Documentos MNR

1º de Mayo de 1969. Por la Libertad, Independencia y bienestar del Pueblo Argentino: derroquemos la dictadura

 

El  primero de mayo tiene, para los integrantes del MNR, especial significado. Sintetiza la lucha permanente de los trabajadores del mundo para lograr el bienestar y la felicidad de quienes, junto a sus familias, constituyen la base fundamental de la pirámide de toda sociedad.

En la Argentina, el significado se agiganta porque los trabajadores no solo viven la realidad cotidiana de un país dependiente, sino la de ser privados sus derechos y garantías por la dictadura mercenaria.

Este documento analiza la entrega de nuestro país a manos de los monopolios extranjeros; como se suprimen las libertades públicas y los derechos sindicales y políticos de nuestro pueblo y convoca, no sólo a los trabajadores, columna vertebral del proceso de liberación nacional, sino a todos los integrantes de las mayorías nacionales a derrotar a la dictadura mercenaria a través de la concreción de un Frente del Pueblo, con un programa de Liberación Nacional.

 

El 28 de Junio de 1966 una camarilla militar encabezada por Juan Carlos Onganía, asalta el poder administrativo de la Nación.

Para usurpar y mantenerse en el poder apela a la fuerza bruta del bastón policial, de las bayonetas y también del balazo asesino, pero jamás a la VOLUNTAD SOBERANA DE NUESTRO PUEBLO PARA ELGIR LIBREMENTE Y SIN PROSCRIPCIONES NUESTRO PROPIO GOBIERNO.

Por eso  lo que se ha instaurado en nuestro país, el 28 de junio de 1966, ES UNA DICTADURA MILITAR Y NO OTRA COSA.

El Pueblo Argentino no lo eligió.¿ Quién la eligió? : LOS MONOPOLIOS EXTRANJEROS.

LA DICTADURA MILITAR TITERE DE LOS MONOPOLIOS EXTRANJEROS
Veamos qué medidas ha tomado la dictadura militar, y entonces, nos daremos cuenta de que ellos la eligieron:

LA LEY DE GARANTIA A LA RADICACIÓN DE CAPITALES, que garantiza económica y políticamente la radicación de capitales extranjeros. Sólo tiene antecedentes en nuestra historia en las negras páginas de entrega de nuestro patrimonio nacional, que escribieran los vendepatrias Frondizi – Frigerio.

LA LEY DE HIDROCARBUROS, que entrega a la voracidad de los monopolios extranjeros nuestro petróleo, nuestro carbón, nuestro gas natural, nuestra minería y nuestra plataforma submarina. Sólo en materia petrolera se entregaron veinte millones de hectáreas de territorio firme y de plataforma submarina, en vergonzosas concesiones de hasta cuarenta años de duración. , Destruir YPF, YCF, Gas del Estado al igual que los entreguistas  Frondizi – Frigerio,  es la consigna de la Dictadura Militar.

REESTRUCTURACIÓN FERROVIARIA, traducción al castellano del plan Larkin, dictado por los Estados Unidos y puesto en marcha por Frondizi y Frigerio, con su levantamiento de vías, cierre de estaciones y talleres. Se pretende liquidar al Ferrocarril Argentino,  como transporte de carga, en beneficio de los monopolios extranjeros ligados a la actividad del transporte automotor, que dominan la fabricación de neumáticos y motores, y también la de los mismos camiones.  El aumento de las tarifas de los fletes de cargas, bajo el pretexto de proceder con un criterio empresario moderno, no persigue el fortalecimiento de los ferrocarriles argentinos, sino  su destrucción a través de la  pérdida  de todas sus cargas, como podemos leer en La Razón del 2-4-69: “el transporte automotor de carga cubrió en l967 el 82,6 % del mercado, el ferrocarril sólo el 5%.

Reestructuración portuaria, para hacer funcionar los puertos en beneficio de los monopolios extranjeros ligados a la actividad de exportación e importación y que no ha logrado, como es lógico, modificar la marcha descendente de nuestras exportaciones.

