cambia la mentalidad de la gente. Estábamos el otro día hablando por ejemplo de la animación cultural, hacíamos una comparación entre la utilización del espacio público en Rosario y en Buenos Aires, en Rosario por ejemplo el espacio público se genera en el Paseo Ribereño, Buenos Aires genera Puerto Madero, la diferencia son dos mundos, uno la antítesis del otro, pero para eso tiene que haber gente trabajando socialmente.
En Napóles la animación cultural que se hizo después de la guerra, la transformó. Era una ciudad sórdida como muchos barrios de Buenos Aires, como han sido algunos barrios nuestros, como Refinería, barrios sórdidos de una pobreza ... gris, donde no hay una sola nota de color ni arquitectónica, ni urbanística ni espiritual les diría. Entonces, de ahí sacar la gente para adelante es imposible, o muy difícil, o excepcional, pero si hay animación cultural, si la gente cambia "cúlturalmente, si cambia la cara, hay economistas contemporáneos que dicen que hasta cambia la economía. Porque esa persona con otro espíritu, produce una artesanía, busca otra combinación, encara la cosa diferente y va generando otro --entorno y otra realidad en ese entorno.
Todo ese aspecto de la animación cultural es otra de las grandes cosas que hay que modificar, que hay que realizar con otros valores. Acá han existido experiencias, que han funcionado, que no han funcionado, que han funcionado parcialmente, y muchas veces bajamos los brazos, pero esto no quiere decir que esto no se pueda profundizar, mejorar, rectificar, y avanzar en la animación cultural, en combinación con la salud, con los equipos interdisciplinarios, en fin hay toda una serie de perspectivas.
Es necesario cambiar el mundo del trabajo. Si nosotros dijéramos que con una ley modificamos el mundo del trabajo, estamos diciendo un disparate. Primero tenemos que volver a poner el trabajo en el altar para que la gente respete al trabajo y al que trabaja. Hay que cambiar las cosas en esa valoración cultural.
Aquí en la actualidad, estamos nosotros peleándonos con nuestros hermanos de América Latina, y a veces nos peleamos entre los pueblos, las ciudades y las provincias, para ver quien tiene inversiones, a ver a donde bajan los vampiros.
Y hacemos todo lo posible a ver si ellos vienen acá a chupar la sangre. "Que no vayan a chuparle la sangre al vecino, que vengan acá, esta es la política de las inversiones.
En nuestro país se dice que la responsabilidad del desempleo está en la "legislación del trabajo. Entonces aparecen ejemplos como: "mira los ferroviarios todavía tienen llamador, ¿y eso qué es?, y eso había antes, porque como no existía el despertador había una persona que salía en carro, a pie, a caballo, en bicicleta, a despertar a cada uno para que llegara a tomar el servicio del tren de las 4, 5, 6, 7 de la mañana. Y como todavía existe en el convenio de los ferroviarios la figura del llamador, éste cubre toda una gran página en los diarios y todo el mundo interpreta que hay que eliminar el convenio ferroviario porque está el llamador.
En el país con esas leyes hubo plena ocupación, en el país con tribunales totalmente parciales para el lado del trabajador y con todas las leyes vigentes, hubo plena ocupación, con todos los dirigentes sindicales, buenos, malos, amarillos, grises, negros y colorados, hubo plena ocupación, con todos los sindicatos, hubo plena ocupación.
Por lo tanto no son las leyes laborales las que determinan la desocupación. Lo que determina la desocupación es una realidad económica, que nos ha llevado al cierre de infinidad de pequeñas y medianas empresas que son las que generan más puestos de trabajo.
A estas empresas no las cerraron los trabajadores, las cerró una realidad económica. Funcionaron durante décadas pagando a sus trabajadores, ahora han cerrado, por motivos de esta economía, por la competencia de los tigres asiáticos, por la venida de las cosas de afuera, por las grandes concentraciones, por la gran tecnología, etc., etc., no por las leyes del trabajo.
