DISCURSO DE GUILLERMO ESTÉVEZ BOERO EN EL ACTO DEL 25º ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA POPULAR
Compañeras y compañeros del PSP. Amigas y amigos del FREPASO que nos acompañan con tanto cariño y afecto en esta noche. Compañero Hernán del Canto del Partido Socialista de Chile.
Como hay muchos jóvenes que van a festejar también los próximos 25 años, en una maraña de recuerdos, de experiencias, de balances y de explicaciones, nos vamos a dedicar fundamentalmente a ellos, con nuestras desordenadas palabras de esta noche, agradeciendo desde ya saludos tan trascendentes como es de Francisco Pasini que es realmente el gran abanderado de la idea socialista en nuestra tierra, y que esta mañana estuvimos hablando con él y que lamentablemente una circunstancia familiar no le ha permitido acompañarnos esta noche, y presencias como del maestro, y antiguo Secretario de la Juventud Socialista de la República Argentina, Dardo Cúneo.
Nosotros tenemos aquí un pedazo importante de la historia, en estas paredes, de Unione e Benevolenza donde, entre otras cosas, en 1902 Juan B. Justo, a pedido del Partido Socialista, explicaba qué era el Socialismo en su conocido trabajo: “El socialismo”.
Justo definía al Socialismo, definía la función de los trabajadores, los objetivos del Partido, la situación de que se vivía en aquel entonces. Juan B. Justo constituyó no sólo, como dijo Korn el día que falleció, el aporte más fuerte y puro de ética a la práctica política de nuestro país, sino que fue el hombre que mas bregó por el perfeccionamiento y por la construcción de normas de vida democrática en nuestro país. Creyó y apostó a la legalidad de las organizaciones populares y a la estabilidad de las instituciones de la República. Fueron años de construcción que le dieron al país una gran comprensión de unidad de esa clase obrera cosmopolita para la conformación de un Partido Socialista único. No satisfecho con esto, avanzó con la publicación de un periódico: "La Vanguardia", que, como ustedes saben, pero conviene rescatarlo en estos días de farándula y de corrupción que sufrimos, vendió su auto, un Ford “T” que tenía como médico, para financiar la impresión del diario "La Vanguardia". Además constituyó la herramienta más poderosa del cooperativismo en nuestro país, que fue la Cooperativa El Hogar Obrero. Y, terminó dándoles a los trabajadores, además del instrumento político, además de la prensa para difundir sus ideas, además del instrumento para manejar su economía, la posibilidad de adentrarse y crecer en sus conocimientos a través de la Sociedad Luz.
Es para nosotros un recuerdo que nos pesa por su responsabilidad, el que, hace 95 años Juan B. Justo, en esta sala, daba al país en forma de síntesis los primeros conocimientos del socialismo, de un socialismo que quería la razón y quería a las masas -como él decía- pero a las masas razonando y a la razón no en las piezas sino en las masas. Y estos fueron los objetivos permanentes de su existencia.
También en este mismo salón, hace 25 años, constituimos el Partido Socialista Popular, con muchos compañeros que no están, y con muchos otros que por suerte, están. En aquella oportunidad compartimos la tribuna de la constitución con el compañero Carlos Constenla y con el compañero Andrés López Acoto, entre otros, de destacado trabajo de siempre y actualmente en la Fundación Palacios.
Fue un día de San Martín, un 17 de agosto, que dio su conferencia Justo en 1902, y después, en 1980, tuvimos otra vez la responsabilidad conjuntamente con el compañero Oriente Cavalieri, de plantear nuestra visión de “Argentina a través del tiempo”.
Hoy estamos, nuevamente aquí, después de 25 años. En aquella oportunidad comenzamos realizando un homenaje a otro gigante, Alfredo Palacios. Ese Alfredo Palacios que le dio al país un “nuevo derecho”, el derecho de los trabajadores, que hoy el régimen trata de suprimir. Ese Alfredo Palacios que vivió una fuertísima pasión nacional, como me lo decía otro gran profesor, José Luis Romero, era tan nacional Alfredo Palacios que no descansó hasta encontrar las raíces argentinas del socialismo, que él ubicó en la obra de Esteban Echeverría, y tan nacional que bregó fuertemente por la recuperación de nuestras Malvinas, entre otras tantísimas cosas.