Ley de navegación, para que la constitución y funcionamiento de nuestro personal embarcado – hasta la bandera que deben usar los barcos argentinos que ahora no es más la argentina, sino la “conveniencia” para el armador- estén al servicio de los grandes monopolios  del transporte de carga.

Ley de transportes, que a la par que liquida los ferrocarriles, remata la flota fluvial y planifica la  privatización de Aerolíneas Argentinas , pretende poner el transporte de cargas, elemento clave en el manejo de la economía, al servicio de los intereses monopolistas.

Ley de Bancos y Reglamentación de las  Cajas de Crédito, es el arma de la dictadura militar par liquidar las Cooperativas de Crédito y los bancos privados nacionales . Con esto se da vía libre a los bancos extranjeros que están apareciendo como hongos.

Ley de Pesca, bajo el pretexto de la pobre explotación pesquera y de la permanente amenaza foránea, se entrega toda nuestra riqueza pesquera a los capitales extranjeros que mundialmente se encargan de la explotación de este tipo de actividad. Ni los peces se salvan de las redes de los monopolios extranjeros.

Ley de Sociedades anónimas mixtas, que permite la compra de acciones por parte de los monopolios extranjeros a las empresas estatales. Es una forma de privatización y entrega  “suave”. Ya comenzaron con Agua y Energía (ver denuncia del personal jerárquico de Agua y Energía en La Razón del 25-4-69).

Ley Universitaria, que cambia la estructura democrática de la Universidad por una estructura absolutista y dictatorial, que tiende a modificar los planes de estudio entre otras cosas. Pretende formar técnicos. Pretende formar técnicos que no respondan a las necesidades  reales del país y sí a lo interese de los monopolios extranjeros. Pretende fabricar “técnicos para la entrega” ya que es vital  para sus intereses objetivos que, a la par que se entrega el Patrimonio Nacional, se entrega el Patrimonio Cultural,

El incremento impositivo y el manejo antipopular de los fondos de las Cajas de Jubilaciones. La carga impositiva se incrementa en beneficio de las áreas de un estado al servicio de los monopolios y en perjuicio directo de las pequeñas y medianas empresas de capital nacional. Se incrementa el cobro de los aportes con rigor militar y no se jubila nadie.

Se abren las tranqueras de la actividad agropecuaria a la voracidad del monopolio. Aquí  se prepara el “negocio” de los capitales extranjeros con la Ley de Desalojos Rurales, que  lanza a la calle a más de l5000 familias campesinas, a los efectos de dejar margen a la explotación agropecuaria para los monopolios de la semilla, plaguicidas, herbicidas, tractores y máquinas agrícolas en general. Estas medidas combinadas con el manejo financiero de los créditos agropecuarios, permiten  a los monopolios extranjeros apropiarse progresivamente  del control absoluto de una actividad económica fundamental de nuestro país: el campo.

Estas y otras muchas medidas de la Dictadura Militar que no denunciamos, nos dejan ver una realidad vergonzosa: ya no queda una semilla, un producto veterinario, una bolsa de cemento, un neumático, una máquina para hacer caminos, un laboratorio de  medicamentos, un cigarrillo, casi ninguna gaseosa y ahora hasta los grandes almacenes (supermercados) que sean auténticamente nacionales y que no hayan pasado a manos del capital extranjero. Todas estas medidas y esta vergonzosa realidad dejan ver con claridad quién eligió a esta Dictadura Militar: LOS MONOPOLIOS EXTRANJEROS. Por eso, las grandes mayorías nacionales debemos ubicar y definir perfectamente a quienes pretenden “gobernar” contra la voluntad popular:   UNA DICTADURA MILITAR AL SERVICIO DE LOS MONOPOLIOS EXTRANJEROS.

Ahora veamos una cuestión muy discutida en algunos sectores de nuestro pueblo, debido a la confusión que se trata de crear a través de la radios, los diarios, las revistas, la televisión y también desde las escuelas, en el sentido de que la radicación de capital extranjero” beneficia “al pueblo argentino.

