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Imperialismo y Cultura.

2º PARTE

 

El B. I. D. y la Universidad Argentina

I) INTRODUCCION

 

Esta ponencia (segunda parte de Imperialismo y Cultura presentado al Congreso de F. U. A. de Rosario, 1963), tiene por objeto la sistematización de trabajos dispersos que han tratado el tema. El material básico que resulta, tiene por objeto, convertirse en fuente de información para el análisis de los actuales problemas universitarios y su posterior difusión entre los estudiantes.

Amén del trabajo de recopilación y sistematización, el C.E.C.E., incluye aquí los aspectos más importantes de los análisis relacionados con el tema rea­lizados por nuestro Centro desde el año 1963. Entre ellos podemos citar: el Plan Pro-Agro; Análisis de las “Normas Financieras”; Causas del Limitacionismo; Análisis del B. I. D., etc.

 

II) UN INFORME FUNDAMENTAL

En el informe producido por la Sexta Reunión de Gobernadores del Ban­co Interamericano de Desarrollo (B.I.B.) sobre su actividad en 1964, encon­tramos que “... se encuentran muy adelantados los proyectos para reequipar ocho Universidades argentinas...”[1]. Resulta verdaderamente sintomática la ocultación ex-profeso de estos planes para la financiación de las Ciudades Universitarias. Pero a poco que analicemos la naturaleza y actuación del B. I. D., así como los elementos que han sido exigidos como prerrequisitos para su otorgamiento, quedará en claro esta especie de “defensa” contra la movili­zación estudiantil.

Este hecho nos obliga a un análisis en profundidad de su actuación. Para ello, haremos una reseña de sus principales características financieras y jurídicas.

 

III) ANTECEDENTES DEL B. I. D.

“Contribuir a acelerar el proceso de desarrollo económico, individual y colectivo, de los países miembros”, expresa la sección I del Convenio Consti­tutivo del B. I. D. Esto define su objetivo primordial. Veamos entonces de qué manera el B. I. D. promueve el desarrollo.

El último informe de la Junta de Gobernadores del Banco (arriba cita­do) expresa que el B.I.D. ha participado en proyectos por un total de 3.500 millones de dólares: pero su aporte es de 1.200 millones. Esto es lo “prome­tido”, los desembolsos a esa fecha (31/12/64), habían sido sólo de 400 millo­nes. En una palabra: el B.I.D. ha participado a esa fecha en el 11,5 % del total de proyectos comprendidos con su “colaboración”.

La misión del B.I.D. no termina con tan “importante” aporte financiero al desarrollo. Hace firmar al deudor leoninos contratos que posibilitan el ma­nejo total del proyecto y...del deudor.

 

Análisis del Contrato

Analicemos a tal fin un contrato tipo de esta institución. En la Sección I del artículo 1º, se establece dónde deben efectuarse las compras. La especifi­cación es siempre la misma: en el exterior (léase EE. UU.). Este aspecto lo remata en la sección 3.09. “...los desembolsos /se realizan/ dando preferen­cia a la moneda o monedas que el Deudor debe utilizar en el pago de Bienes Servicios...”. No en vano el informe antes aludido expresa: “... estos avan­ces señalan la receptividad que en algunos países exportadores de capital (nos­otros les llamamos imperialistas) ha encontrado la idea de utilizar la expe­riencia y el conocimiento del Banco...”.

El artículo II de estos contratos (Amortización, Intereses y Comisión), indica claramente el manejo arbitrario que se realiza de estos préstamos. Al es­tablecer la moneda en que se hará el préstamo; indica que los desembolsos en dinero que no sea dólar, se hará a la relación cambiaria que el Banco esta­blezca. De igual manera para la devolución del préstamo “...si surgieren dis­crepancias (entre Deudor y BID)... se estará a lo que resuelva razonable­mente el Banco”.

A continuación el contrato plantea un elemento al que llama Participa­ciones (Sección 2.08). Esta es una de las partes más peligrosas para la integridad cultural de nuestra Universidad Nacional.­

Estas participaciones con­sisten en el derecho que el BID se reserva para ceder a otras instituciones (públicas o privadas), los derechos correspondientes a las obligaciones mone­tarias del Deudor, sin necesidad de notificarle previamente y hasta el total del préstamo; y a un tipo de cambio que el propio Banco determinará. Ima­ginémonos el futuro de nuestra Universidad con los documentos en manos del gobierno de los EE. UU, de una “Foundation”, de una universidad norteamericana o simplemente de una empresa monopolista de los EE. UU.

El artículo III incluye entre sus bases, una que está estrechamente liga­da a aspectos que vamos a considerar más adelante al tratar concretamente las exigencias a la Universidad en lo que se refiere al cobro de los servicios asistenciales y de enseñanza. Así uno de los incisos de la sección 3.01 expre­sa: “Que el Banco haya recibido prueba de que el Deudor ha adoptado las medidas necesarias para fortalecer su administración financiera y para man­tener un sistema adecuado de cobro de las cuentas por los servicios que presta”.

El B.I.D. incluye también en su contrato tipo, en el artículo IV, cláusulas que le sirven para cubrirse de las contingencias político-sociales de los entes deudores y de los países a que estos pertenecen. Así establece que podrá hacer exigible el total del préstamo en cualquier momento declarándolo vencido y pa­gadero de inmediato, suspendiendo paralelamente los desembolsos; si se plan­tean entre otros los siguientes supuestos: “Retiro o suspensión del país como miembro del Banco” (de esta manera la Universidad “pesaría” en una even­tual decisión del gobierno de retirarse del Banco).

Otra posibilidad que haría exigible el total del préstamo es: “la enmienda o derogación sustancial de la Ley Orgánica de creación del Deudor, o de otras leyes o reglamentos básicos relacionados con el mismo que a juicio del Banco pueda afectar desfavorablemente la ejecución del Proyecto”. De esta manera, el Consejo Interuniversitario, la Asamblea Universitaria y el Consejo Superior tendrán un miembro más (por contrato) con derecho a VETO del Estatuto Universitario y Ordenanzas respectivas, según su .. .JUICIO (!!!), mientras dure la amortización del préstamo.

La culminación de estas “garantías” adicionales es realmente increíble: “Cualquier circunstancia extraordinaria que a juicio del Banco, haga impro­bable que el Deudor o Garantes puedan cumplir las obligaciones contraídas en los contratos respectivos o que no permitan satisfacer los propósitos que se tuvieron en cuenta al celebrarlo”. Es de hacer notar que plantea el término: Improbable —no imposible— con respecto a distintos hechos que a su juicio harán que el préstamo no se pague; o bien que se modifique la política eco­nómica seguida por las autoridades. (Que suba al poder un presidente con apoyo de las clases populares o aparezcan Rectores impuestos por los sectores más avanzados de la Universidad).

Por otra parte, el B.I.D. a pesar de su escasa participación en los pro­yectos, (11,5%) regula el 100% de éstos a través de una cláusula que espe­cífica: “Toda modificación importante en los planes de inversión, presupues­tos, planos, y especificaciones del Proyecto... requieren autorización escrita del Banco” (Sección 5.01).

En medio de todo este trágico festín, no falta la nota de comicidad. La sección 7.07 (Publicidad) dice: “El Deudor se compromete a indicar en for­ma adecuada en sus programas de publicidad relacionados con el Proyecto, que éste se financia con la cooperación del Banco Interamericano de Desarro­llo mediante el uso de sus recursos (Ordinarios, Especiales, Fondo Fiducia­rio) y se realiza dentro de los propósitos generales de la Alianza para el Pro­greso. Además el Deudor colocará en los lugares donde se ejecuten las obras financiadas con recursos del Préstamo avisos que señalen con claridad esta in­formación”… Sin comentarios.

Si llega a haber conflicto entre las partes y éstas no se ponen de acuer­do: “...cualquiera de ellas podrá ocurrir ante el Secretario General de la O.E.A (!) para que éste proceda a la designación” (Art. 2º del Anexo A). La sede del arbitraje tendrá que ser Washington (!).

 

Los Préstamos del B. I. D.

El B.I.D. realiza préstamos bajo el sistema de contratos antedicho, y lo hace en varios sectores de la actividad económica (estatal y privada). Entre ellos se destacan el Industrial y Agropecuario que en su conjunto suman el 57,3 % de los préstamos otorgados, y los préstamos a las Universidades (4,4%) (2). Veamos pues algunos ejemplos concretos de actuación del B.I.D.

En el sector industrial de los préstamos del B.I.D., la Provincia de Cór­doba tiene amplia “experiencia”. En 1964, contrató con la Empresa Provin­cial de Energía (E.P.E.C.), un préstamo para redes de transmisión por el cual los materiales y equipos (a pesar de producirse en nuestro país), debían adquirirse en el exterior; quedando sujeto al B.I.D. los presupuestos, tarifas, inversiones y la Carta Orgánica de EPEC por 15 años. El B.I.D. podía tam­bién vetar las disposiciones de la Legislatura Provincial y el P. E., y decla­rar en cualquier momento exigible la totalidad del Préstamo y sus intereses (3).

 

(2) Idem

(3) Actas de la Cámara de Diputados de la Pcia. De Cba, 1964.

 

Esta “ayuda” a pesar de haber sido otorgada oficialmente, fue detenida por la movilización obrera.

El B.I.D. también actuó en el sector privado. Otorgó un préstamo a la Empresa Minetti para instalar una moderna planta de cemento armado. La condición fundamental que se exige es la importación de productos que la in­dustria argentina produce habitualmente y en similares condiciones de cali­dad (material eléctrico, usinas, generadores, etc.). El Banco Industrial de la Argentina, está tratando de impedir esta maniobra a instancias de la Aso­ciación de Industriales Metalúrgicos. Es de señalar que el B.I.D. exigió a Minetti S.A. que comprase estos elementos a Alfred Krupp, el rey del acero europeo que pusiera sus fábricas al servicio de Hitler, por lo que fuera acu­sado en Nüremberg[2]. Resulta sintomático que el propio Krupp comprase en julio de 1964, Bonos del B.I.D. por un valor de 60 millones de marcos (15 millones de dólares)[3].

En el sector agrario, se destaca a nivel nacional el Plan Pro-Agro llevado adelante por el I.N.T.A. y la Fundación Ford fundamentalmente con impli­cancias económicas y culturales para la Argentina. Desde el punto de vista eco­nómico se trata de evitar la modificación en la estructura de tenencia de la tierra, creando paralelamente un sistema neo-feudal que llevará a nuestro cam­pesino a una miseria cada vez mayor. Esto como marco de un proceso de encasillamiento y distorsión de la estructura de la producción agraria.

El plano cultural está representado por la preparación de “técnicos” pa­ra llevar a cabo este plan, problema que enlaza fuertemente con la creación de un Instituto de Agronomía de la Universidad de Córdoba que veremos más adelante.

El plan Pro-Agro está financiado por el B.I.D., quien ha “prometido” 300 millones de Dls., cifra imposible pues representaría nada menos que el 75 % del total de desembolsos efectuados por el Banco desde que inició sus activi­dades (1961). La confirmación es inobjetable: en 3 años (el proyecto dura 6 años), sólo se han desembolsado 48 millones. A pesar de todo vale la pena pro­fundizar las implicancias de este préstamo pues indica algo fuera de lo nor­mal en estos préstamos del B.I.D.: Los implementos agrícolas se comprarán en la Argentina. Y entonces ¿dónde está el imperialismo? Es fácil desentrañar­lo. A continuación la información aclara que en la Argentina existen fábricas de tractores (la mitad alemanas y la otra mitad estadounidenses o ligadas a ellas), que tendrán que importar 60 millones de Dls. para los componentes de las maquinarias. A continuación agrega con todo desparpajo: “El objetivo principal es aliviar la presión en la Balanza de Pagos...”; que ellas mismos presionan con 60 millones de Dls. más que deberán invertirse en Alemania o EE. UU.)[4]. Es evidente la causa por lo que el 40 % del Préstamo fue otorgado en marcos alemanes. En síntesis: el B.I.D. subsidia al capitalismo monopolista interna­cional para que éste pueda colocar su producción.