Hoy queremos rendir un homenaje a todos los que estuvieron y no están, en los cuales siempre pienso, porque la grandeza de la humanidad la hacen los anónimos. Pasan a la historia algunos que sintetizan algún tiempo, o que han tenido mayor suerte, pero el avance de la humanidad está dado por los anónimos a los que quizás nunca conocimos, los que no tienen nombre y apellido.
Yo pienso en todos aquellos trabajadores que han participado en diversas etapas del Partido Socialista Popular, y que, por una situación difícil en su puesto de trabajo, por una situación difícil en su familia, por la persecución policial, por la persecución patronal, en algún momento debieron dejar de participar. Pero ¡cuánto aportaron los trabajadores!, por ejemplo, los del riel, los trabajadores de comercio, los bancarios, los trabajadores de la sanidad, los trabajadores rurales, entre tantos otros. Muchos de ellos ya no están, nosotros hoy los recordamos. Y también recordamos a muchos estudiantes, grandes militantes de tiempo completo, que también las condiciones de la vida, la enfermedad de una madre, la muerte de un padre, las circunstancias de represión que hemos atravesado en tantas oportunidades, determinaron que quedaran en el camino. Hoy están en su casa, en alguna parte, pero aportaron a la construcción de este Partido en una forma inolvidable, que es necesario reconocer. Y después están los que tienen nombre y apellido, que sintetizamos en ese gran ausente que integrara con Hermes, con Antonio, las filas del APRI en Medicina de Rosario, que fue el compañero Ernesto.
En aquella oportunidad, como lo mencionaba el Chacho recién, todavía estaba la dictadura de Lanusse, aunque ya llegaba a un final este nuevo proceso dictatorial que había sufrido el país. Y nosotros dijimos, hace 25 años, que el nacimiento del PSP era la respuesta madura, reflexiva, consciente y revolucionaria a la opresión y al vejamen que padecía el país en mano de la dictadura mercenaria, en manos del imperialismo y en manos de los privilegios nativos, que siempre están asociados a ellos.
Pero recordar una fundación -como me lo decía Cúneo esta mañana- tiene sentido si se lo hace para empujar otra fundación, si se lo hace para escribir una historia para adelante y no una historia simplemente del pasado. Nosotros todos los compañeros que construimos el PSP, no tuvimos por objeto crear un nuevo sello, un nuevo membrete, esta no fue nuestra motivación.
Nosotros y los compañeros que tienen algunos menos años que yo, vivimos en la vida la preocupación, muchas veces el dolor, de ver nuestras ideas socialistas por una vereda y por otra vereda diferente a los trabajadores y a las mayorías nacionales. ¡Siempre tuvimos la inquietud de llevar las ideas socialistas a la vereda de los trabajadores y de las mayorías nacionales!. Esto parecía un divorcio, lo que algunos han llamado “la Argentina profunda”, la Argentina que se desencuentra y encuentra a través de la historia. Y nosotros pensamos en la obra de Juan B.
Justo, pensamos que pocas veces hubo un accionar más coherente, responsable y nacionalista que el de Juan B. Justo, que convocó, una y cien veces, a aquella clase obrera cosmopolita a nacionalizarse, y a tomar la nacionalidad Argentina.
Creemos que en el pasado de este país solamente la escuela laica, la escuela pública, realizó un aporte mayor a la construcción de nuestra nacionalidad, que este aporte que realizara Justo con su prédica y sus compañeros en aquellos años, llamando a estos trabajadores que habían llegado de todo el mundo a nacionalizarse como argentinos, para tener todos los derechos y las posibilidades de luchar por otra sociedad en nuestra tierra.