LA POLÍTICA DE RADICACIÓN DE CAPITALES EXTRANJEROS ATACA LOS INTERESES DE LAS GRANDES  MAYORÍAS NACIONALES

A los monopolios extranjeros que radican capitales en nuestro país no se les cobra impuestos aduaneros para importar máquinas, materias primas etc. Se le dan cuantiosos créditos a través de los bancos oficiales para que levanten sus fábricas y, además, en muchos casos,  se les dan créditos para comprar los productos que ellos fabrican (tractores, camionetas, etc.). La industria nacional, pequeña y mediana, debe pagar impuestos aduaneros para importar sus máquinas y materias primas, se les niegan permanentemente los grandes créditos para su renovación tecnológica y, en la mayoría de los casos, no se la promociona dando créditos  los compradores de sus productos.

Es evidente que la política de promocionar la radicación de capitales extranjeros tiende a dejar fuera de competencia a la industria nacional y, con ello, a su destrucción.  Esta destrucción no solo perjudica  a empresarios e industriales argentinos,  sino también a los trabajadores que,  con la destrucción de dichas industrias pierden fuentes de trabajo.

Por solo citar un ejemplo tenemos que, a nivel ferroviario, a la par que se liquida el ferrocarril como transporte de carga, se transfiere el arreglo y la fabricación de material ferroviario, de las industrias nacionales a los monopolios extranjeros, en este caso, Fiat-Concord.

Veamos cuales son las consecuencias:

En Weisburg (Santiago del Estero), con el cierre de sus talleres ferroviarios (privados) se ven frente a la dramática amenaza de que un pueblo desaparezca por el éxodo de sus habitantes, como está ocurriendo en Tucumán con el cierre de los ingenios. La empresa de reparaciones CID, en Rosario, amenaza con el despido masivo de sus obreros y su cierre definitivo como producto de esta política.

Vemos, entonces, como los intereses de los monopolios extranjeros son diametralmente opuestos a los interese de nuestros trabajadores y a los empresarios e industriales argentinos.

Además, el beneficio que le otorga la Dictadura a los monopolios extranjeros de poder llevarse del país sus ganancias va produciendo un proceso de descapitalización del país que repercute directamente en la baja permanente de nuestro nivel de vida.

La famosa “Racionalización Administrativa” que, bajo el falso y ampuloso pretexto de “orden y modernización” se aplica en las empresas estatales, tiene por objeto poner dichas empresas en las condiciones de personal y de funcionamiento que exigen los monopolios extranjeros, pa su posterior entrega en forma total o parcial, a través de la Ley de Asociaciones Anónimas mixtas.

A estos intereses responde la Racionalización Administrativa  en Agua y Energía, ENTEL, Correos y Telecomunicaciones, Gas del Estado, Aerolíneas Argentinas, YPF, YCF, Flota Fluvial, Dirección Nacional de  Fabricaciones Militares, Obras Sanitarias, etc. , por citar algunos de los  más importantes.

A esos intereses responden las cesantías, las rebajas de categoría, la quita de conquistas sociales y gremiales a que se somete permanentemente a los obreros y empleados de  dichas empresas estatales.

Con la Reestructuración Ferroviaria, bajo el pretexto de que los ferrocarriles  no dan ganancias, se clausuran y levantan vías  y estaciones para luego “consecuentemente” cesantear al personal. En casi tres años, la intervención a EFA cesanteó 12.000 trabajadores ferroviarios, rebajó de categoría a otros tantos y aplicó miles de castigos y sumarios. Todo esto fue realizado para garantizar el desmantelamiento de los ferrocarriles en beneficio de los monopolios extranjeros.

Este es un índice del “beneficio” que trae a la clase obrera argentina la política  de  entrega de la Dictadura Militar.

Groseramente, para justificar ante la opinión pública estas actitudes, se habla de cuantas escuelas y hospitales se podrían construir con el déficit ferroviario y de algunas otras empresas estatales, hospitales y escuelas que a diario se privatizan descaradamente bajo el pretexto de que constituyen el rubro de erogaciones.

En todo caso, de lo que hablaríamos los argentinos es de cuántas escuelas y cuántos hospitales gratuitos y al entero servicio de las mayorías nacionales construiríamos con el dinero del pueblo que se destina para el presupuesto militar  y de organismos de represión de los sectores populares.