En lo que respecta a la enseñanza universitaria el B.I.D. ha prometido al 30/12/64: “... 30 millones de Dls. a través de 17 programas que benefician a 45 instituciones universitarias de 15 países[5]. Pero veamos para qué sir­vieron esos dólares. La propia información del Banco señala con precisión la exigencia particular a las Universidades: La Departamentalización[6]. El Departamentalismo es un sistema por el cual se unifican cátedras de distintas facultades que aparentemente son similares. Esto tiene como consecuencia eliminar la necesaria unidad de los estudios universitarios, favoreciendo pa­ralelamente la conformación de una élite tecnocrática. Al disociar la unidad indivisible que caracteriza la práctica humana obstruyendo analíticamente las distintas dimensiones en que ésta se expresa, y al convertir a cada una de ellas en el objetivo privilegiado de las diversas disciplinas introduce al estudiante dentro de una perspectiva parcial. De este modo comienza a desarrollarse una superespecialización de las carreras, desde la cual, se hace cada vez más difícil adquirir una visión de conjunto de la realidad y el estudiante es llevado a una consideración minuciosa que le oculta sistemáticamente la significación humana de los fenómenos que estudia. Este método antipedagógico de organi­zación universitaria tiende además a romper toda posibilidad de cogobierno universitario, y cuenta con una fracasada experiencia en la Universidad del Sur.

 

Las Finanzas del B. I. D.

El Presidente del B.I.D., Felipe Herrera, ha expresado en el informe anual: “... su objetivo básico de contribuir al desarrollo latinoamericano con el importante aporte de los EE. UU....”. El real accionar del Banco indica lo contrario. Estados Unidos aporta el dinero para el Fondo Fiduciario y de Progreso Social (150 millones y promesas por 400). Pero el problema debe ser analizado en su conjunto, América Latina al finalizar el año 1965 habrá efectivizado aportes por un valor algo superior a los 1.100 millones de dólares; mientras que los desembolsos reales del B.I.D. a esa fecha, no podrán sobrepasar los 600 millones (cálculo optimista), teniendo en cuenta que el ritmo actual es de 40 millones por trimestre.­

El saldo es de 500 millones de dólares a favor de América Latina.

Por otra parte el Banco moviliza una gran cantidad de recursos financie­ros en los mercados internacionales de capital (Inglaterra, EE. UU., Alema­nia, etc.) a través de la emisión de Bonos (ya hemos visto el resultado de la emisión en Alemania). En 1964 había llegado a los 300 millones de Dls. y las emisiones se lanzan sobre la garantía de las cuotas latinoamericanas suscrip­tas en el B.I.D. (9)

De esta manera América Latina tiene 800 millones de Dls. a su favor. Pero... ¿dónde están? La O.E.A. en una publicación expresa que los millones restantes se vuelcan en: “... inversiones en valores a corto plazo del gobierno de los EE.UU., o en depósitos a plazo fijo en bancos comerciales...”[7]. Esto significa que Estados Unidos utiliza en el mercado financiero 800 millones de Dls. para préstamos al gobierno y a las empresas a través del sistema bancario. Este dinero proviene de los países latinoamericanos que de esta manera financian la economía norteamericana.

Como conclusión podemos decir que media una considerable distancia en­tre las promesas de dólares y la realidad; y aún más: la filantropía yanqui está funcionando al revés. Sin embargo, todo esto nos lleva a coincidir con ex­presiones vertidas por el Presidente del Banco, que culmina el análisis de la actividad del Banco con la siguiente frase: “El interamericanismo entonces debe proyectarse hacia el futuro de una fórmula continental al que... puedan seguir reforzando... la identidad de los principios emanados de la Cultura Occidental...”. Y de que lo analizado es la Cultura Occidental no puede ca­ber ninguna duda!

 

IV) EL PLAN PRO-AGRO

El Problema Agrario y la Dependencia en Latinoamérica

(9)   Panamericanismo Económico (citado).

(10)

(11) Comercio Exterior México Abril de 1965, pág. 297.

 

 

La vulnerabilidad del sector externo de los países latinoamericanos pro­vocada por el dislocamiento regional y sectorial de sus estructuras producti­vas, en razón de hallarse estas economías inmersas en un sistema de dependen­cia; origina graves y continuas crisis  coyunturales.

Frente a esto, las economías capitalistas altamente desarrolladas, es de­cir, el sistema imperialista se encuentra ante un dilema. Por una parte es ne­cesario mantener esas economías en un discreto nivel de afluencia, que repre­senta una capacidad efectiva de importación por parte de América Latina, para sus abarrotados stocks de producción, y por el otro, no pueden permitir un proceso de Industrialización (12), sino que deben procurar encasillar el pro­ceso en un Crecimiento Industrial (13). Para ello tratan de incentivar la pro­ducción primaria, que constituye la fuente principal de divisas de este gru­po de países; exportaciones con las cuales estos sistemas —algunos embriona­rios y otros aunque dislocados muy difundidos— de transformación de mate­rias primas puedan seguir en funcionamiento.

Por otra parte, el excedente económico producido por el sector agrope­cuario es controlado por los grupos exportadores y terratenientes que trata­rán siempre de evitar un proceso de industrialización, pues perderían su posi­ción estratégica en el conjunto de la economía. De esta manera se obtienen les objetivos aparentemente contradictorios en forma simultánea: evitan las crisis coyunturales y paralelamente encasillan el proceso en un esquema de crecimiento industrial.

Paralelamente surgen en este “esquema” una serie de problemas. A este respecto, la salida al excedente de mano de obra rural es uno de los puntos críticos del “esquema” y se constituye en un verdadero “Talón de Aquiles”. Ba­ran escribe sobre el punto: “...La industria monopolista amplía la fase mer­cantil del capitalismo, al obstaculizar la transacción del capital y de la gente de la esfera de circulación a la de la producción industrial. Por otra parte al no proporcionar un mercado a la producción agrícola, ni una salida al ex­cedente de mano de obra rural y al no abastecer a la agricultura con bienes de consumo manufacturados y aperos de labranza baratos, obliga a ésta a vol­ver a la autosuficiencia, perpetúa la ociosidad de los desocupados estructura­les y favorece una mayor proliferación de pequeños mercaderes, de industrias domésticas, etc....” (14).

La industrialización es un proceso orgánico de naturaleza técnica y económica que tiene lugar –como una necesidad histórica- en los sectores de transformación de materia prima en productos elaborados con el fin último de propender a una más amplia y diversificada producción. (Situación Económica, Social y Política del País F.U.A. IV Congreso – Córdoba, 1959)

El Crecimiento Industrial es un fenómeno por medio del cual la industria se in­crusta en la vieja estructura atrasada, adaptándose a la misma. (Situación...)

Paul Baran.  La Economía Política del Crecimiento. F.C.E. pág. 203.

El éxodo campesino hacia las regiones urbanas ya no es posible en líneas generales y la presión que el campesinado de Latinoamérica ejerce sobre la te­nencia de la tierra es explosiva (Centro América, Perú, Brasil, Colombia, etc.).

Los sectores de la economía industrial y de servicios no pueden ya absorber mano de obra en forma productiva, y ya han formado su propio ejército in­dustrial de reserva, por lo que el éxodo rural lo incrementaría “peligrosa­mente”.

A fin de obviar este escollo fundamental, se plantea al sistema de depen­dencia una única salida: elevar el nivel de vida del campesino a través de la creación de unidades de explotación de subsistencia. Estas células productivas, son diseñadas de tal manera que sólo produzcan bienes de consumo de uso pro­pio o local, es decir una economía de autoconsumo, de subsistencia. Una orga­nización económica de este tipo no produce excedente económico que pueda ser utilizado en la capitalización y expansión de esa producción, pudiendo así en­focarla hacia una economía de cambio. De esta manera se disocia este sector del proceso productivo general.

Frente a esto, “...no podemos hacer nada mejor que repetir los elocuen­tes comentarios que acerca de este método de “ayudar” al campesinado de los países atrasados, expresaba hace más de medio siglo Karl Kautzky: “En la industria hogareña explotada por los capitalistas encontramos las jornadas de trabajo más largas y más exhaustivas, la remuneración más mísera por el tra­bajo realizado, la incidencia más grande del trabajo de niños y mujeres, el hacinamiento más miserable en el trabajo y en la habitación; en una palabra, las condiciones más ultrajantes que pueden encontrarse en nuestro modo de producción. Es el sistema más infame de explotación capitalista y la forma más degradante de proletarización del campesinado. Todo intento para ayudar a una población de pequeños campesinos que ya no pueden seguir subsistien­do con el sólo trabajo agrícola, mediante el impulso a la industria hogareña, deberá conducir, tras de un corto y dudoso mejoramiento, a la caída en la mi­seria más profunda y desesperada”

Paul Baran agrega con respecto a esto: “...no sería necesario ni siquie­ra mencionar la naturaleza profundamente retrógrada de este retorno a las “felices” condiciones de autosuficiencia rural y de industria de aldea, si no fuese porque se ha popularizado y estimulado este retorno en los países occi­dentales”.

Die Agrar Frage (Stuggart 1899) Citado por P. Baran pág. 203.

P. Baran (citado) 203 n.

“El gobierno de los EE. UU., en el llamado Programa del Punto IV, al igual que la Fundación Ford por ejemplo, han dedicado fondos muy impor­tantes para “vender” este esquema a los gobiernos de los países subdesarrollados, en tanto que los economistas lo han estado proponiendo en sus recientes escritos sobre el desarrollo económico” ([8]6).

 

La situación de nuestra Economía

Existe una crisis en el monto y forma de obtención de los excedentes eco­nómicos del sector agropecuario. Con respecto a la crisis en el monto (17) po­demos señalar que el volumen físico de la producción agraria no sólo está es­tancado, sino que ha descendido en un 30 % en términos de producción por habitante. Paralelamente se produce un hecho muy importante: el mercado de nuestra producción agraria que se había desarrollado en extensión (fuera de sus fronteras), comienza a desarrollarse en profundidad (mercado interno) a raíz del estancamiento de la producción en la región pampeana y el impor­tante aumento de población. La demanda interna absorbía en 1925-29 el 33 % de la producción pampeana, llegando en 1955-57 al 30%. Se explica así que las exportaciones agropecuarias (provenientes en un 84 % de la región pam­peana) bajarán en el mismo lapso de 5.179 millones de pesos a poco menos de 3.000 millones.

Por otra parte, a la disminución de saldos exportables se suma otro factor que disminuye el poder adquisitivo de esas exportaciones: la relación de tér­minos de intercambio. Con la exportaciones de 1957 sólo se adquirió el 37 % de las importaciones factibles en 1925-29. En el quinquenio 1953-57, la pérdi­da originada por la relación de términos de intercambio, superó los 2.000 mi­llones de dólares.

Estos hechos llevaron a obtener los excedentes a través de algunos mecanismos que hicieron fuerte impacto en el funcionamiento de la economía argentina: la traslación de ingresos del

(17) Esto no quiere decir que el momento realmente obtenido esté en crisis sino que aquí se trata de la crisis del producto del cual se obtiene “normalmente” este excedente económico. Esto llevo al sector agropecuario a procurárselo por medios distintos al de la fuente original; tal como la devaluación del peso.

(18) Perspectiva de la Economía Argentina —CECE Fuba— Documentación del Congreso Nacional de Estudiantes, Rosario 1963.

sector industrial al sector agropecuario por medio de la devaluación del peso. En octubre de 1955 el tipo de cambio aumenta de 5 a 18 pesos por dólar. En 1959, se liberalizan las transacciones financieras y se realiza una nueva devaluación con un tipo de cambio libre. Luego de una estabilización a $83 por cada dólar, el Banco Central se retira del mercado cambiario a través de una maniobra de Federico Pinedo y el dó­lar llega a 140 pesos. Esta política de devaluación determinó una cuantiosa transferencia de ingresos del resto de la economía nacional al sector agrope­cuario. Así tenemos que: “...una sola de estas devaluaciones, la de 1959, le significó a la clase agropecuaria dominante un traspaso de riqueza de 19.000 millones de pesos del año 1950 o sea unos 250.000 millones de pesos actuales (1953) “(18).

Hemos visto, cómo la menguada capacidad de producción y exportación empuja al sector agropecuario (a través de su capacidad de dirección de la economía nacional) a obtener los excedentes por medio de la traslación de los ingresos. Estos hechos, provocan importantes fricciones en los mecanismos del sistema, que lo sumergen en profundas crisis, como la del período 1962-63.

