El 2 de abril el pueblo recordó a los caídos en defensa de la Soberanía Nacional.
El 2 de abril el pueblo repudió al gobierno colonialista inglés de Margaret Thatcher y a su aliado, el gobierno imperialista de los Estados Unidos de Ronald Reagan.
El 2 de abril los Socialistas Populares honramos a nuestros muertos, reinvindicamos nuestros derechos soberanos sobre las islas Malvinas, Georgias y Sandwich. Recordamos la solidaridad de todos los pueblos de la América Latina.
El 2 de abril reinvidicamos la actitud de nuestros afiliados que en forma unánime se ofrecieron como voluntarios durante la gesta.
El 2 de abril reivindicamos la interpretación histórica del Socialismo Popular de que la victoria sobre el colonialismo inglés habría abierto paso a un país más independiente y más unido y que la derrota profundizaría la dependencia y la desunión.
El 2 de abril contemplamos la existencia de una campaña de desmalvinización.
Desmalvinizar es no haber dedicado el 2 de abril, a través de todos los medios de comunicación, a través de las escuelas, de los colegios, de las universidades, a honrar a nuestros muertos y a explicar a nuestro pueblo por qué Margaret Thatcher mandó a hundir el "Belgrano" fuera de la zona de confrontación; por qué mandó asesinar a nuestros jóvenes marinos para perjudicar tratativas de paz que no convenían a su campaña electoral; por qué la vida de nuestros jóvenes fueron los ingredientes de la campaña electoral del Partido Conservador de Gran Bretaña.
El 2 de abril habría que haber explicado al pueblo argentino lo que explicaron los propios periódicos norteamericanos, la complicidad desfachatada del gobierno republicano de Reagan con el asesinato de nuestra juventud.
El 2 de abril debería haber sido feriado.
Con estas conductas y con sus autores la recomposición pasa por un solo camino: el reconocimiento de los derechos de la Nación Argentina y el reconocimiento de los derechos de los pueblos de América Latina a forjarse su propio destino independiente, requisito indispensable para
la realización moral y material de nuestros pueblos.
El camino de la desmalvinización no puede recorrerse porque es contrario a la esencia de la Nación. Debe recorrerse el camino de la emancipación nacional.
Es cierto que no habrá democracia sin justicia social y sin concertación, pero también es cierto que no habrá democracia ni justicia social sin independencia nacional, y que no habrá democracia, ni justicia social ni independencia nacional sin unidad nacional.
La unidad nacional es la puerta de nuestro futuro. La desunión nacional es la puerta de la libanización.
El Presidente de la Nación no ha hablado de un fantasma. Se ha referido a un peligro concreto y cierto: la libanización de nuestra Patria.
Los intereses transnacionales no le regalan la Patria a ningún pueblo que no sepa unirse para defenderla y mantenerla. Por ello ante la realidad que vive el país es urgente el diálogo pluralista y democrático para concretar un proyecto nacional que por emerger de la realidad social y económica tenga poder convocante para las mayorías nacionales.
La historia del mundo nos muestra que cuando hay un vaciamiento moral y material de la patria, es necesario más que nunca, fortalecer el concepto de la nacionalidad. Este concepto de nacionalidad debe servir de plataforma para el lanzamiento de un tiempo nuevo.
Por ello compatriotas desmalvinizar, NUNCA.
Argentinicemos nuestras mentes. Argentinicemos Argentina.