Pero la legalidad que se había planteado en los organismos populares y que existió durante largo tiempo, la estabilidad de las instituciones, que de una u otra forma también existía, no eran permanentes, no eran estables en estos ecosistemas sociales y políticos sin raíces que existen en nuestro país. Y ante el proceso yrigoyenista y su dramático fin, se inicia una fisura entre nuestras ideas y la realidad dialéctica política de nuestro país. Y esta fisura, que allí comienza, se va extendiendo y se va ensanchando a través de los tiempos. Nosotros nacimos con el ambicioso objetivo de superar ese divorcio, por ello hubo esa búsqueda de las valoraciones que sobre la Nación ha hecho Mariátegui, como sinónimo de liberación en los países en vía de desarrollo de África, Asia y América Latina y que, entre nosotros, también profundizara José Aricó.
Crear un bloque nuevo de poder para la construcción de un país diferente, esta era la misión protagónica que queríamos y que querernos para los trabajadores. No una confrontación con el resto de los sectores de la sociedad, sino una suma concertada en un programa que permita el crecimiento en primer lugar, en la consolidación del sistema democrático en segundo lugar, y el avance, dentro de él, de las conquistas de sectores más postergados. Una estrategia no de confrontación con los demás integrantes de la comunidad, sino de suma, de síntesis con las grandes mayorías nacionales con las cuales hay innegables coincidencias para la construcción de un nuevo país. Este fue nuestro anhelo, este fue nuestro sueño. Hoy esta cuestión –como tambien lo decían antes aquí- tiene absoluta vigencia.
A veces escuchamos hablar de procesos de elecciones del ‘99. ¿Quién asegura en este país elecciones para el ‘99, con una inexistencia de la división de poderes, con un régimen que vive en la trasgresión permanente de las normas constitucionales, con un régimen que actúa en la forma totalitaria que actuó el otro día para descalificar la justa protesta social de los trabajadores de Cutralcó y Plaza Huincul, que habían sido dejados en la calle sin ninguna esperanza?. Frente a la vida de las familias argentinas, frente a la vida de nuestros niños que le molestan al Presidente que salgan por televisión, porque quiere salir él solamente mintiendo, frente a esa realidad, se puso la etiqueta de insurreccion, se creo lo sagrado de las rutas, ¿los chicos no son sagrados? ¿las familias no son sagradas? ¿los abuelos no son sagrados? . Y entonces para asegurar estas posibilidades de futuro hay que sumar, hay que tener la responsabilidad de construir la gran concertación de todos los que en Argentina estén contra el modelo, es una exigencia de una parte de la población, pero es una exigencia de nuestra responsabilidad frente al dolor, frente a la necesidad de nuestra gente, frente a la desarticulación de nuestro país, frente a las transgresiones institucionales que como es ahora la venta a 40 años la concesión de Aeropuertos, ¿quien sabe lo que va a ser un aeropuerto de acá a 40 años?. No hay cientifico que se anime a pronosticarlo, y nosotros entregamos nuestras vias de comunicación aereas por 40 años al mejor postor y en bloque, estamos abriendo las posibilidades de cualquier negocio y cualquier mafia, y de paso como propina planteamos el negocio de la aerolinea, entonces no hace falta ver la profundidad de la gravedad de las cosas, no volvamos a transitar aquellas fisuras que jerarquizo los defectos del regimen yrigoyenista por sobre el afianzamiento de las instituciones. También se pensaba en aquel entonces que era imposible la ruptura institucional, que esto no podría darse porque no se daba en verdad desde el lejano tiempo del siglo pasado, sin embargo se dio.
Y en el 30, comienza el gran desencuentro, en el 30 comienzan los males que tantas veces hemos hablado con los jóvenes de todas las series de golpes de estado, con la característica de ser cada uno peor que el otro, en materia económica, en materia social, en materia de desconocimiento de los derechos humanos hasta culminar en el último genocidio.