Frente a esto, es decir la vulnerabilidad del sector externo, el sistema de dependencia tratará de desarrollar las exportaciones primarias que permitan mantener el funcionamiento de la economía. Pero cabe preguntar: ¿qué ex­portaciones y quiénes la llevan a cabo?

El 92% de nuestras exportaciones está compuesta por productos agrope­cuarios (cereales y carne). Es evidente que la producción cerealera no será impulsada; muy por lo contrario, se tratará de inhibirla (los récords de las úl­timas cosechas fueron logradas por condiciones excelentes de clima y algún progreso tecnológico). La Argentina siempre ha visto deteriorada su posición en el mercado mundial por el control que ejercen los Estados Unidos a través de la colocación de sus excedentes de producción, por lo que verá con buenos ojos toda política que tienda a retraer la posición argentina en el mercado, y si es necesario hacerla desaparecer de éste (19).

Frente a esto, la única posibilidad la da el desarrollo ganaderil. Esto se ve posibilitado por los precios altamente remunerativos de sus productos y por las probabilidades de colocación en el mercado interno y externo. Con res­pecto al mercado interno podemos señalar que: “... dado el aumento del nú­mero de consumidores habría una mayor demanda lo cual presumiblemente se traduciría en un aumento del precio minorista...” ([9]0).

El mismo informe agrega luego: “...se llegó a la conclusión de que el consumo mundial presentaría un ritmo de decidido aumento al par que una sensible divergencia con el volumen de la producción (que no crecería con igual intensidad) lo que se traduciría en un alza de las importaciones mun­diales ...”.

Este desarrollo de la ganadería, se ve reforzado por la tendencia propia del sistema que a raíz de una diferencia de precios relativos modifica la es­tructura de utilización de la tierra. Así tenemos que el cultivo de cereales ocupaba en el período 1935-39 más de 17 millones de Has., pasando en el pe­ríodo 1960-62 a menos de 14 millones; mientras que las forrajeras en igual período se incrementan en 4 millones de Has. (50%) y los campos naturales en 2,4 millones. Como lógica consecuencia de este proceso, las existencias va­cunas (a pesar del deterioro de la

 

(19) Ver informe de F.U.A. al Interuniversitario sobre CAFADE 1959

(20) Proyecciones mundiales de la Oferta y la Demanda de Carne vacuna Conade Mayo de 1963.

 

fertilidad del suelo y los problemas de la erosión) han pasado en los últimos años a 35 millones de cabezas aproxi­madamente.

Esta situación tiene varios efectos simultáneos: 1) Tiende a salvar las crisis coyunturales argentinas; 2) Nuestro país no puede ofrecer competencia en el mercado agrícola mundial; 3) Se refuerza la posición dominante de la oligarquía agropecuaria, pues siguen disponiendo de las divisas esenciales pa­ra el funcionamiento del sistema; 4) Con los excedentes económicos en poder de estos grupos no existirá proceso de Industrialización.

La acción concertada del imperialismo comenzó con la Operación Carnes de Cafade que destinaba 250 millones de pesos para fomentar una mayor pro­ducción de carnes, en 1959. La acción de este organismo en el plano económico fue señalada en el análisis presentado al V Congreso de F.U.A. por el C.E.C.E. (Fuba). (Informe sobre la situación económica argentina, 1960).

Hoy encontramos frente a esta acción al plan Pro-Agro llevado adelante por la Fundación Ford y el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agro­pecuaria), contando con la financiación del B.I.D Ahora bien, qué se propone el ocupamiento de la pampa húmeda por la, ganadería y el desplazamiento de la agricultura hacia las tierras marginales. De esta manera la producción agrí­cola subsistiría sólo para el consumo interno. Paralelamente, la mayor pro­ducción pecuaria seguirá poniendo en manos del sector agro-exportador los excedentes de nuestra economía. Esto permite la obtención de divisas para “... aliviar la presión sobre la balanza de pagos de Argentina mediante la ex­pansión de la producción pecuaria...” (21).

En todos estos planes no entra evidentemente la modificación de la es­tructura agraria y del comercio externo. Es así que estos grupos actuando conjuntamente con la estructura de dependencia, seguirá manejando los ex­cedentes, no para la industrialización de nuestro país, sino para un crecimien­to industrial, deformado e incrustado en una estructura atrasada.

Por otra parte es necesario solucionar el problema de la población exce­dente relativa, aumentada en esta oportunidad por la modificación en la es­tructura de actividad agraria, lo que provoca una baja en la demanda de mano de obra. Para obviar el problema, se recurre a la creación de condiciones de autosuficiencia rural y “elevar” así el nivel de vida campesino.

(21) Noticias del B. I. D. Noviembre de 1964  (Presentamos al Banco Nación).

A este efecto, se han “creado” los clubes llamados de las 4A y similares. Estos clubes 4A cuentan con el sugestivo apoyo económico de Acindar, Shell, Siam, Ford, General Motors, etc., es decir los grupos de capital extranjero que monopolizan las distintas ramas de producción. Los clubes 4A “...ela­boran un proyecto anual que puede versar sobre hortalizas, manualidades, tambos, distintos criaderos... Algunos de los asistentes cultivaban parcelas individuales de maíz híbrido...”(22). La misma publicación especifica que “... el Banco Nación otorga créditos a los socios de los clubes 4A por un má­ximo de $30.000 (?) para tareas de agricultura, horticultura, forrajería, avi­cultura, cunicultura, cría de cerdos y toda otra explotación rural destinada a producir bienes de consumo”. (Con 30 mil pesos sólo pueden ser bienes de uso propio). Ya hemos anotado más arriba las consecuencias de esta política agraria. El Pro-Agro en la Universidad

Esta política económica que acentúa la dependencia se interrelaciona con una correspondiente dependencia cultural, que en su acción paralela, autorrefuerzan el proceso. De esta manera se produce un fenómeno socio-cultural pro­pio de los países subdesarrollados y dependientes. Así tenemos que en estos países, “... el imperialismo trata de conectar del mismo modo a la Universidad local con sus necesidades de personal técnico. El avance de la penetración em­pieza a plantear en el país necesidades que reclaman satisfacción inmediata en base a los intereses del imperialismo y de sus socios locales...” (23).

Esto se realiza a través de las “Foundations” especie de departamentos culturales del capitalismo monopolista que tratan de esparcir el American Way of Life por todo el mundo. La acción de estos organismos fue caracteriza­da en la conclusión de la primera parte de nuestro trabajo. Allí decíamos que se manifiesta en:

 

(22) La Voz de Acindar para el hombre de campo. Abril de 1964

(23) Imperialismo y Cultura —I parte— Congreso de F. U. A. Rosario 1963.

 

Modificación de planes de estudio, de la organización pedagógica, de los institutos de investigación, para variar y torcer el contenido de la enseñan­za y la investigación.

Becas para los estudiantes de los últimos cursos o recientes graduados, para realizar estudios en una Universidad de las EE.UU., con la condición de que a su regreso sean nombrados profesores.

Nombramiento de un asesor por término no menor de un año (profesor contratado). Estos asesores son designados para colaborar con la reorganiza­ción, argumentando la falta de experiencia en las nuevas estructuras, pero lue­go su misión es muy distinta en la práctica.

Violación de las normas legales por las que se rigen las Universidades; fundamentalmente en lo que hace a licencias, becas y concursos.

5) La ayuda técnica o financiera, ya provenga del gobierno norteamerica­no en planes como los de la Agencia para la Colaboración Internacional (CAFADE), Agencia para el Desarrollo Internacional (AID), Alianza para el Progreso, o de entidades privadas, cuyas funciones se fundamentan en la política exterior de los planes norteamericanos, que las tienen en cuenta como ayuda privada (Ford, Rockefeller, etc.) adopta los mismos métodos y persi­gue los mismos fines: captación de técnicos, orientación de los planes de es­tudio y de investigación, adaptados a las necesidades de los monopolios.

En el aspecto del Pro-Agro ha trabajado la Fundación Ford, que lanzó sobre la Universidad Argentina en 1964 el “Plan para la Economía Agrícola”. Pero antes veamos algunos antecedentes de esta Fundación.

“En el caso de unas pocas grandes fortunas (siendo la de Henry Ford el mejor ejemplo), considerable parte de ellas se destinan a fundaciones ca­ritativas (?) a fin de que se pueda eludir la imposición al patrimonio o accio­nes de la empresa... a pesar de que los herederos pierden la renta de la pro­piedad, mantienen el control sobre esta última y uno de los objetivos de las grandes fortunas, no puede conseguirse”(24).

La Fundación Ford es la mayor de los EE. UU. y hasta 1955 sus bienes de 3.000 millones de Dls. estaban compuestos casi totalmente por acciones de la Ford Motor Corporation. Entre sus directivos se han contado: Fletcher Fraser (Shell); Frank Abrahamos (Standard Oil); McNamara (vicepresiden­te de Ford y el hombre fuerte de hoy en los Estados Unidos); Eugene Black (Banco Mundial), Henry Ford, etc. Su acción en la Universidad Argentina (Instituto de Sociología y Departamento de Física de Buenos Aires e Instituto de Economía de Córdoba), fue analizada en la primera parte de este docu­mento.

El Plan para la Enseñanza de la Economía Agrícola comprende tanto los aspectos de investigación como así también de enseñanza y preparación de be­carios. En el aspecto de enseñanza e investigación, se destacó una “proficua” labor. En 1962 se estableció una “base” en la Universidad de La Plata. Allí se hicieron los estudios básicos, y en base a ello, llegó a la Universidad del Sur un subsidio de 500.000 dólares que fue violentamente resistido por los estudiantes. Es parte importante de esto, el subsidio al Instituto de Planifi­cación (Arquitectura) de Rosario, para realizar los trabajos de relevamiento y sistematización de la pampa húmeda.

En la Universidad Nacional de Córdoba, actuó también la Fundación Ford. En la Facultad de Ciencias Económicas (que fue la destinataria pri­mitiva del préstamo a la Universidad del Sur) se otorgaron becas para estudios

 

(24) Análisis Económico de los Impuestos –J. F. Due- Ed. Ateneo Pág. 344

 

de Economía Agraria a los egresados Horacio Palmieri y Juan J. Novara (miembros del Instituto de Economía, subsidiado por la Ford). Estas becas fueron adjudicadas a nivel nacional por la Fundación Ford en número de 24.

Un informe aclara que: “... estas personas regresarán a la Argentina al término de sus estudios, para ocupar puestos en instituciones educacionales y organismos estatales...”; más adelante expresa: “...En esencia esto signi­fica que la Universidad u organismo patrocinante se compremeterán a nombrar a candidatos por un período de cinco años...; deberá encontrarse algún medio para asegurar este compromiso...” (25).

Los 24 participantes (todos ellos admiradores de la libre empresa) fueron reclutados en Buenos Aires la semana del 15 al 23 de julio de 1964; y el pa­trocinio (y con ello la obligación de contratar al becario a su vuelta), fue el elemento fundamental que se exigió para ser otorgada la beca. De esta manera fueron impunemente arrasados en la Universidad lo legislado sobre concursos, licencias y patrocinios, para permitir a estos elementos viajar a los EE. UU.

La acción de la Fundación Ford también se centró en la instalación de un Instituto Agronómico para la U. N. de Córdoba, tratando de distorsionar un viejo anhelo de esta Universidad.

Los estudios para su instalación comenzaron en 1951, y en 1954 se con­cretó esta aspiración en un proyecto de presupuesto y plan de estudios. Luego de 1955 no se registra iniciativa alguna por parte de las autoridades univer­sitarias, y sólo existen en el expediente respectivo pedidos de creación de una Facultad de este tipo por parte de algunas zonas de la provincia, entidades profesionales y proyectos de consejeros Reformistas.

El problema es activado nuevamente en 1964, por un informe del doctor Orgaz realizado para justificar la presentación de un proyecto de creación de un Instituto Agronómico, como paso previo a una Facultad de este tipo. Este proyecto incluye un plan completo de organización administrativa y pedagó­gica, amén del plan de estudios correspondiente; y está presentado al ex-Rector doctor Orgaz por el INTA, pero en realidad fue confeccionado por el enviado de la Fundación Ford, John Hunter que permaneció en Córdoba “asesorando” al Instituto de Economía entre los años 1962 y 1964.

