Hace 10 años, en el año 1972 se agotaba el golpe de estado que había derrocado al Dr. Arturo Illia, en 1966.
En 1972 aparecieron viejas y nuevas respuestas.
Las viejas respuestas políticas propusieron empezar de nuevo, como si nada hubiera pasado. Entre la juventud y los trabajadores aparecieron nuevas respuestas. Una fue concretar organizaciones armadas para enfrentar a quienes no respetan la soberanía popular. Otra fue la creación del Partido Socialista Popular que plantea nuevas respuestas políticas, nuevo programa, nueva organización, para solucionar viejos problemas, para satisfacer las necesidades básicas de los habitantes de la patria, para defender la integridad espiritual y material de la Nación Argentina, para asegurar el derecho a la vida del niño y del anciano, la educación del joven, la salud y la vivienda de todos. Para eso el Partido Socialista Popular tomó las viejas banderas de los movimientos nacionales de Yrigoyen y de Perón y las desarrolló con las nuevas ideas de los trabajadores y de la juventud.
Todo esto con cabeza propia, con cabeza argentina, con raíces en la tradición nacional.
El 23 de abril de 1972 se concretó por obra de los trabajadores y de la juventud una nueva respuesta para viejos problemas: el Partido Socialista Popular.
En 1973 el Partido Socialista Popular consiguió su personería jurídico- política con el reconocimiento en 6 provincias.
10 años duros, terribles, han pasado.
Las viejas respuestas políticas no solucionaron ningún problema. La fuerza contra la fuerza se transformó en la muerte contra la muerte.
Hoy, la resistencia de los trabajadores, de la juventud, de los pequeños y medianos empresarios de la ciudad, de los pequeños y medianos productores del campo, han logrado como hace 10 años la posibilidad de un nuevo reconocimiento de la voluntad popular.
Otra vez las viejas respuestas políticas proponen empezar de nuevo como si nada hubiera pasado.
Entre los trabajadores y la juventud las nuevas ideas han ganado lugar, el Partido Socialista Popular se ha presentado en 1982 en 14 distritos. Los trabajadores y la juventud lo apoyan, los que comen mal, los que tiran con el mate cocido, los de las ollas populares, los sin trabajo, los que no pueden comprar medicamentos, los que no pueden estudiar, los que no tienen agua corriente ni cloacas, los pequeños y medianos empresarios quebrados. Los que no quieren nuestra derrota ante el colonialismo inglés, los que quieren levantar las economías regionales, los que quieren repoblar el interior del país, los que dicen no a la droga, a la pornografía y al terror, quieren y exigen soluciones nuevas para todos estos viejos problemas.
El Partido Socialista Popular es su partido y en 7 provincias ya se han presentado más fichas de afiliados que el 4 por mil que exige la ley.
Son los frutos de los trabajadores y de la juventud. Antes de terminar diciembre nuevas provincias alcanzarán la meta.
El Partido Socialista Popular sabe que la lucha por la legalidad de un socialismo comprometido con los trabajadores y la juventud argentina será larga. Larga ha sido la lucha para que los patrones reconociesen a los sindicatos. Larga ha sido en el mundo y en nuestro país la lucha para que los que tienen reconozcan el derecho a organizarse de los que no tienen. Para que los usureros reconozcan el derecho a organizarse de quienes trabajan, para que los colonialistas, imperialistas o sus empleados reconozcan el derecho a organizarse de los patriotas.
Esta lección de la historia hace que los trabajadores y la Juventud del Partido Socialista Popular tengan paciencia, porque comprenden que el tiempo futuro les pertenece.
No tiene el Partido Socialista Popular apuro por candidaturas. Su objetivo es la construcción de las bases de una nueva sociedad argentina. La sociedad de la vida, de la solidaridad, de la justicia social, que ha de reemplazar a la sociedad de la muerte, de la competencia, de la explotación. Ellos -como los llamó Mario Bravo— colonialistas y usureros, están nerviosos, su tiempo termina. Los argentinos estamos tranquilos, nuestro tiempo llega.
Hay que hacer lo imposible para evitar que su nerviosidad aprovechada por los de afuera incendie el país, hay que evitar la libanización de la patria.
El esfuerzo supremo de los argentinos al terminar 1982, debe ser el afianzamiento y la defensa de la unidad nacional que se basa en la unidad de las grandes y representativas instituciones del país.
Hay que defender la unidad de los partidos políticos, la unidad de los trabajadores, la unidad de los empresarios y productores de la ciudad y del campo, la unidad de las fuerzas armadas, y la unidad de la Iglesia.
Los tiempos nuevos llegarán por la puerta de la unidad nacional. Los tiempos viejos viven en la división nacional.
Las compañeras y compañeros del Partido Socialista Popular terminamos 1982 construyendo la alternativa socialista, afiliando para masificar nuestro partido, construyendo la unidad socialista con los compañeros de la Confederación Socialista y del Partido Socialista del Chaco. Todo esto en el marco de la unidad nacional por la que hemos trabajado todo el año.