Entonces hay que poner por delante lo que emerge de nuestra historia, hay que poner por delante la construcción de un escenario diferente para avanzar resolviendo nuestros problemas, pero para eso necesitamos de las instituciones, para eso necesitamos de la existencia de una democracia, que no cura, que no educa, que no da de comer, pero permite luchar sin desaparecer ni ser asesinado para comer por la educación y por la salud. Y a pesar de todo si hoy cuesta tanto la defensa de esos elementales derechos que apenas existen, pensemos que seria si esto se apaga y no nos equivoquemos en los tiempos. Vivimos la etapa farandularia de la degradación del proceso, después viene la etapa sistemática. Nosotros, hace 25 años, en esta sala, muy cerca de este lugar, dijimos que, ante el futuro de corrupción, ante el futuro de drogas, de guerra y racismo que promete la sociedad consumista, nosotros planteamos un futuro donde la salud pública y la educación fueran los pilares del desarrollo, del bienestar de nuestro pueblo y del país.
Creo que no exagerarnos, que en estos 25 años se ha desarrollado la corrupción a niveles impensables. Y, si, por falta de una visión más profunda de lo que está pasando en nuestro país, nos equivocamos y posibilitamos nueve años más del régimen, nuestro destino, inexorablemente, es Colombia. Allí vamos a parar, donde la fuerza del narcotráfico y de la corrupción serán superiores a las fuerzas de las instituciones: impedir esto es nuestra responsabilidad. Si ustedes leyeran en los diarios de estos días, lo que opinaba Navarro, comandante del M-19 de Colombia, sobre lo que había pasado en Lima, pensarían varias veces antes de fijar una estrategia electoral, que no es electoral sino debe ser una estrategia de supervivencia para los argentinos, fundamentalmente para nuestra juventud.
Pero, ¿cómo partir para poder jugar un rol de acuerdo a nuestras ideas?, es necesario construir, fortalecer nuestra comunidad de valores entre nosotros. No vivimos en un sitio estanco.
Por debajo de las puertas de todas las casas argentinas penetra la corrupción, la degradación, la competencia, la farándula, por ello debemos cerrar esas rendijas en nuestra organización, debemos crear una comunidad de valores en el pluralismo de la disidencia democrática, pero una comunidad básica, de valores básicos. No hay otra forma de alcanzar ese objetivo en el mundo que no sea a través del estudio, del trabajo y de la elaboración conjunta.
Hace pocos días tuvimos la suerte de escuchar una vez más a uno de los grandes estadistas del mundo contemporáneo, Shimon Peres, que decía que el futuro de las naciones está determinado en base a dos grandes valores: la moral y el conocimiento. Si este es el camino del futuro de las naciones, pensemos que es imprescindible la moral y la capacitación, la moral y el conocimiento para un partido que trata de colaborar con las demás fuerzas democráticas, progresistas y populares de este país, para construir un país diferente, y qué importante es para la propia organización.
En 25 años también hemos aprendido que para echar las bases de una nación independiente y solidaria hace falta mejorar el estudio, hace falta mejorar la organización, hace falta mejorar la discusión, pero, además de reconocer nuestras limitaciones, hemos demostrado que esto no es una utopía -como lo decía el compañero Binner- que esta es una realidad posible, que cuando estudiamos, cuando nos organizamos, que cuando difundimos con responsabilidad, el pueblo nos acompaña en la construcción de realidades diferentes, como nos está acompañando en la ciudad de Rosario.
Entonces, ¡esto es lo importante como saldo de estos 25 años!, no sólo éramos buenos, bien pensados, soñadores, sino que pensábamos en cosas que eran anticipo del futuro, esa era nuestra utopía y se ha podido realizar como se organizó en algún momento en Las Parejas con Antonio, como se organizó con Tomat en Casilda. En fin, a veces la luz se ve un rato y vuelve a nublarse el cielo, otras veces el día dura mucho más, como está durando en Rosario, pero quiere decir que el sol de un nuevo amanecer existe y es posible en nuestro país.
Quiero terminar repitiendo lo que hablamos hace un tiempo con la juventud: el camino pasa por exigirnos más responsabilidad a cada uno de nosotros, por tener más tolerancia y comprensión con el otro -como nos enseñara Hannah Arendt-, y, termino con un pensamiento de un viejo celta que dijo que “cuando confías en tu propia fuerza, y cuando confías en la honestidad del vecino para encarar con él una tarea de mancomunión, el cambio comienza”…, y el cambio, con el PSP, ¡comenzó hace 25 años!.
Gracias.