(25) Informe relativo a un proyecto para el desarrollo de la disciplina Económica Agrí­cola en Argentina —Ford Foundation— 1964.

El proyecto prevé la venida de profesores de los EE. UU. y la solicitud de ayuda a un organismo financiero internacional, “... con deseos de promover este tipo de enseñanza...”; y ya hemos visto más arriba que es precisamente el B.I.D. quien financia el Plan Pro-Agro.

Por esto, no es casual que la lista de materias que incluye este plan para los departamentos de Agricultura, Economía Agrícola y Ganadería; se orien­tan en su conjunto para la preparación de técnicos que puedan llevar adelante ese plan, que acentuará aún más la dependencia de nuestro país del capitalismo monopolista internacional.

Las características fundamentales de este Plan, tiene su lógica secuela: el LIMITACIONISMO. Habíamos dicho que estaba prevista la organización pedagógica, y para muestra del crudo limitacionismo que está previsto, dare­mos algunos ejemplos: Asistencia obligatoria a clases; promedio general de 7 puntos para ser otorgado el diploma, y de ocho puntos en las materias de especialización principal (la calificación es de 0 a 10); el aplazado más de una vez en una materia queda fuera del Instituto; examen de ingreso y cobro de honorarios. (Parece ser que los técnicos de INTA son también “especialistas” en problemas pedagógicos).

La probable participación del B.I.D., está además implícita en la resolu­ción rectoral 419/64 cuyo inciso d) expresa: “Posibilidad de financiamiento con recursos extraordinarios”; punto éste a estudiar por la Comisión que ana­liza el problema del Instituto. Por su parte la Universidad Católica de Córdoba, se encuentra empeñada en obtener la financiación BID-Ford para instalar un Instituto Agronómico.

Para llegar a conocer lo que puede resultar de una financiación por parte del B.I.D de estudios agrarios, nada más claro que la postura del B.I.D. frente a los problemas agrarios. Un cable fechado en marzo de 1965 en Chile expresa: El BID no avalará la Reforma Agraria Chilena, según informó su presidente, respondiendo a una pregunta sobre la petición del presidente Frei para que el B.I.D. estudiara un aval para los bonos de expropiación de la Reforma Agraria. El presidente de ese organismo, Felipe Herrera, declaró enfáticamente que el B.I.D. no puede dar ningún aval de ese tipo”. (Comercio Exterior — México — Abril 65).

 

V) LAS CIUDADES UNIVERSITARIAS

Causas del Préstamo. La Tecnocracia:

Al iniciar este trabajo, hablábamos de un préstamo del B.I.D. para reequipar ocho universidades argentinas. El primer problema que se plantea, es saber por qué el Banco Interamericano de Desarrollo incluye entre sus planes los préstamos a las universidades. Hemos visto ya cómo el B.I.D. actúa como agente financiero del sistema imperialista. La dependencia de nuestro país de ese sistema da por resultado un desarrollo distorsionado, un crecimiento industrial como se le ha denominado. Esto significa que a largo plazo y bajo un sistema capitalista, Argentina tenderá a “desarrollarse”, siempre que la orientación de ese desarrollo implique una mayor dependencia externa.

Paralelamente, “...desde 1952 y particularmente en 1958, sectores ligados al capital extranjero han estimulado un proceso de concentración y centrali­zación de la producción y de capital que tiende a absorber o destruir las empresas pequeñas o medianas o asociándose a otras grandes mediante compe­tencia desigual”.

Este proceso de monopolización de la industria existente en nuestro país le imprime a la organización productiva un carácter de similitud al capitalis­mo monopolista de los países desarrollados como los EE. UU. Además, “...a un nivel de desarrollo corresponde un nivel de las fuerzas productivas, esto es un determinado grado de evolución en la técnica, en la mecanización, etc. y correlativamente en el conocimiento, cultura y destreza de los hombres. La Universidad a quien le compete resolver este último aspecto debe adecuarse para proveer de profesionales y de técnicos conforme a la exigencia del esquema productivo.

De esto se desprende que a un crecimiento económico deformado del país ocasionado por la dominación imperialista, corresponde una deformación en la cultura. De allí que surjan inmediatas contradicciones entre lo que el país necesita realmente para resolver sus problemas y lo que la Universidad satisface.

En los países capitalistas altamente desarrollados, en especial los EE. UU., la Universidad es una dependencia de la gran industria trustificada. La gran industria subsidia parcial o íntegramente a las Universidades y las controla a través de los consejos de gobierno, imponiéndoles o concertando con ellas el tipo de formación que necesitan para sus técnicos.

En los países dependientes que han alcanzado un nivel suficiente de desarrollo, el imperialismo trata de conectar del mismo modo a la universidad local con sus necesidades de personal técnico. El avance de la penetración em­pieza a plantear en el país necesidades que reclaman satisfacción inmediata en base a los intereses del imperialismo y de sus socios locales”(26).

Por lo tanto, el BID al financiar un desarrollo distorsionado, necesita coadyuvar a una dependencia técnica y científica que en acción conjunta refuerce el proceso.

La necesidad de una dependencia técnica y científica que se establece paralelamente al proceso económico, trae consigo la aplicación de criterios limitacionistas

 

(26) Las citas de esta última parte son de Imperialismo y Cultura I (citado).

 

en la admisión y permanencia de los estudiantes en la universidad y un irracionalismo cientificista en la organización y métodos pedagógicos, tendiente a la formación de una élite tecnocrática.

En un informe de la Fundación Rockefeller, refiriéndose a los países subdesarrollados, se señala claramente: “No es posible capacitar en masa a los hombres responsables de la dirección de los destinos de un país” (27). Este planteo está elevado a nivel “científico”. Uno de los textos de Desarrollo Eco­nómico más utilizados en las Facultades de Ciencias Económicas en la Argentina, y a la vez, alto exponente del pensamiento irracional expresa: “Pero no puede afirmarse que la productividad de la mayoría de campesinos, porteros, barbe­ros, o sirvientes domésticos aumentará tanto si se les enseña a leer y escribir, que justificará el costo de su educación. La educación de estos grupos es de­seable no como una inversión, sino como un bien de consumo... la educación que no representa una inversión productiva equivale a otros bienes de consumo, como lo son los vestidos, las casas o los gramófonos” (!).

“En los países de bajo ingreso, que producen anualmente un gran número de graduados en ciencias y artes que no pueden obtener empleo, representa principalmente un servicio de consumo y es insostenible”. “Si la comunidad no se está desarrollando económicamente y no existe un mercado en expansión para ingenieros, científicos o doctores, el país se ve inundado de personas que han hecho estudios superiores y que tienen que aceptar los trabajos que buena­mente pueden obtener, por lo que se sienten en extremo descontentos y cons­tituyen un material de primera clase para la agitación política (!!), pues no están conformes con los salarios que obtienen o aún con la posición social que creen merecer en atención a sus estudios superiores”(28).

 

(27) Una política económica externa para el Siglo XX —Fundación Rockefeller 1958—
Citado en Imperialismo y Cultura I.

(28) W. Arthur Lewis: Teoría del Desarrollo Económico. F.C.E. 1958. Pág. 199 a 201

 

La similitud de nuestra organización económica con la estadounidense en lo que respecta al avance de la monopolización y nuestra dependencia cada vez mayor del sistema imperialista, hace posible explicar la aplicación de estos esquemas a la universidad a través del análisis que Baran y Sweezy realizan de la enseñanza en los EE. UU.: “En la actualidad es la creciente urgencia de los dirigentes militares y de las corporaciones que dominan la sociedad norteamericana, lo que perpetúa este interés por mantener el statu-quo. Pero no satisfacen sus necesidades mediante una educación racional y humanista del pueblo, sino todo lo contrario, militan contra ella. Necesitan en cambio una reserva adecuada de personal técnico calificado, además de una cantidad sa­tisfactoria de científicos de primera categoría. Para lograr ambos objetivos, no hace falta educar a las masas; sólo es necesario organizar el aprendizaje apropiado para la minoría más promisoria, con el coeficiente más alto de in­teligencia”.

“La explotación de los frutos de la actual 'revolución científica-industrial', tanto en la industria como en las instituciones militares, parece no depender del progreso sobre el analfabetismo y la habilidad de la fuerza productiva total, sino más bien en la adquisición de una cantidad relativamente baja de pro­fesionales de alta calificación —científicos e ingenieros— y de un reducido estrato de mecánicos y capataces especializados. Las habilidades requeridas para un trabajador ordinario están declinando en efecto, a medida que su tarea se va convirtiendo progresivamente en una rutina y queda reducida a sus operaciones simples”(29).

Es así que el citado informe Rockefeller recomienda que: “... los proble­mas educativos se enfoquen con arreglo a los siguientes criterios: a) debe hacerse una estimación de los problemas y necesidades que entrañan la for­mación de personal de alto nivel en los países menos desarrollados del mundo libre”.

 

Los medios utilizados. El Departamentalismo:

Es evidente que la estructura organizativa de la enseñanza y la investi­gación que permite llevar adelante estos planteos es la DEPARTAMENTAL. Un claro ejemplo de ello es el préstamo de 740.000 Dls. para “ampliar” la Universidad de Bolivia. Los recursos del préstamo se utilizaron “...para es­tablecer un Instituto de Ciencias Básicas que enseñará física, matemáticas, química y biología”(30).

Destaca luego los rubros en los que se empleará el crédito entre los que encontramos: “... instrumentos de laboratorio... contratación de profesores... otorgamiento de becas y asistencia técnica”. Más adelante este informe del BID señala que: “El proyecto ayudará a Bolivia a resolver los problemas surgidos de la estructura tradicional de sus universidades, organizadas en es­cuelas y facultades que ofrecen programas de estudios rígidos y exclusivos. Ese sistema de organización conduce a que muchas materias semejantes se dicten simultáneamente en varias facultades, con lo cual se duplica el trabajo docente y se acentúan los problemas que causa la escasez de equipo y laboratorio para la investigación y enseñanza. El nuevo Instituto (de Ciencias Básicas) buscará la transformación gradual de ese sistema, centralizando la enseñanza de materias comunes y entrenando técnicos y científicos, fuera del marco de

 

(29) Baran y Sweezy El Capitalismo Monopolista En M.R.N. Nº 5-6 pág. 121.

(30) Noticias del B.I.D. Junio 14 de 1965

 

las facultades académicas tradicionales”. A continuación agrega: “... este (Instituto de Ciencias Básicas) tendrá un cupo de 600 estudiantes”.

El juego está claro, agrupan las materias básicas de todas las carreras en un Instituto y le dan a éste una capacidad máxima: 600 estudiantes. Me­diante esto pueden controlar el total de alumnos de la Universidad (4500 en 1963) que deben cursar necesariamente alguna materia de ese Instituto que a su vez tiene un límite máximo. El mismo informe del BID aclara luego la intención de formar a través de esto los técnicos y científicos que necesita el capitalismo monopolista, “...pues (el proyecto) ayudará a preparar el per­sonal necesario para alcanzar las metas económicas y sociales fijadas dentro del programa de la Alianza para el Progreso (!)”.

La Universidad Nacional de Asunción (Paraguay) resultó también “be­neficiada” con 1,5 millones de dólares. Se emplearán para la expansión física (Escuela de Estudios Generales) y reestructuración académica y administra­tiva (asistencia técnica). Este plan tiene por objeto disponer de “...personal técnico especializado y calificado para ejecutarlos (los aspectos del plan de desarrollo)” (31)

 

La Departamentalización. Análisis Crítico:

Realizaremos ahora un análisis de la departamentalización de la univer­sidad desde el punto de vista pedagógico, del co-gobierno y del limitacionismo. En el V Congreso de Estudiantes de F.U.A. (La Plata-1961), fue presentado un meduloso informe sobre este problema. Fue realizado por los compañeros de F.U.S. sobre la base de la experiencia de la departamentalización de la U. N. del Sur, que es hoy fiel reflejo del fracaso de ese sistema. Reproducire­mos a continuación las partes principales de dicho informe por la importancia que significa la difusión de un tema que ha sido descuidado por el Movimiento Estudiantil y cuya profundización es hoy una imperiosa exigencia.