La reestructuración portuaria se realizó para que los barcos de los monopolios no estuvieran mucho tiempo parados en los puertos para realizar las tareas de carga y descarga. Para ello suprimieron todas las conquistas gremiales de los sacrificados trabajadores portuarios. Ahora ya no son más jornadas insalubres el trabajo en las bodegas, ya no hay jornadas laborales de ocho horas, ni siquiera de veinticuatro horas, ni sábado inglés, ni descanso dominical o por feriado en la jornada de los estibadores. La consigna es cargar rápido y descargar rápido. ¡No vaya a ser que los monopolios se pierdan de ganar algunos dólares más.

Si los negros, como ellos llaman despectivamente a nuestros trabajadores portuarios, se mueren jóvenes o se les desvía la columna vertebral, no les importa. Lo único que les importa son sus dólares. Si se levantan para protestar ante tanta degradación, el puerto se declara “zona militar”, se los garrotea en masa, se los intimida con bayonetas y ametralladoras, se los despide, se les quita su obra social, se les interviene sus sindicatos, se encarcelan sus dirigentes, y para “salvaguardar los derechos sindicales”, ponen de interventor en el gremio a un militar. La realidad de los compañeros portuarios es otro índice del “beneficio “ que nos trae la dictadura militar, títere de los monopolios extranjeros.

Idénticos propósitos se esconden detrás de quienes promulgan la ley de Navegación que, como dijimos, permite a los armadores el retiro del pabellón nacional de nuestras naves para colocar en su lugar  la llamada bandera de conveniencia, término que es utilizado para hacer posible el desconocimiento a todas las convenciones y derechos que el personal embarcado tenía asegurado por la legislación alcanzada y que, entre otros ejemplos, faculta al armador  a establecer a su libre arbitrio la dotación de la nave, la simultaneidad de tareas que realizará el embarcado y que llega hasta la monstruosidad de que se pueda obligar al embarcado a tomar licencia, mientras el barco se encuentra anclado en cualquier puerto del exterior.

Como se verá, los compañeros marítimos son otros de los “beneficiados” por la dictadura militar y los monopolios extranjeros.

En otro orden de cosas, las Cooperativas de Crédito, antes del 28 de junio de 1966, canalizaban el dinero de los pequeños ahorristas y a la vez beneficiaban el dinero de los pequeños ahorristas y a la vez beneficiaban con sus créditos al pequeño comercio, a la pequeña industria, a empleados y obreros.

Los bancos utilizaron siempre el dinero de los pequeños ahorristas en beneficio de los terratenientes y del capital extranjero y no precisamente para los pequeños comercios, industrias, empleados y obreros a los que negaron y niegan los créditos  por falta de “respaldo económico”.

Es decir, se utiliza el ahorro nacional para aumentar las arcas del privilegio nacional y extranjero.

El objetivo de la “reglamentación” es liquidar las Cajas de Crédito para que el dinero vuelva a los bancos, aumentando así la capacidad de crédito para los sectores privilegiados, en detrimento de los intereses de nuestros trabajadores. El desarrollo de la usura es otro de los “beneficios” para el pueblo.

Pero a los bancos de capital argentino que quizás se pusieron contentos con esta medida, poco le duró su alegría, ya que la Ley de Bancos los irá destruyendo en beneficio de los grandes bancos extranjeros que, como dicen sus propias propagandas, “van ganando la ciudad”.

Como exigencia para su radicación, lograron de los títeres que integran la Corte Suprema de Justicia, la inconstitucionalidad de la Ley de Estabilidad Absoluta para bancarios y empleados del Seguro. Con la liquidación de esta conquista gremial, una de las más avanzadas en el mundo en materia laboral, los bancos extranjeros cesantearán a su antojo a los compañeros bancarios.

Las cargas impositivas en el campo van deteriorando las posiciones de los pequeños y medianos propietarios de tierras que, también, como los peces, van cayendo en las redes de los monopolios que se llaman King Ranch y Bunge y Born.

