9 de Julio de 1978: Nuevo Aniversario de la Patria
La Declaración de la Independencia el 9 de Julio de 1816 es una hazaña del pueblo argentino contra la adversidad.
El Sermón de la Constitución jerarquiza al 9 de Julio por sobre el 25 de Mayo y jerarquiza bien. Porque el 25 de Mayo es un hecho en el que los protagonistas tienen la grandeza de asumir la historia y el 9 de Julio es un hecho en el cual los protagonistas tienen el valor y la audacia de hacer la historia.
Al 9 de Julio lo hace trascendente la voluntad del pueblo, a pesar de las circunstancias negativas que lo rodean.
La voluntad popular, la participación popular, es la que otorga trascendencia a los hechos. Lo que no cuenta con ella jamás pasa en la historia de ser mera anécdota.
El propio Sermón de la Constitución es trascendente, porque en él se respeta la voluntad popular, por sobre las íntimas convicciones de quien lo pronuncia.
Hoy, cuando suele escucharse la imposibilidad del ejercicio pleno de la Independencia Nacional, ante un mundo presionado por la existencia de grandes países. Hoy, cuando suele escucharse que ser realista es saber elegir entre una u otra bandera de las grandes potencias, la inmensa mayoría de los argentinos, que hemos elegido como única bandera, la nuestra -la azul y blanca-, en este nuevo aniversario, recordamos el ejemplo de nuestros antepasados.
En 1816, a pesar de la restauración de Fernando VII, a pesar del peligro portugués en la frontera de la Banda Oriental, a pesar de la derrota de Sipe-Sipe, votaron la Independencia Nacional, considerando la realidad del mundo, pero siendo fieles por sobre todas las cosas a la esencia primera de la Patria, que no es otra que la Independencia Nacional.
Si esto hicimos los argentinos, hace 162 años, cuando tan pocos millones de hombres pesaban en el destino del mundo. ¿Cómo hoy en 1978, cuando más de cuatro mil millones de hombres pesan en el destino de la tierra y hacen tambalear a diario las estrategias de los grandes, no vamos a poder los argentinos practicar con sobriedad, pero con altivez, la Independencia Nacional?.
La Independencia Nacional de 1816 estuvo preparada por otras acciones de valor de nuestro pueblo. Allí están aún en las calles de Buenos Aires algunas piedras y ladrillos que fueron testigos de la derrota del imperio inglés, por obra de las mujeres y hombres de nuestro pueblo. Allí están los polvorientos faldeos de la precordillera donde el pueblo de Jujuy posibilitó con su éxodo la trascendencia de la gesta de Belgrano. Allí están las ricas tierras de Cuyo, donde su pueblo nutrió y apoyó la organización del ejército que liberaría a medio continente. Allí están los faldeos de la Quebrada de Humahuaca, que por obra y gracia de los anónimos gauchos de Güemes constituyeron una línea de defensa infranqueable que permitió la organización del ejército libertador. Allí están los nombres de Juan Bautista Cabral, de Santiago Albarracín, de José Mariano Gómez y de Juan Bautista Zalazar que inmortalizan la gesta de los humildes, la gesta de los desposeídos, la gesta de los más en la Independencia de la Nación Argentina.
En este nuevo Aniversario de la Patria, es necesario pensar qué estamos haciendo hoy para afianzar en forma efectiva la Independencia Nacional.
Independencia Nacional que no es hueca, que está llena de contenidos muy concretos. El primero, la defensa de la mujer y del hombre argentino, de su salud, de su vivienda, de su educación y de su cultura.
Defendamos la Independencia Nacional jerarquizando los planes de promoción de la salud, de la prevención de la salud, y rechazando en consecuencia la aplicación de un concepto empresarial en la medicina curativa.
Defendamos la Independencia Nacional promoviendo escuelas y universidades, a las que tengan acceso los niños y los jóvenes de todos los sectores sociales, y que tengan por objetivo la formación de mujeres y hombres argentinos y no la de tecnócratas al servicio de pasajeras e intrascendentes necesidades de mercado.
Defendamos la Independencia Nacional poniendo los medios de comunicación de masas al servicio de la exaltación de los valores nacionales y no al servicio de la sociedad de consumo y de sus corruptoras prácticas de drogas, pornografía y terror.
Defendamos la Independencia Nacional promoviendo una economía que sea un instrumento al servicio del bienestar de los argentinos, de la defensa del patrimonio nacional, de la promoción de la calidad de vida, del desarrollo equilibrado y soberano de todo el territorio nacional y que no conciba como modelo la estructuración de una república de mercaderes.
Renovemos hoy, en este nuevo aniversario, nuestras obligaciones para con la Patria y lleguemos a la convicción profunda de que todos los días del año en la escuela, en la universidad, en el cuartel, en el seminario, en la cooperadora, en el sindicato, en la biblioteca, en la organización estudiantil, en la organización empresarial de la ciudad y del campo, en la asociación profesional , en la cooperativa, en la organización vecinal y en el club, debemos forjar el espíritu inmortal de Cabral, de Albarracín, de Gómez y de Zalazar. A los padres de la Patria, a San Martín, a Belgrano, a Brown, los produce la historia, pero la historia la hacen los Cabral, los Albarracín, los Gómez y los Zalazar.
Que ni aquí ni afuera, nadie se equivoque. Los argentinos logramos nuestra independencia con nuestra sangre, con nuestro dolor y con nuestro hambre. Nuestra Independencia no fue producto de ningún laudo, de ninguna resolución de organismo internacional, no fue ningún regalo; fue el fruto de un sacrificio popular puesto al servicio de una conciencia clara.
Muchos errores hemos cometido, pero no hemos olvidado la herencia de quienes nos legaron la Patria.
Nadie crea que nuestra bandera, que hoy con tanto orgullo flamea en todo el territorio nacional, pueda transformarse en mantel de merienda para nadie.
Hoy los argentinos, en este aniversario de la Independencia Nacional, juramos como el 24 de Marzo de 1816 "el promover todos los medios de conservar íntegro el territorio de las Provincias Unidas".
Hoy los argentinos, por unánime aclamación, adherimos ferviente y conscientemente al agregado propuesto por Pedro Medrano el 19 de Julio de 1816 a la Declaración de la Independencia: "investirse del alto carácter de nación libre e independiente, del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli, y DE TODA OTRA DOMINACIÓN EXTRANJERA".
Reproducido por el centro de Estudios Acción Argentina, en ocasión de cumplirse el 162 Aniversario de La Independencia Nacional.