 

Estructuras Departamentales

Esta estructura se asienta en los siguientes principios fundamentales:

Separación de lo político de lo pedagógico;

El departamento es la célula fundamental de la Universidad;

c) El departamento atiende problemas exclusivamente docentes; en el estudio e investigación la orientación de las carreras se pierde, la cá­tedra es estandarizada y no se desarrolla de acuerdo al fin para la cual se ha de aplicar;

 

(31) Noticias del B. I. D. Abril 19 de 1965

 

d) Forma intensiva de estudio con dedicación exclusiva.

Asentados estos principios pasemos a desarrollar objetivamente el funcio­namiento de una Universidad departamentalizada:

Consejo Universitario: atiende problemas políticos y en lo pedagógico se limita a dar visto bueno a los planteos de los departamentos, presionado por la jerarquía de sus directores y consejos departamentales, lo que provoca la anarquización de las carreras. Tiene representación de los tres estados pero por el dispositivo general de la universidad pasa a ser un cuerpo de orden inferior.

 

Departamentos:

Definición: “Unidad docente que agrupa materias afines”.

Características: Exclusivamente docente y no político.

Gobierno: Lo integra un director (concursado o contratado), no electo y un cuerpo colegiado integrado por los tres claustros.

Característica del Director: En el concurso prima su erudición científica sobre la materia; al no ser electivo no cabe una valoración de su orientación ideológica y política. El director imprime preponderantemente su dirección al departamento.

Características del Cuerpo Colegiado: Los profesores y egresados se eli­gen por su idoneidad personal y no por listas de tendencias; los estudiantes en atención a un número mínimo de materias y no en representación de las INSTITUCIONES; todo ello como consecuencia del carácter exclusivamente técnico-docente del departamento.

Actividades técnico-docentes: Por la índole del departamento, donde se agrupan materias afines, el dictado de las mismas —que tendrán que ser apli­cadas a carreras diversas— no puede ser otra que la formal-abstracta negando la comprensión epistemológica y social. Por otra parte el sistema de estudio imposibilita al estudiante interesarse en los problemas de su medio.

De las Entidades Estudiantiles: El sistema en sí no contempla la existen­cia de tales entidades en tanto ellas desarrollen funciones de dirección ideoló­gica en la universidad. En la organización departamental los centros por ca­rreras se desorganizan y tienden a desaparecer ante la imposibilidad de crear centros estudiantiles por departamentos, a fin de adecuarlos a esa nueva or­ganización, dado que el estudiante es un elemento “viajero” y no estable. Por lo tanto, los centros por carreras no pueden actuar sobre base estudiantil. Si actúan en los departamentos no tienen representación directa y deben atender en casi todos los casos a más de un departamento por estar relacionados con la especialidad del centro.

Los centros pues, al ser limitados y fraccionados en sus actividades, ori­ginan el desinterés, la apatía y la falta de dirección ideológica, tanto en lo político como en lo pedagógico. En su seno se libran luchas que son expresiones de los intereses “particulares” provenientes de los distintos departamentos.

 

CONSECUENCIAS

I) PROBLEMAS PEDAGÓGICOS

Eliminación del Contenido Social-Político de la Universidad:

La actividad universitaria cuando se la encara con un sentido social y político tiene profundidad y proyección, pero al dividir lo político de lo pe­dagógico, la pedagogía pierde contenido y proyección social, y lo político pierde la razón de su existencia. Luego, el órgano político pasa a segundo lugar y degenera en un órgano y amorfo, y como consecuencia la universidad se despreo­cupa de los problemas socio-culturales.

En el plano docente, la dirección ideológica, totalmente separada de los factores políticos y sociales queda en manos del director, el individuo técnica­mente más capaz, alejándose de esta forma de toda apreciación de tipo pro­gresista.

Parcialización del Estudiante:

En este sistema el estudiante se parcializa.

1) Por ser sus estudios técnicos de tipo abstracto (sin una finalidad con­creta). Las materias humanísticas separadas del resto del estudio técnico no tienen sentido ni aplicación, ni pueden dar contenido al resto de las materias. Cumplen pues, un fin ornamental.

Los problemas relacionados con este aspecto son los siguientes:

 

A) La Cátedra Standard:

Al no atender al aspecto diferenciado de las carreras, reduce el nivel de capacitación. El profesor no puede bajo ningún punto de vista, corregir esa deficiencia debido a que por una parte los alumnos de distintas carreras vienen con diferentes condiciones básales y, por otra parte, la heterogeneidad del curso imposibilita al profesor dar cauce a la correcta formación que le corresponde a cada alumno de acuerdo a su carrera. Todo esto, agravado por el escaso tiempo de duración del dictado de la materia.

En el caso de que el profesor intentase hacer diferenciaciones dentro del mismo curso, dándole un improvisado sentido- diferencial a la materia, se en­contraría con el dilema de la falta de un patrón de valoración de la capacidad de los alumnos (provienen de distintas carreras, por lo tanto existen diferentes propósitos y rendimientos), que sólo puede estar dado con la integración de las materias en un organismo unitario.

Separación de la Docencia de la Investigación:

Partiendo de la premisa de que no hay docencia sin investigación, el tipo de organización que perjudica esta premisa, contrariará uno de los altos fines de la universidad: la investigación integral. El dislocamiento que imprime la organización departamental, hace que en la mayoría de los casos los profesores permanezcan impasibles en sus cátedras, y si investigasen, como provienen de un departamento, que imparte una enseñanza formal, pasarían a un Instituto de Investigación, que como estructura, no tiene ningún tipo de conexión con organismo unitario alguno ni con los otros institutos de investigación. No debe llamarnos a engaño el hecho de que investigadores con inquietudes ex­cepcionales excedan este planteo. Muy por lo contrario, el esfuerzo que debe realizar les importa una pérdida de tiempo y dedicación por una falta de racionalización y orientación clara de la universidad en este sentido. Todo esto se ha traducido en el plano investigativo en una impotencia de la mayoría de los institutos de realizar una investigación completa sobre los problemas de su zona de influencia y por ende del país. En casi todos los casos, los inves­tigadores de los institutos se han transformado en meros empleados burocrá­ticos, y los institutos, en gabinetes de recopilación de diarios y revistas, o de­dicados a la publicación de material de inferior calidad.

Falta de Formación Pedagógica:

La enseñanza de una pedagogía informativa, dada solamente en aquellas carreras que otorgan títulos de profesor que no contempla las necesidades reales, prácticas y teóricas del cuerpo docente, aleja a éste de toda apreciación didáctica derivándolo hacia una enseñanza de tipo libresco, superficial e im­personal, cual es la cátedra magistral.

2) El sistema de enseñanza intensivo (conceptualmente: apresurado) ale­ja a los estudiantes del contacto social por la necesidad de su enclaustramiento y las materias se estudian superficialmente. Se eliminan también como conse­cuencia de ese mismo enclaustramiento, sectores de la clase media inferior de la población estudiantil.

 

Los problemas relacionados son:

Intensidad del Régimen de Enseñanza:

La intensidad del régimen de enseñanza en esta universidad debe interpretarse como superficial y apresurada acumulación de conocimientos.

Sus efectos se traducen para el alumno en la apelación constante al “apun­te de clase”. Ignora fuentes bibliográficas y sólo aspira a llegar al examen final, acuciado por el régimen de correlatividades. Su contacto con la cátedra es esporádico y pasivo. Como consecuencia, carencia absoluta de espíritu crítico e investigativo. El profesor tiranizado por el tiempo se remite a enunciar conceptos generales terminando por adocenarse. Súmase a esto el insoluble pro­blema que taxativamente se traduce en estos términos: El estudiante que tra­baja de 6 a 8 horas no puede seguir el régimen intensivo de estudios.

Ritmo de Estudios:

Otras de las dificultades con que se atraviesa actualmente es el ritmo impuesto a los estudios universitarios. Dentro de este problema contribuyen a afianzarlo otros factores, como: sistema de correlatividades, superposición de horarios, planes de estudio, sistema de cursado, etc.

Zanjadas entonces las dificultades iniciales, el estudiante se ve enfrenta­do con las formas de cursar y rendir sus materias. Uno de los problemas más graves e inmediatos es la superposición de horarios y al principio de todos los cuatrimestres cuando no en todo su transcurso los estudiantes se ven de que ante el problema de pretender cursar sus tres materias, les horarios de dicta­do de algunas de ellas coinciden, viéndose precisados de no concurrir a una de las clases teóricas.

Si por otra parte tenemos en cuenta que en pocos días de clase se dan mucha cantidad de elementos por lo que es imprescindible asistir a la gran mayoría de las teóricas, pues de lo contrario al muy poco tiempo es imposible ponerse al día por lo que debe abandonarse la materia. Además existe un sistema de correlatividades estricto, lo que determina que al no poder cursar y rendir determinadas materias el alumno no puede tener derecho a cursar otras nue­vas, lo que determina que debe quedar al margen del ritmo normal del desarro­llo de su carrera.

La intensidad y el ritmo son impuestos, sobre todo en las materias básicas por el sistema de cursado que, aquí es por cuatrimestres. La magnitud de las materias básicas y por otro lado el poco tiempo disponible para dictarlas, hace que por un lado se termine el plazo de tiempo estipulado y quede aún un saldo apreciable de los programas sin ser estudiados, por lo que el alumno sin la guía del profesor debe completar su programa; y por otro, que el ritmo impuesto en la carrera contra el tiempo sea tal que prácticamente se pierda toda posibilidad de seguir cursando normalmente y menos aún se pueda ren­dirlas satisfactoriamente al fin del cuatrimestre. Si bien es cierto que los co­nocimientos aumentan a diario y deben ser incorporados de inmediato a los planes de estudio, éstos por el contrario adolecen de dos fallas fundamentales; una, que en ellos abundan los conocimientos ya pasados a disponibilidad, el otro, que la cantidad de los mismos hacen que la enseñanza sea a veces anti­cuada, enciclopédica y dogmática.

Otro factor que obra nefastamente es la falta de personal docente auxiliar. En la gran mayoría de los cursos la cantidad de ayudantes es exigua y cada uno debe atender a 40 ó 50 alumnos, por lo que su labor se diluye o bien se circunscribe a un pequeño número de alumnos.

3) Los motivos antes citados, la división entre pedagogía y política, la diferenciación que falta en las materias, eliminan en el estudiante su preocu­pación por los problemas del país. Se logra así, un profesional, técnico o in­vestigador estandarizado, adormecida su imaginación y la comprensión de la complejidad del mundo actual a fin de que sirva como engranaje complemen­tario de las necesidades imperialistas. Esto se relaciona con:

 

A) Orientación de las Materias:

El análisis de las materias nos plantea de inmediato dos problemas: la integración de las mismas en los planes de estudio y su contenido. Ambos —integración y contenido— están en estrecha vinculación.

Por integración entendemos: Unidad orgánica constituida por elementos que se interrelacionan; las materias que forman parte de una unidad orgánica: plan de estudios, no sólo deben responder a una necesidad racional sino que también en su contenido deben contemplar una estrecha interdependencia con las otras materias, para impedir así la solución de continuidad entre unas y otras; esta solución de continuidad es la que provoca la incomprensión de un conocimiento cabal de la técnica o de la ciencia a que se aboque un estu­diante. Además, en el contenido de una materia coexisten una parte general con una diferenciada. Dados estos conceptos y trasladados a nuestra organi­zación departamental, constatamos que ésta produce deficiencias: al ser los departamentos organismos estancos, que tienen incumbencia en varias carreras a la vez, pero que no las relacionan por una falsa subordinación didáctica de las carreras a departamentos que no constituyen la totalidad integradora de las mismas. Esta falta de interdependencia determina que en el contenido de las materias se pierda el aspecto diferenciado.

En materias básicas como Matemáticas, en la que se da el concepto gené­rico de derivada y a su vez el diferenciado, al estudiante de Economía además del concepto genérico le interesa la aplicación de la derivada al concepto cam­bio de tasa en la producción o ingreso nacional, no así el concepto físico de velocidad que ha de interesar a los técnicos. En materias humanísticas como Sociología, hay una Sociología General para todos los estudiantes que la cur­san. Sólo se adaptan a ella los estudiantes de carreras humanísticas. Como el Departamento de Humanidades desconoce las necesidades de la carrera de Economía o de Ingeniería, los estudiantes no conocen las sociologías aplicadas que le son necesarias: Sociología Agraria e Industrial para Economía; Socio­logía de la técnica, para Ingeniería.

