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170 años de la Declaración de la Independencia

9 de Julio de 1816 los argentinos unidos en Tucumán, a pesar de todos los inconvenientes, a pesar de las amenazas de grandes potencias deciden declarar la independencia nacional.

Hay una voluntad común, la de ser independientes y esta voluntad se concreta.

Nuestra patria vive hoy la crisis más aguda de su existencia y parece que todos nos negáramos a ver esta realidad. La primera condición para superar una crisis es tener conciencia de ella, la primera condición para curarse es saber que uno está enfermo, sólo así se puede ir al médico y tomar los medicamentos. Al país sólo el Socialismo popular le ha dicho la verdad. El viejo país está agotado, la vuelta al pasado es imposible, es imposible en lo económico, en lo social y en lo político. Solamente con el cambio que propone el socialismo el bienestar de los argentinos es posible. El país tiene auto abastecimiento alimenticio y energético; el país puede satisfacer las necesidades básicas morales y materiales de su población.

Para que esto sea posible es necesario quebrar la dependencia, poner la economía en manos argentinas y tratar la deuda externa de conformidad con las necesidades de nuestro pueblo y de nuestra nación.

Esto tiene un precio: reemplazar la Argentina consumista e individualista por una Argentina independiente y solidaria.

Si pretendemos seguir ganando tiempo, sin pensar que lo perdemos, la desintegración en todos los aspectos de la vida nacional se irá incrementando y los argentinos veremos perder hasta nuestra independencia porque nadie en el mundo la regala a quien no está dispuesto a sostenerla y defenderla.

Es necesario transitar el difícil pero indispensable camino del diálogo nacional. Es necesario volver a jerarquizar la dignidad humana y a su artesano: el trabajo. Es necesario acordar entre trabajadores y empresarios, entre civiles y militares, entre la ciudad y el campo, entre creyentes y no creyentes las bases mínimas de un país independiente y solidario. En él no habrá espacio para la arbitrariedad, el dispendio y la ostentación de las minorías y el consumismo.

Quizás los dirigentes puedan darse el lujo de no comprender la urgencia de las soluciones y tengan esperanzas fundadas de salvarse del desastre pero quienes tienen urgencia de solución y ninguna posibilidad de salvarse son los desocupados, los trabajadores, los jubilados, los inundados, los que viven en las abandonadas regiones del interior, los que viven en las villas, los ancianos, los niños, los jóvenes y los enfermos, los sectores más débiles de la sociedad que sufren la crisis con toda la fuerza.

En 1816, para ser independientes hubo que hacer muchos sacrificios; hoy para seguir siendo independientes también tendremos que hacer sacrificios. El socialismo lo sabe pero exige una distribución equitativa de las cargas donde cada uno aporte de acuerdo a las posibilidades y donde se respete el derecho a la salud, a la educación, al techo y al trabajo de todos los argentinos.

Fue fácil entrar en batalla bajo la orientación justa de San Martín, es imposible reconstruir el país bajo la orientación arbitraria de la usura internacional.

En un nuevo aniversario de nuestra independencia saquemos fuerzas en nuestra historia de los ejemplo de nuestros antepasados para construir un nuevo país independiente y solidario que asehure la satisfacción de las necesidades básicas morales y materiales de todos los argentinos.

La juventud y los trabajadores construyeron el viejo país, la juventud y los trabajadores construirán el nuevo país.