La Alianza en este tema tuvo una postura muy acordada. Dijimos, bueno, está bien, hay leyes del trabajo que hay que modificar, los tiempos han cambiado, el llamador no va más, de acuerdo, ¿pero qué nos dice la OIT? En todo el mundo todas estas flexibilizaciones laborales no generaron empleo, y en muy pocos casos frenaron la aceleración del desempleo, pero en ningún lado generaron empleo. Entonces nosotros que decimos que queremos generar empleo, que el desempleo es el primer problema del país, pongámonos de acuerdo en varias cosas, no en una sola que sea la flexibilización del trabajador».
Pongámonos de acuerdo en otra política impositiva, porque lo podemos hacer. La política impositiva no tiene nada que ver con la convertibilidad, que hoy es un tabú, no tiene nada que ver con el tabú, podemos cambiar el sistema impositivo.
Como ustedes saben existieron muchos argentinos , entre ellos Roberto Payró, que decían que Argentina era igual que Australia, de esto se hizo un verso en aquella época, primero éramos igual que Canadá, después igual que Malasia, bueno, vamos pasando, pero volvamos al momento que éramos igual que Australia. Hace dos o tres años vino un profesor de economía de Australia y le preguntaron: "¿cuáles son las diferencias, para usted, más importantes entre Australia y Argentina?"- esto está en los diarios -, y le dijo: "mire, yo hace 30 años que estoy en Australia, y hay dos diferencias que hacen a esta circunstancia: Primero, la existencia en Australia de un poderoso partido socialista, y segundo, la existencia en Australia de un sistema impositivo no regresivo, y realmente progresivo".
Muy pocos países del mundo tienen un sistema impositivo tan regresivo como el nuestro, en el que pagan más los que menos tienen y pagan menos los que más tienen, y esto no es un juego de palabras, es una realidad.
Si ustedes analizan los gastos del Estado, pagan mucho más el impuesto indirecto, que es el impuesto que no tiene en cuenta la capacidad contributiva, es decir, la plata que tiene el que paga, que el impuesto directo, que tiene en cuenta la capacidad contributiva de quien tiene que pagar.
Es verdad que la mayor parte del gasto del Estado, lo pagan todos los que menos tienen y pagan mucho menos los que más tienen.
En este Estado la ganancia la hacen un conjunto de gente cada vez más pequeño. Se está operando con estas reglas del mercado una gigantesca concentración de capital y de poder, para ellos se construye la infraestructura, mientras la mayoría no participa de la gran ganancia, ni tiene acceso a buenos servicios de salud y educación.
Esta es la injusticia del sistema, pero además la injusticia del sistema es lo que hace que el chico y el mediano vayan quedando más asfixiados y se vayan eliminando los puestos de trabajo.
El otro tema es la necesidad de una banca nacional, pero tenemos que defender al Banco de la Nación modificándolo. No puede el banco seguir como está porque es el camino a la privatización, porque el banco debe ser un patrimonio de la sociedad argentina y no de los grupos corporativos, y esto es así de duro pero de real. Entonces necesitamos una mayor participación de la gente, en la conducción del banco, de los productores grandes, de los medianos y pequeños productores, de los comerciantes, de los trabajadores.
Y si a ese banco nosotros le damos raíces en la sociedad con la participación de la gente, es un banco indestructible, porque la gente que esté participando lo va a salir a defender. En cambio si lo dejamos encerrado, es un banco que recibe las críticas y no recibe la defensa de nadie, más que de los sectores más activos.
Y esta banca debe trabajar en forma diferente, y esta banca debe crear políticas de créditos favorables para la generación de empleo.
Con una política impositiva diferente, con una política crediticia diferente, tanto a nivel nacional, provincial y municipal, vamos a hablar también de modificar algunas leyes del trabajo dentro de ese paquete, como se dice hoy en día para generar empleo, pero no modificar lo que ajusta al que menos tiene, porque sabemos que eso solo no genera empleo ni lo ha generado en ninguna parte del mundo.