La organización departamental, en síntesis, ha desintegrado las carreras y ha provocado la desaparición del contenido diferencial de las materias, en función de un absurdo criterio de economía de las cátedras, argumento que no es válido, puesto que una universidad no puede improvisar en material tan esencial.

 

B) Formación Integral del Estudiante:

Frente a un desarrollo dependiente, en el plano de la cultura, se importan nuevos métodos, nuevas formas que provocan la pérdida del sentido nacional y de la normal evolución de la sociedad en su conjunto. La formación de profesionales, técnicos e investigadores, responde a esa intención. Para ello se busca que ese hombre no tenga sentido de captación histórica ni compren­sión filosófica de la evolución técnica. Las casas de la cultura han de estar escindidas del medio social, el único que le puede dar vitalidad creadora. Sus carreras, su investigación deben atender exclusivamente los problemas en fun­ción de los intereses del país colonizador. Debe negar la solución orgánica de los problemas de su medio. Entra directamente a formar parte de los órganos de dominación. Se plantea, pues, una organización y un régimen de enseñanza que atomiza el conocimiento de los hombres que la integran. Así produce una falsa antinomia: humanismo versus técnica. Ambos al carecer de una com­prensión integral de los que le plantean la sociedad se transforman en instru­mentos de la destrucción del país.

El estudiante humanista sólo se compenetra de los problemas formales de la cultura. El técnico tiene la firme convicción de que el desarrollo de la so­ciedad depende de la técnica en sí misma.

Este tipo de estudiante encerrado en una ultraespecialización rechaza las Matemáticas, la Historia, la Economía, la Filosofía, la Política, como conocimiento integrado. Historiadores, matemá­ticos, técnicos, filósofos, economistas, políticos, dan a su ciencia un carácter supremo: se basta a sí misma. En este plano el fenómeno político más desta­cado es el de la tecnocracia (gobierno de los técnicos). Su plataforma se sus­tenta en un principio contradictorio: el apoliticismo.

 

c) Conformación de profesionales, técnicos e investigadores sin posibilidad de acción en su medio:

La forma de enseñanza e investigación, al realizarse en sentido puro abs­tracto y no en la medida que es necesario a fin de resolver los problemas del país produce “teóricos” que sólo pueden ser utilizados por un sistema tecno­lógico altamente desarrollado. En el aspecto investigativo, por las caracterís­ticas del Departamento, éste no puede tratar problemas concretos por cuanto éstos sólo pueden hacerlo los profesionales e investigadores de una carrera orientada. Ello trae aparejado la emigración de egresados al exterior, para lo cual el imperialismo tiene montado su sistema de becas, perfeccionamiento y posterior utilización de los mismos en las necesidades de guerra fría y de co­lonización con sus implicancias monopolistas.

 

Una de las causas fundamentales, está relacionada con:

 

Planes de Estudio: Su Función y Análisis de las Carreras:

Los planes de estudios deben atender a las necesidades de desarrollo de la región y del país, y contemplar el adelanto de la filosofía, la ciencia y la técnica de la sociedad contemporánea. Su programación debe estar dirigida pues, racionalmente a las necesidades antes expresadas. El análisis genérico de las carreras de nuestra universidad, en ese sentido nos muestra deficiencias formativas que pueden sintetizarse en: falta de preparación humanística en las carreras técnicas, verificables en los planes de estudio que no cuentan con materias filosóficas y metodológicas, o bien, las tienen con carácter optativo. Por otra parte, cuando figuran integradas en los planes de estudio de las ca­rreras técnicas y no contemplan el aspecto diferenciado de la enseñanza, tal como lo demostráramos en el apartado referente a la orientación de las mate­rias; este aspecto humanístico tiene mero sentido ornamental y no de interpre­tación y control del desarrollo tecnológico (32).

 

(32) Es una sistematización del trabajo indicado a fin de hacerlo más accesible y contribuir a su difusión.

 

II — PROBLEMAS DE CO-GOBIERNO

A) Aniquilamiento del Movimiento Estudiantil:

Corresponde destacar también el rol del movimiento estudiantil dentro de la organización departamental.

Debemos señalar que existe un mal general en la organización universita­ria en todo el país en lo referente al reconocimiento de las instituciones fede­rativas. Dicha situación nace con el Decreto Ley 6403/56 y se pone de manifiesto en los Estatutos de las Universidades, que niegan la posibilidad de gobierno a las instituciones, al establecer que los estudiantes selectos lo son de la masa estudiantil y no de los organismos estudiantiles.

Ello ha ocasionado casos lamentables de indisciplina por parte de los re­presentantes estudiantiles al no acatar mandatos, amparándose en la mencio­nada legislación. Esta circunstancia es aprovechada por las direcciones uni­versitarias para inmiscuirse en asuntos internos del movimiento federativo implantando el caudillismo como expresión de los intereses de grupos profe­sorales. Los acuerdos a espaldas de los intereses societarios pretenden predominar en detrimento del movimiento estudiantil, movimiento cuya finalidad y objetivos eliminan el individualismo y dan paso a la acción constructiva.

En nuestra universidad, este problema general se agudiza. La reglamen­tación —ya señalada— de los Consejos Departamentales, ha llegado al extremo de digitar los representantes en función de un absurdo criterio de selección de acuerdo a un número mínimo de materias.

En otro plano, los centros permanecen al margen de los asuntos departa­mentales por la dificultad enorme, no sólo de la integración sino imposibilidad práctica de contralor. Surge así la apatía y desinterés de los estudiantes pro­vocada fundamentalmente por la imposibilidad de los centros de actuar sobre la base estudiantil, ya que el estudiante no es elemento permanente, sino un individuo que pasa de un departamento a otro, y porque se ha encontrado la forma de trastocar sus inquietudes. Se agrega a esto el problema de que el estudiante tiene que salir frecuentemente de su centro para atender cuestiones estudiantiles. Por ejemplo, el estudiante de la carrera de Ciencias Económicas no tiene a través de su centro, ingerencia en los Departamentos de Humanida­des, Geografía y Matemáticas, y debe recurrir necesariamente a la gestión personal. Todo esto va en detrimento de la disciplina, trabajo y objetivos del Movimiento Estudiantil.

 

III

— PROBLEMAS DE LIMITACIONISMO

 

Desde un punto de vista general, el limitacionismo tiene sus raíces en el sistema económico-social en que está inmersa la Universidad; y en la Univer­sidad misma.

En el primer caso, la presión que ejerce el sistema hace que la Univer­sidad quede vedada a las clases populares. Dentro de la Universidad, el limi­tacionismo se realiza ex profeso en atención a una serie de objetivos, que de­penden fundamentalmente de los intereses generales de los grupos que domi­nan la Universidad. Algunos ven en el limitacionismo la panacea de los ma­les universitarios, pues esto significaría un incremento en la eficacia de la enseñanza por las deserciones producidas. Otros sitúan el limitacionismo como solución al problema financiero de la Universidad. Los más “esclarecidos” tienen como objetivo la conformación de una élite tecnocrática.

En el caso de una Universidad departamentalizada, los instrumentos del limitacionismo son varios: a) la centralización obligada que impide a sectores alejados del núcleo su acceso; b) la intensidad del ritmo de estudios; c) el régimen de promociones; d) los exámenes de ingreso, etc.

 

Consecuencias del Limitacionismo

El Seminario de la Reforma Universitaria señala que: “... la limitación tiene como consecuencia la falta de producción de técnicos y profesionales ne­cesarios para el desarrollo independiente del país...” (33). Esto implica dos aspectos fundamentales. Por un lado se trata de formar cuadros científicos y técnicos alejados de la realidad nacional; y por el otro de acentuar la depen­dencia técnico-económico de nuestro sistema productivo.

 

(33) Resoluciones del Primer Seminario Nacional sobre Problemas Actuales de la Re-
forma Universitaria F. U. A. 1962, pág. 41.

(34) Perspectivas de la Economía Argentina (citado)

 

Con respecto a este último punto, un documento del Congreso de FUA de 1963 señalaba: “Ya se sabe que estos déficits (de balanza comercial) be­nefician directamente a los países proveedores de los insumos industriales, va­le decir los países desarrollados de Occidente. Esto es así por dos razones que deben ser considerados con claridad: las preferencias y los compromisos de los propios industriales argentinos que son deudores, representantes o proveedo­res de las grandes firmas imperialistas; y la estructura técnica de la industria argentina, levantada en base a una dependencia férrea de los repuestos y com­plementos de modelo occidental” ([10]4).

El informe Rockefeller antes mencionado, enuncia el problema con cla­ridad: “No es posible utilizar maquinaria comprada en el extranjero a menos que se faciliten los servicios de técnicos que se encarguen de instalar dicha maquinaria y de enseñar al personal local su modo de utilización adecuada. Se necesita además ayuda para establecer escuelas especiales y programas de entrenamiento. Será necesario asimismo enviar al extranjero gran número de jóvenes talentosos (léase libre empresistas) para que estudien en Universida­des e Institutos técnicos de los países industrialmente avanzados. Se requiere una gran variedad de servicios de asesoramiento para establecer empresas in­dustriales, además de empresas extranjeras que operen con fábricas en el te­rritorio. Por lo tanto los gobiernos, las empresas privadas, las firmas consulto­ras, las Universidades y las Fundaciones pueden ofrecer una asistencia téc­nica altamente satisfactoria”.

“... Sin embargo la tarea exige algo más que recursos privados. Este es, en efecto, un importante campo de acción gubernamental”. “… Los países me­nos desarrollados necesitan la ayuda de los países industrialmente avanzados para obtener personal, materiales y equipos para sus Universidades y Colegios Técnicos” (35).

Es así que el B.I.D. suscribió un contrato con el Gobierno Argentino (De­creto 5367 del 12 de junio de 1962), que firmara Álvaro Alsogaray. Por este contrato, el B.I.D. otorgó un préstamo de 5 millones de U$S, con la condición de que el propio gobierno nacional pusiera otro tanto en la misma orientación que el B.I.D. daba a su préstamo: adquisición de equipos técnicos especializa­dos para física, química y biología.

La distribución fue realizada de acuerdo a los siguientes índices: Buenos Aires, 37 %; Córdoba, 17 %; La Plata, 18 %; Tucumán, 11 % ; etc.

De este préstamo se han utilizado alrededor de 6 millones de Dls. Ya la Universidad Argentina cuenta con los equipos superespecializados para inves­tigar y producir técnicos útiles a los Monopolios y a la Guerra Fría que man­tienen.

La implicancia inmediata de todo esto es lógica: “Cuando los expertos técnicos de un país ayudan a preparar el pliego de condiciones establecido pa­ra un proyecto determinado, es natural que recomienden equipos que les son familiares... Lo mismo puede decirse de la Asistencia técnica” (36).

Informe de la Fundación Rockefeller (citado).

Willard L. Thorp. La ayuda de los países industriales... “Comercio Exterior Mé­jico Abril de 1965.

El sentido de la dependencia técnico-económica que se plantea es claro: “Las normas técnicas utilizadas provienen generalmente de los centros indus­triales, donde la relación salarios-materiales es mucho más elevada que en Amé­rica Latina.

Se requiere, pues —entre otras cosas— investigaciones empíricas que permitan definir aquellas normas técnicas que se ajustan mejor a las con­diciones propias de la región latinoamericana”(37).

Algo similar se plantea con respecto a la formación de otro tipo de téc­nico como físicos, químicos, biólogos, que son entrenados en problemas ajenos a las necesidades nacionales; y que una vez egresados tendrán que emigrar a los EE. UU., o trabajar en nuestro país para las necesidades de los monopo­lios mundiales y de la Guerra Fría.

Es destacable en este caso la provisión de elementos por parte de Foundations y Bancos Internacionales como el B.I.D. para trabajar en todos los aspectos que hacen a los efectos de la radiactividad (Disparadores de rayos, Geigers electrónicos), etc.

Luego de haber analizado el problema de la conformación de una élite tecnocrática a través de las estructuras departamentales, con su secuela de li­mitacionismo, vemos que la Universidad se aleja cada vez más del sistema edu­cativo ideal; de un sistema educativo que debe desarrollar en el individuo su capacidad creadora, su capacidad de comprensión, el robustecimiento del po­der analítico y de síntesis de la mente, sus facultades de razonar, hacer po­sible la transmisión de la cultura universal, el despertar de la sensibilidad so­cial; es decir el desarrollo en el individuo de sus más altos valores y poten­cialidades; pero siendo además de esto un sistema sin discriminaciones, una educación de mayorías.

