9 de Julio, nuevo aniversario de la resolución de los pueblos de las Provincias Unidas que en 1816 declaraban al mundo su determinación de ser una nación libre e independiente de los reyes de España y de toda otra dominación extranjera.
Cada 9 de Julio, cada argentino, no sólo tiene el deber de lucir la hermosa escarapela de French y Berutti, sino que tiene la obligación de asumir la valentía, la dignidad, el patriotismo y la grandeza de los que declararon la independencia en 1816.
La situación en 1816 no era clara ni fácil, nuestras fuerzas sufrían la derrota de Sipe-Sipe, los pueblos del litoral no concurrían al Congreso de Tucumán, Portugal avanzaba sus posiciones. Se restauraba a Fernando VII y se hablaba de una gran expedición española para dominar a la Patria. Los propios miembros del Congreso no sabían cómo querían organizar el país, existiendo criterios tanto a favor de la república, como de la monarquía.
Pero por sobre todos los peligros, por sobre todas las divisiones de criterio, los grandes como San Martín y Belgrano, pedían y exigían la declaración de la Independencia Nacional.
Hoy no hay grandes, pero el pueblo, que es la Patria, sigue su ejemplo y pide y exige la defensa de la Independencia Nacional.
Independencia Nacional para garantizar la vigencia plena de la constitución.
Independencia Nacional para tener un plan económico al servicio de los argentinos.
Independencia nacional que permita el acceso a la salud, a la educación y a la vivienda a todos los niños argentinos, de todas las clases sociales y de todas las regiones del país.
Independencia nacional que permita al pueblo conocer las negociaciones acerca del canal de Beagle y las Malvinas.
Independencia nacional que posibilite la explotación de las riquezas naturales de nuestro territorio y nuestro mar en interés exclusivo de la Nación.
Independencia nacional que permita poner al trabajo y a la producción por sobre la explotación y la especulación.
Independencia nacional que permita educar a la juventud de la Patria conforme a los valores de la tradición nacional y no en la droga, en la pornografía y en el terror, que diseminan a diario los medios de comunicación de masas puestos al servicio de un negativo y suicida modelo de sociedad consumista.
Argentinos del campo y de la ciudad; del Ande y del Plata; del Altiplano y de los canales fueguinos, del surco y del taller, del aula y del laboratorio, de la espada y de la Cruz, ha llegado la hora de echar Bandera y tambor al medio y formar cuadro en defensa de la Nación.