Por eso nosotros hemos votado en contra de la ley de Reforma Laboral que ya ha sido aprobada y que vamos a ver que pasa con su aplicación.
Esta ley ha quitado los llamados «contratos basura» y ha dejado dos contratos que conceptualmente, en teoría diríamos, no son basura, pero que en la práctica, al no ser reglamentado correctamente son dos nombres lindos para hacer contratos basura por abajo, que es el contrato de aprendizaje y el contrato de pasantía.
El contrato de aprendizaje se aplica a los jóvenes de 15 a 28 años, así que acá tenemos un rato largo para aprender ¿no?, y el régimen de pasantías que es para los estudiantes, para que hagan práctica, cosa que está teóricamente bien, pero ni por curiosidad, el Ministerio de Educación en esto no tiene nada que ver y sólo tiene que ver el Ministerio de Trabajo, y lo va a reglamentar el Ejecutivo.
El período de prueba, que es el otro tema que se ha modificado, pasó de 90 días que había antes a 30 días, pero por convenio colectivo se lo puede llevar a 6 meses, esta estipulación ya existía en el régimen anterior. El preaviso se ha reducido, antes era de un mes si la antigüedad era menor a 5 años y de 2 meses si la antigüedad era mayor, y comenzaba a contarse desde el primer día del mes siguiente a la notificación, ahora se deben dar 15 días de preaviso si la antigüedad es entre 30 días y 3 meses; 1 mes entre 3 meses y 5 años, y 2 meses más en los 5 años, se elimina la integración del mes y comienza a regir a partir de la notificación.
Lo que se cambia es la forma de calcularlo, es un detalle, pero no hay un detalle a favor de los trabajadores, son todos en contra. Antes el preaviso se calculaba, por ejemplo, si se daba el día 21, el mes de preaviso corría a partir del 1 del mes que viene, hoy los 30 días del mes de preaviso corren a partir del 21, es decir que, el mes que se complementaba antes hacia adelante ahora se toma en la misma fecha.
Todo esto y las indemnizaciones hacen de que haya todo un primer periodo donde la estabilidad prácticamente sea casi nula.
En las indemnizaciones de despidos sin causa, por ejemplo con 4 meses de empleo fijo, partiendo de la base de un sueldo de $700, antes cobraba $2450, ahora cobra $933, en 6 meses antes cobraba $2450, ahora 1050, y esto va hasta los -2-años donde siempre antes cobraba $2450, ahora con 2 años cobra $2100, y con los años y 4 meses, antes cobraba $6650 y ahora $5832, en el largo tiempo las diferencias son prácticamente inexistentes, con 20 años antes $15750 y ahora $15400. Es decir todo lo que se trata de quitar es la estabilidad, disminuir los préavisos y las indemnizaciones de los primeros tiempos de trabajo.
La otra cuestión es el trabajo en negro, que como ustedes saben hay varios centenares de miles de argentinos trabajando en negro, es muy difícil calcular la cifra de los trabajadores no registrados, pero hay algunas estimaciones. Se calcula en datos de hace 2 meses, que Argentina con una población de 35 millones tiene una población económicamente activa de 14,5 millones, la población inactiva es de 21 millones, el número de desocupados de 1 millón 900 mil, el de ocupados de 12 millones, de éstos, hay 3.343.000 trabajadores en negro, y ganan un 40% menos que los trabajadores en blanco; más de 5 millones no tienen cobertura social ni jubilación, el 80% de lo que están inscriptos como trabajadores autónomos están en mora en los aportes, el 30% de la población de menores ingresos, que está abajo de la pirámide, recibe el 8% del PBI, y el 10% de mayores ingresos recibe el -35% del PBI. El costo laboral, incluyendo todas las contribuciones y aportes patronales entre el año '93 y '97 bajó un 29%, el costo laboral por hora es de u$s 5,2 en el '97; en los EE.UU. es de u$s 17,74 ; en Francia u$s19; en Italia u$s18. La productividad en nuestro país creció entre el '91 y el '97 el 50%, así que los costos bajaron el 29% y la productividad subió el 50%, y así y todo no hay empleo.