 

VI — EL PRESTAMO A LAS UNIVERSIDADES ARGENTINAS

El día 16 de julio ppdo., fue entrevistado el Dr. Illia por el Rector de la Universidad de Tucumán, Ing. Virla. Luego éste expresó a los periodistas con respecto a las obras de las Ciudades Universitarias del país: “ ...Efecti­vamente, a las obras que comprenden a todas las Universidades del Estado, a las ocho que forman el Consejo Interuniversitario. En ese sentido hemos que­dado comprometidos en hacer conocer cuál sería la suma global para esta reali­zación, a efectos de que el gobierno se pueda orientar sobre las posibilidades de un préstamo integral (38).

 

(37) Raúl Prebisch. Hacia una dinámica del desarrollo latinoamericano F.C.E. 34 n.

(38) La Voz del Interior Córdoba Julio 7 de 1965.

 

El propio Ing. Virla informó en el Consejo Superior de la Universidad de Tucumán en la reunión del 21 de julio ppdo., al referirse a las estimacio­nes de las necesidades: “... destacando la necesidad de completar las estimaciones y ajustarlas, pues de concretarse el proyecto mediante aportes de algún centro financiero internacional, se exigirá un programa absoluta y minuciosa­mente desarrollado (39).

Las necesidades de las Universidades Argentinas probablemente se ubi­quen en el nivel de los 200 millones de Dls. Es de hacer notar que una cifra de esta magnitud representa la mitad del total otorgado por el B.I.D. a toda Latinoamérica desde la iniciación de sus actividades.

Ahora bien, el problema que se plantearía es la amortización de estos prés­tamos. Luego de la entrevista Ing. Virla-Dr. Illia antes citada, el primero de ellos también expresó: “...Hemos encontrado una respuesta favorable por parte del Sr. Presidente a nuestro pedido. A la vez le hemos planteado el pro­blema que deriva de la posibilidad de realizar la construcción integral de las obras que necesitan las Universidades del país, a través de una erogación que podría ser amortizada por medio de los fondos que anualmente se asignan para obras universitarias”. Quiere decir que los pagos se realizarán con los mis­mos fondos para construcciones. ¿Y entonces para qué el préstamo? No sólo se recargarán intereses sino que la Universidad deberá someterse al B.I.D. tan­to en su faz jurídica como intelectual.

En Córdoba existen dos proyectos de la Universidad que caerán bajo la égida del B.I.D.: la creación de un Instituto Agronómico y la construcción del Hospital-Escuela para la Facultad de Medicina.

Con respecto al primero de ellos nos hemos referido al hablar del Plan Pro-Agro y su acción sobre la Universidad.

También se encuentra en plena marcha los proyectos para la construc­ción de un Hospital-Escuela e Instituto Neuropsiquiátrico para la Facultad de Medicina y está previsto en el próximo presupuesto una partida de 300 mi­llones de pesos para iniciar su construcción. Estará dotado de 1200 camas y será lo más moderno en materia asistencial.

Son de público conocimiento las intenciones de la Comisión formada a tal efecto y presidida por el Dr. Hernández Ramírez (este personaje fue el único diputado de la UCRP que en 1958 votara a favor de la Enseñanza Libre) de financiar las obras a través de un préstamo de organismos internacionales, a pesar de que en una conferencia de prensa convocada por esta Comisión, no se habló del financiamiento de la construcción y equipamiento de este Hos­pital; pero sí se hizo alusión a un servicio de helicópteros que trasladaría a los enfermos, como índice claro de la “seriedad” del informe.

Por otra parte, está previsto el cobro de los servicios asistenciales que allí se presten, problema éste que analizaremos más adelante.

 

 

(39) La Gaceta Tucumán. 22 de Julio de 1965.

 

Ahora bien el déficit hospitalario de nuestra provincia, hace imprescin­dible la construcción de este Hospital, pero el déficit asistencial no es de la población de Córdoba en su conjunto, sino para un estrato de ella: las clases populares. Un análisis a fondo de este proyecto, nos demostrará que no está dirigido a las clases populares sino que será un Hospital-Escuela para “cu­rar” las hipocondríacas “señoras gordas”.

El problema marcha en forma acelerada y las Universidades elevarán sus proyectos de necesidades. Ahora bien, ¿cuáles son éstas?; ¿qué estudios de­ben tener prioridad?; ¿qué construcciones se realizarán con esos préstamos?; ¿se dedicarán a docencia o investigación?; ¿quiénes estudian este problema y a quiénes se consulta?

Es evidente que el B.I.D. seleccionará y “recomendará” aquellos proyec­tos que entren dentro de sus propios planes que están en contradicción con la misión en la Universidad; y que le aseguren los pagos, lo que convertirá a la Universidad en una “eficiente” empresa que cobra sus servicios asistenciales y de enseñanza.

 

VII — LAS EXIGENCIAS A LA UNIVERSIDAD NACIONAL

Departamentálización-

Hemos analizado más arriba y a través de los propios informes del B.I.D. la exigencia de departamentalizar las Universidades “beneficiadas” con los préstamos del Banco; y las consecuencias pedagógicas, de co-gobierno y limitacionista que ésta trae.

A pesar de las dificultades técnicas y la oposición que traerá la implan­tación de este sistema en la Universidad Argentina, se está trabajando en ese sentido.

En Córdoba, fue producido un informe sobre “Racionalización Integral de la Universidad” (1964), realizado por William T. Middlebrook y John M. Hunter. El primero de ellos, vicepresidente de la Universidad de Minnesota, es “Consultor” de la Fundación Ford y el segundo es un “Program Specialist” de la misma entidad.

Este informe da las bases fundamentales para atar a la Universidad al proceso productivo, educar una élite, romper con el co-gobierno; etc. También da las bases administrativas y pedagógicas de un sistema departamental. El informe explicita en la página 45: “La Universidad debería seleccionar dos miembros del personal, uno con elevada responsabilidad académica... ; para visitar una o dos Universidades norteamericanas de tipo “lant grant” duran­te un período de dos meses, por lo menos” “.. .Lo cual le permitirá desem­peñar un papel clave en el planeamiento y fiscalización de un programa de reorganización académica en la Universidad de Córdoba”.

A este respecto el propio Secretario General de la Universidad de Córdo­ba, Dr. José M. Escalera, realizó un viaje de estudios invitado por Universi­dades de los Estados Unidos, donde fue convenientemente “entrenado” para la organización departamental de la Universidad.

 

LAS NUEVAS NORMAS FINANCIERAS DE LA UNIVERSIDAD

El Consejo Interuniversitario ha proyectado a través de una Comisión Especial formada por los Directores de Administración de las Universidades de Córdoba, Tucumán y Litoral, un Proyecto de Normas Financieras y Con­tables para las Universidades.

A través de este Proyecto se atisban tres planteos fundamentales:

—Recursos Propios para una efectiva Autonomía Universitaria;

—Presupuesto Global;

—Programación Científica del Presupuesto.

Esbozaremos sintéticamente estos planteos y veremos luego su adecuación al articulado del Proyecto y a nuestra realidad Universitaria.

Con respecto a la Autonomía, en la página 46 del Proyecto se señala: “La autonomía se define por el gobierno y los recursos propios, por tanto, al no contar las Universidades con recursos propios suficientes su autonomía — aunque no se la haya legalmente limitado a su función específica— pierde uno de sus atributos esenciales”. En concordancia con esto expone a conti­nuación las leyes nacionales que destinan fondas para la Educación (pág. 47), es decir la asignación legal de ingresos propios proveniente de fuentes fisca­les específicas que no cumplieron el objetivo para el cual fueron creadas (Mul­tas, Explotación de Casinos, Hipódromos, Herencias, etc.), y agrega que: “...se intenta demostrar que la recaudación propia de esas fuentes fiscales sería más que suficiente para financiar el presupuesto de Educación. El co­rolario de este planteo es significativo: “Debe concluirse este aspecto con la vehemente sugerencia de promover una acción intensiva y permanente entre las autoridades nacionales, para que se hagan efectivos los beneficios de los regímenes legalmente acordados...”. El planteo así realizado es correcto, pe­ro en un análisis posterior veremos la inconsecuencia del articulado del Pro­yecto con respecto a estos fundamentos.

 

El problema del Presupuesto Global se señala en la pág. 2 del Proyecto.

Una consecuencia fundamental de esto es el “Control sobre la totalidad del presupuesto universitario...”. Más adelante en la exposición del plan de tra­bajo de la Comisión Especial y de los objetivos previamente adoptados, se se­ñala como mira fundamental el presupuesto global y agrega: “... la idea de presupuesto global responde a uno de los principios que fortifica el concepto de autonomía...”. “...El sentido entonces, del “presupuesto global” es in­mediato; quiere también superar en la práctica los inconvenientes de todo or­den que supone confeccionar con anticipación presupuestos muy analíticos, que llegan a convertirse en rígidos cuando los fiscalizadores tratan de encua­drarlo en la técnica de revisación propia de los presupuestos exclusivamente consuntivos y con ajustes posibles luego de un trámite prolongado que ter­mina por decretar su inocuidad para el ejercicio que trata”. “Fijado que sea por el Consejo Interuniversitario, el total del presupuesto anual para cada Universidad, se incluye dicho total en el Presupuesto General de la Nación”, (págs. 94 y 95).

Por último tenemos la Programación. Con respecto a ella el Proyecto adelanta: “Se supone que el total de los créditos incluidos en el presupuesto se basa en una programación previa científicamente desarrollada y estimada en su costo de realización...”. “…En la actualidad también nuestro país se organiza para estructurar presupuestos económico-funcionales, presupuestos-programas y, sin duda, tiempo llegará en que los presupuestos-resultado per­mitirán hacer un balance de las realizaciones cumplidas”.

Analicemos ahora el primer elemento: “La Universidad para ser total­mente autónoma debe contar con recursos propios, y las fuentes de ingreso específicas son más que suficientes”. Es evidente que un planteo de esta na­turaleza desembocaría irremediablemente en una modificación substancial al actual régimen de los recursos universitarios, de tal manera que permita una total autonomía universitaria; articulándose para ello un régimen de recursos que permita un funcionamiento fluido y seguro de la actividad universitaria sin tener que seguir las alternativas poco promisorias de la Tesorería General de la Nación. Pero hay dos cosas que llaman poderosamente la atención: ese mecanismo del que hablamos NO EXISTE EN EL PROYECTO (arts. 15, 16 y 17) y están agregados otros tipos de recursos que modificarán la con­cepción de la enseñanza universitaria argentina en uno de sus aspectos fun­damentales: LA GRATUIDAD.

El artículo 15 (Recursos Propios) incluye un inciso “b” que expresa: “Los derechos, aranceles o tasas que perciban como retribución de los servi­cios que presten”. Amén de lo que esto significa, es decir que la Universidad dejará de enseñar en forma gratuita, agregando una limitación más a la que impone el propio sistema socio-económico; se consagra con este artículo el cri­terio de realizar pagos por los servicios asistenciales que la Universidad pres­ta, práctica ésta que debe ser desterrada, pues son los sectores más populares a quienes van destinados esos servicios. A este efecto son muy reveladoras las expresiones vertidas por el Dr. Juan B. Allende Cabrera, Vicedecano de la Facultad de C. Económicas de Córdoba, en la reunión de Directores de Ad­ministración de las Universidades Nacionales realizada en Córdoba el 2 de julio ppdo. Al referirse al Hospital-Escuela a construirse en Córdoba expre­só: “Los servicios en el Hospital-Escuela van a ser cobrados, eso exigen las tendencias más modernas en la materia (?). El internado debe pagar. Es im­posible la gratuidad de la asistencia. El Hospital se va a auto-financiar”.

En la misma línea está el art. 16 (Recursos Especiales) cuyo inciso c) expresa: “Las contribuciones de los egresados de Universidades Nacionales, en la forma que oportunamente se fije por ley”; disposición ésta que contem­pla el cobro a los egresados, de su formación universitaria.

En todo este problema se trabaja aceleradamente y ya ha sido formada una comisión integrada por los Contadores Aragón King, José F. Calvo y Dr. Pedro León a fin de estudiar los procedimientos viables para una autar­quía financiera. Esta comisión ha elevado al Rector de la Universidad de Cór­doba una serie de consideraciones básicas para comenzar a discutir el proble­ma en forma conjunta con las demás Universidades; habiéndose cursado ya las invitaciones respectivas ([11]0).

Algunas de las posibles fuentes de recursos que se señalan y que confir­man la tendencia indicada anteriormente son: Recursos provenientes de pres­taciones; Autofinanciación para algún tipo de servicios asistenciales a cargo de las Universidades; Contribuciones a cargo de los egresados universitarios; Contribuciones a cargo de los estudiantes con recursos (?); Contribuciones a cargo del comercio y de la industria, etc. Respecto de este último punto, es interesante destacar que la Universidad de Córdoba refutó las apreciaciones realizadas por los organismos empresariales sobre la Universidad (Declara­ción de ACIEL en contra del co-gobierno).

(40) Nota elevada al Rector de la U.N. Córdoba (31/5/65) en cumplimiento de la Resolución

155 del 10 de mayo de 1965.

(41) Racionalización Integral de la Universidad —Imprenta Universidad de Córdoba 1964.

Este problema de la financiación de la Universidad a través de organis­mos privados, entronca con el informe antes citado del enviado especial de la Fundación Ford, T. Middlebrook, el que especifica la necesidad de acudir a fuentes privadas de financiación (41).

Un detalle verdaderamente sugestivo con respecto al cobro de la ense­ñanza a los estudiantes, es la parte final del Plan de Estudios para Instituto de Agronomía a crearse en Córdoba (lo hemos citado más arriba), elaborado por la Fundación Ford. Fue terminado de elaborar en el mes de octubre de 1964, y en él se expresa que: “Los honorarios para la inscripción en cada semestre serán los vigentes a ese tiempo en la Universidad Nacional de Cór­doba”. La conclusión es muy clara: ¡Quienes elaboraron ese plan tienen la absoluta certeza de que la Universidad va a cobrarle a los estudiantes!

Paralelamente se está tratando de crear el “clima intelectual” para po­ner en marcha todo esto. De esa manera han proliferado últimamente “aná­lisis” de las Universidades por parte de sus elementos más reaccionarios. Vea­mos algunos ejemplos. En la revista Ciencia e Investigación de abril de 1965 y cuya presidencia honoraria ejerce el ultra-reaccionario Bernardo Houssay, expresa en un artículo: “Otro punto que, a mi parecer, es digno de ser en­carado, es el referente a la gratuidad de la enseñanza. Mi opinión es que tal régimen no es el más conveniente. En primer lugar, porque un porcentaje bas­tante importante de los estudiantes universitarios provienen de familias aco­modadas (?) que pueden perfectamente pagar un arancel razonable; en se­gundo lugar, porque la gratuidad de la enseñanza superior conduce a menu­do a la falta de responsabilidad del alumno, que no alcanza a valorar de esa manera lo costoso que resulta su formación universitaria...”. “A su vez, el arancel contribuiría en parte a integrar el presupuesto universitario, y por lo tanto a resolver la situación de penuria financiera en que suelen desenvol­verse las instituciones de enseñanza superior”(42).

En el número correspondiente al 30 de agosto ppdo., la revista Análisis (en cuya dirección figuran apellidos como: Acevedo, Cueto Rúa, Lanusse, etc.), publica un extenso informe sobre la Universidad, realizado por el Dr. William Lelie Chapman (ex Decano de Ciencias Económicas de la U.B.A. y Síndico de Industrias Kaiser Argentina), en el que se destacan los siguientes párrafos: “Es lícito pretender también que los estudiantes colaboren con su aporte financiero a cubrir los costos de su formación y capacitación. Se ha objetado en diversos círculos la percepción de aranceles por los estudios y los derechos de examen, fundándose ese reparo en la presunta “democratización” de la enseñanza”. “Más justicia habría en fijar un arancel distribuido en cuotas mensuales como ocurría antaño... “.

Todo esto es sumamente importante: la enseñanza universitaria va a ser trastocada a través de uno de sus pilares fundamentales: LA GRATUIDAD.

 

(42) Ciencia e Investigación; Limitación de la Población Universitaria por J. F. Westerkamp pág. 145.

 

El segundo planteamiento, tal como lo habíamos esbozado, podemos re­sumirlo así: “Hacer aprobar el presupuesto en forma global y tener el con­trol sobre su totalidad y evitar la confección anticipada de presupuestos ana­líticos”. Si el Gobierno Nacional otorga el total del presupuesto no habrá pro­blemas. Pero en la mayoría de los casos se otorgará a la Universidad un 70 u 80 % de lo solicitado. ¿Qué pasará entonces? La solución aparentemente es sencilla pues existe el “...control sobre la totalidad del presupuesto...” y se podrán desafectar partidas para transferirlas a gastos de otra índole. Des­de este punto de vista, las más elásticas son las inversiones. Aunque teórica­mente pueda hacerse lo contrario, la experiencia indica que no será así pues se tratará de cubrir primeramente los gastos de funcionamiento.

Este tipo de transferencia viola rotundamente las más modernas técnicas en materia presupuestaria; elementos en los que justamente pretende basarse el Proyecto. Las partidas globales de Consumo, Transferencias e Inversiones deben quedar inamovibles; y dentro de las Inversiones, las reales, financieras, administrativas, indirectas. Esto es lo que enseña la moderna técnica presu­puestaria que quiere cumplir con objetivos claramente definidos en materia de gastos.

La falta de consecuencia del Gobierno Nacional para proveer los recursos necesarios para el funcionamiento de las Universidades y la continua deva­luación de nuestra moneda, hará que importantes partidas se transfieran pa­ra el pago de los compromisos surgidos del empréstito contratado, lo que hi­potecará ad-vitam el presupuesto universitario con su lógica secuela: la en­trega de nuestro Acervo Cultural; con lo que se perdería la verdadera auto­nomía universitaria, tan reclamada en los antecedentes del Proyecto.

Veamos por último el tercer planteo que lo resumimos así: “Programa­ción Científica Previa”. Esta consiste en la realización de presupuestos que proporcionen la información básica de la política a seguir. Las clasificaciones a utilizar serían: Económico-Funcional; por Programas y por Actividades.

La clasificación económica-funcional tiene por finalidad mostrar el con­junto de actividades diferenciadas que se realizan con su respectiva clasifica­ción en gastos de consumo, inversión y transferencias. En la Universidad ten­dríamos por ejemplo: Docencia; Investigación; Servicios Generales (Adminis­tración y Contabilidad) y Extensión Universitaria. En el caso de la clasifica­ción por Programas, se trata de identificar el costo de cada función o progra­ma por separado, complementándose con la clasificación anterior. Un ejemplo sería un trabajo interdisciplinario llevado adelante por una sección de los ser­vicios de Investigación. Así tendríamos un programa de Análisis Regional, subdividido en sus aspectos urbanísticos, tecnológicos, sociológicos, históricos, económicos, etc. El presupuesto por resultados pone el acento en las realiza­ciones concretas que tienen como base el presupuesto. Un ejemplo de ello se­ría la previsión de la formación de un determinado número de ingenieros, investigadores económicos, con el cálculo de costo para cada uno de estos proyectos.

Pero vayamos de la teoría a la realidad. No creemos que el problema fun­damental de aplicación de estos presupuestos esté en la organización adminis­trativa, la falta de información básica y de coordinación tal como lo expresa el Proyecto. El problema fundamental está ubicado en el ámbito de aplica­ción, tanto general (el país) como particular (la Universidad Nacional).

Veamos primero la situación de nuestro país. Este tiene un régimen eco­nómico-social dependiente y capitalista, es decir con un funcionamiento no pla­nificado de la economía. (El Plan de Desarrollo —Conade— es sólo una su­ma de aspiraciones individuales de expansión empresaria). Esta moderna téc­nica de programación sólo tiene cabida en aquellos países que están PLANI­FICANDO su desarrollo. ¿Qué importancia puede tener en nuestro país el nivel de Inversión del gasto universitario, si es incontrolable el total de la Inversión? Como podrá establecerse un presupuesto por resultados cuando las metas que se miden en unidades físicas (graduados) quedan raleadas al 10 % de la cifra de los que ingresaron por la presión que el propio sistema social impone al estudiante.

Con respecto al ámbito particular, es decir la Universidad, el problema toma aspectos peculiares. Cuando se habla de una “programación científica previa”, nos estamos refiriendo a una ACTIVIDAD PLANIFICADA, y ésta sólo existe cuando hay OBJETIVOS de acción universitaria, claramente deli­mitados. ¿En qué se traducen en la práctica estos objetivos? Para realizar un presupuesto funcional por ejemplo, hay que saber cuáles son las Facultades a las cuales corresponden la mayor promoción, desde el punto de vista de los objetivos. Para ello hay que evaluar el aporte de cada Facultad a la ciencia, técnica y cultura de un desarrollo armónico de nuestro país; evaluación que por supuesto debe realizarse a nivel de todas las Universidades del país. Pa­ralelamente hay que tomar decisiones fundamentales en lo que hace a la di­visión de los recursos que se utilizarán para docencia e investigación, en fun­ción siempre de los objetivos planteados.

Pero la realidad de nuestra Universidad nos muestra otra cosa. A los reiterados planteos de discusión de la problemática universitaria y de la confec­ción de un plan mínimo para la Universidad, sus núcleos dominantes respon­dieron siempre con evasivas, o simples y contundentes negativas. Frente a es­to, ¿quién discutirá los objetivos y qué fuerzas de las que participan en la Universidad los decidirá? ¿Cuáles son los estudios prioritarios?; ¿qué porcen­taje del presupuesto corresponderá a docencia y a investigación?; ¿sobre qué premisas se realizará la selección de actividades de investigación, y qué pla­nes a corto y largo plazo existen para esto? No existen, estamos seguros de ello, respuestas a estos interrogantes.

 

VIII — CONCLUSIÓN

 

Los objetivos del imperialismo que trataron de llevarse adelante por me­dio de las Fundaciones, fracasaron parcialmente en sus metas. Esto fue de­bido a varias causas, y las más importantes son: incapacidad de los técnicos que captaron e hicieron trabajar para el cumplimiento de sus objetivos; el fra­caso al intentar modificar bases legales fundamentales de la Universidad, coad­yuvado por la propia inercia burocrática (separación legal de los Institutos subsidiados de las Facultades respectivas), y la lucha estudiantil.

Ahora la táctica se ha modificado. Pretenden dar un golpe global otor­gando supuestos Préstamos a las Universidades Argentinas para completar las Ciudades Universitarias. Es evidente que no serán de fácil aplicación una serie de medidas por la presión que ejercerá el estudiantado y los sectores más avanzados de la Universidad. Es por ello que muchos sectores de dentro y fuera de la Universidad esperan la “intervención” para llevar adelante sus planes.

La real política antiimperialista pasa por la movilización estudiantil, a través del esclarecimiento, para su intervención masiva, en la tarea de impedir la penetración imperialista, el ingreso de los subsidios en la Universidad.

Para esto no podemos detenernos en el hecho de perder las votaciones en los Consejos Universitarios; hay que recurrir al arma, la más eficaz que tene­mos: la movilización estudiantil para la acción concreta, a través de asambleas, discusiones, etc.

Por mandato histórico y en defensa de nuestro pueblo, debemos impedir la acción deformante del imperialismo, la penetración de los subsidios.

Esto sólo podrá hacerlo un estudiantado consciente. De ahí que el objeti­vo fundamental fijado por el Movimiento Nacional Reformista (M. N. R.) pa­ra el Movimiento Estudiantil, sea la formación ideológica del estudiante para lograr su participación activa en la lucha contra el imperialismo.



[1] Informe del B. I. D. -1964- Comercio Exterior (Bco Nacional) México, Mayo de 1965.

[2] Síntesis de la Industria; 7/7/65 y Confirmado; 30/7/65.

[3] Informe del BID (citado)

[4] Noticias del BID. Noviembre de 1964

[5] “Panamericanismo Económico” en América: Abril de 1965 OEA.

[6] Noticias del BID; 14 de Junio y 19 de Abril de 1965.

[7] Provisional listing of Alliance for Progress Projects –OEA- Marzo de 1963 (Citado por E. Galeano en M.R. Nº4)


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