Es decir que estas leyes no cambian la situación. En el '94 las empresas pagaron los aportes de 3,3 millones de trabajadores, y en el '97 pagaron lo mismo, es decir que ni los contratos promovidos ni la reducción de los aportes sirvieron para aumentar el número de aportantes.
El Ministerio de Trabajo informó que el empleo privado no crece.
Los argentinos que están ocupados trabajan más por semana que europeos y americanos. Aquí se trabaja 5 horas más que en Japón y 4 horas más que en Corea, dos países donde sus trabajadores prácticamente vivían en las fábricas. En Argentina se trabaja un promedio de 46 horas semanales, en España 36,8 horas, en Francia 36,5 horas.
A pesar de la prolongación de la jornada no se aumentó el ingreso de los trabajadores, el salario real en la industria cayó el 12% entre el '90 y el '97, desde la convertibilidad hasta enero de este año el poder de compra del salario industrial disminuyó el 8,3%, según el INDEC el salario industrial promedio de Argentina, es de 3,90 u$s por hora, 3 y 5 veces inferiores a las empresas europeas y de EE.UU. la hora promedio de la empresa manufacturera nuestra es de 1,71 u$s menos que en el Brasil.
Así que como ustedes ven esta es una realidad que escapa a la ley y al mundo del contrato de trabajo. Para estar dentro de la realidad político-económica que existe en nuestro país, en consecuencia, no podíamos nosotros menos qué votar en contra de la Reforma Laboral, porque es engañar a la gente decirle que ésta es la forma de darle empleo. Esto no le va a dar empleo a nadie, esto facilita la inseguridad y la inestabilidad de los trabajadores, fundamentalmente en los primeros tiempos de empleo.
Y con respecto a los trabajadores en negro, no se ha generado ningún blanqueo, porque sigue siendo negocio tener los trabajadores sin registrar, porque se les paga como les dije un 40% menos y además no se realiza ningún aporte.
Y todo esto está posibilitado por algo que dejamos aparte y que es fundamental, la policía del trabajo. Ni el gobierno nacional, ni el provincial ejercen el poder de policía de trabajo, que es la inspección de las fábricas y los lugares de trabajo para ver si el trabajador está en blanco o está en negro
Y al lado de la policía del trabajo nos pasamos al tema de los seguros de riesgo del trabajo, donde ustedes están viendo actualmente como se va incrementando la cantidad de accidentes fundamentalmente en la industria de la construcción. Hay también un sinnúmero de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales y toda otra serie de cosas que como es menos espectacular no aparece en los diarios, pero que también las cifras van aumentando.
Con la privatización del riesgo del trabajo aquí se llegó a lo siguiente, que la empresa aseguradora sea la que determine las medidas de seguridad a tomarse. Pero qué pasa, si la empresa aseguradora viene a su empresa y le dice: «hay que hacer unas modificaciones substanciales», no hace el seguro con esa empresa, contrata la póliza con otra empresa que se hace la distraída frente a la inseguridad que existe en este taller, entonces hace el negocio del contrato. Después pasan los accidentes porque ese taller funciona sin las medidas de seguridad con las que debería funcionar. En este asunto de darle el negocio a las aseguradoras del riesgo del trabajo también se privatizó la policía del trabajo, y la seguridad de la salud de los trabajadores se administra por el nivel de ganancia, cuanto más gente asegura más gana la ART, y además puede pagar indemnizaciones que ya están sumamente limitadas por ley, aunque ahora van en aumento, pero tampoco es demasiado. Se estaba pagando $50.000 la vida de un trabajador y en cuotas anuales, pero si cuando se cae ese pobre trabajador de la construcción pasa otro pobre caminante por la vereda y lo mata el andamio, o ese mismo trabajador se le cae encima y lo mata, el transeúnte puede cobrar como 2 millones de indemnización, pero el trabajador no puede cobrar más que 50.000 en cuotas.
Por eso digo que esto escapa a una ley, es una concepción filosófica de la organización de la sociedad. Si nosotros no revertimos esto en la mentalidad de la gente, es imposible modificar la ley. Esto sucede así, y se va dando en todos los daños, y en todos los accidentes que se han producido en los últimos meses en el gremio de la construcción no hay un solo responsable, no hay un solo preso, total sé han muerto los negros, ¿qué vas a hacer?, pero desde que el mundo es mundo se mueren. Éste es el argumento, más morían en las pirámides, y brutalmente la gente va asimilando ese discurso.
Lo que yo les puedo decir a ustedes es que es importante estudiar las leyes, pero hay que darse cuenta que si no cambiamos la mentalidad, esta realidad no la cambiamos.
El camino a transitar es difícil, pero lo más difícil es cambiar la mentalidad.
Entonces aquí y en todas las cosas, es necesario trabajar, es necesario difundir estas cosas. Por ejemplo, eso de los 50 mil en cuotas, la gente no lo sabe, tampoco que hay artículos de primera necesidad que pagan el 21% de IVA lo mismo que un coche Mercedes Benz.
A veces nosotros no valoramos el pensamiento de la gente, para no decirlo más duramente, que tampoco valoramos a la gente y a su forma de pensar, y entonces no vamos a los barrios, a hacer una propaganda que concientice y aclare estas circunstancias, que son concretas, decirle por ejemplo «Usted paga en este artículo de primera necesidad el 21 % de IVA, lo mismo que paga por su Mercedes Benz aquel que pasa por la calle»; explicarles que éste es el sistema, y si nosotros no modificamos los valores sobre los cuales se basa el sistema, no podemos modificar el sistema.
Hasta hace poco tiempo Chile era un país que tenía cierta regulación de los flujos de capital especulativo. Cuando comenzó el tema de la crisis asiática, empezamos a pelearnos por los vampiros, entonces los chilenos suprimieron las telas antivampiros, y sacaron las regulaciones que limitaban al capital especulativo y establecían por ejemplo que si usted entraba con 1 millón, el 30% de ese millón tenía que quedarse por lo menos 6 meses. Esto le daba cierto anclaje de que no pudiesen llegar y salir a la noche, le daba cierta regulación en el movimiento, y eso que quedaba, le daba un beneficio a Chile por 6 meses.
Pero el que estaba enfrente de la máquina cuando llegó el Tequila se asustó y dijo «se van a ir todos para otro lado, acá no va a venir nadie más» y ¡zas!, -vengan los vampiros para acá.
Entonces qué dicen los vampiros de acá: «ha visto, teníamos razón, no hay ninguna regulación que nos evite andar por donde nosotros querramos», y todos los discursos de esta gente giran sobre el tema de la no regulación.
Y nosotros tenemos que tener, creo yo, el equilibrio racional de pensar que un mercado es positivo para evitar la fosilización de la economía, si hay una persona que hace zapatos, tiene que tratar de hacer el mejor zapato, no que haga zapatos que rompan los pies porque no puede haber otro fabricante, porque no tiene competencia. La competencia del mercado debe existir, pero tiene que quedarse en esos ámbitos, no puede pasarse a la salud, a la casa, a las condiciones de trabajo, a la educación, a la seguridad de los trabajadores, a la ecología. En todo esto cuando no existen las regulaciones necesarias, entra el mercado, y al final son cosas que no sirven a la mayor parte de la gente.
Para construir un país para todos, insisto, hay que cambiar la realidad, y para cambiar la realidad, debemos cambiar la mentalidad, jerarquizando el valor del trabajo que integra el concepto de la dignidad humana.