La Ley Universitaria, para garantizar  la entrega de nuestro Patrimonio Cultural, no sólo cierra aún más las puertas de la Universidad a los hijos de los trabajadores, sino que limita la permanencia de los que ya están adentro.

Resulta muy claro, que la radicación de capitales y la política de la dictadura militar en beneficio de los monopolios extranjeros, no sólo no beneficia a nuestro pueblo, sino que ataca a industriales, comerciantes, estudiantes y, principalmente, a nuestros trabajadores, sumiéndolos en una situación de angustia y zozobra.

 

Para garantizar la entrega se suprimen las libertades públicas y los derechos sindicales y políticos del pueblo argentino

La dictadura militar, para garantizar que su entrega se hiciera sin ningún tipo de escollos, proscribió a los partidos políticos, liquidó el sistema representativo, republicano y federal, prohibió las reuniones públicas, cercenó la libre expresión del pueblo, combatió las organizaciones estudiantiles, introdujo la censura en todos los órganos de difusión ya sea oral, escrito o televisivo, declaró la caducidad de la Constitución Nacional suplantándola por un “moderno Estatuto Revolucionario, siempre y cuando éste sirva a los fines revolucionarios”, que en nuestro idioma leemos “siempre y cuando sirva a la entrega de nuestro patrimonio nacional y al desconocimiento de la Soberanía Popular”.

En el orden gremial, para garantizar la entrega, anuló la Ley N° 14250 que establecía las garantías y derechos para acordar una Convención Colectiva de Trabajo. En su lugar se sancionaron las Leyes N° 17131 y 17224 que facultan al gobierno “omnipotente” para establecer el monto de aumento a asignar a los salarios y le permitió congelarlos hasta el 31 de diciembre de 1968. Luego, frente a un aumento del 40% del costo de la vida, concedió un misérrimo “aumento” del 8%, para garantizar a los monopolios extranjeros que en Argentina hay mano de obra barata para su radicación.

También se sancionó la Ley N° 17310 que determina la edad de 60 años para la jubilación. De acuerdo con los artículos décimo y undécimo de dicha Ley, quedaron suspendidas todas las garantías que en materia de estabilidad, los trabajadores del estado tenían aseguradas por intermedio de sus respectivos convenios o escalafones. Además apaleó, encarceló, torturó, baleó y asesinó, anuló el derecho a la huelga, intervino sindicatos que dijeron NO a la dictadura, quitó personerías gremiales, corrompió dirigentes venales y ahora quiere hacer creer a los trabajadores argentinos que a través de la “participación”, que no es más que la complicidad en la entrega, solucionarían sus problemas.

 

Ante toda esta realidad planteamos el:

Frente del Pueblo para derrocar a la dictadura

Queda claro entonces que la divisoria en Argentina, en el 1° de Mayo de 1969, no pasa a través de los diversos sistemas de ideas o creencias filosóficas o religiosas, sino que divide a los que creen en la capacidad elaboradora y realizadora de nuestro pueblo para forjar el futuro de la Nación, de aquéllos otros que entienden que los argentinos son incapaces de lograr sus propias soluciones y que éstas pueden ser logradas al margen del pueblo, por una minoría en combinación con los intereses del capital extranjero. La línea divisoria actual separa a aquéllos que estiman que nuestro futuro está determinado por el desarrollo de los elementos positivos de nuestro pasado histórico, de aquéllos que creen que el país comienza con el último golpe de estado.

Por eso y en función de los sectores de nuestro pueblo, atacados por la dictadura en su política de entrega, es que, es que llamamos a loa trabajadores, a los estudiantes, a los pequeños comerciantes e industriales, a los empresarios nacionales, a los universitarios, intelectuales y artistas, a los religiosos de todas las creencias, a aquellos integrantes de las Fuerzas Armadas que quieran vivir como soldados de la Patria y no como mercenarios,  en suma, tal cual lo plantea la CGT de los argentinos en su programa del 1° de l Mayo, “convocamos a todos los sectores, con la única excepción de minorías entregadoras y dirigentes corrompidos, a movilizarse en los cuatro rincones del país para combatir de frente al imperialismo, los monopolios y el hambre”.

Debemos unirnos en un Frente del Pueblo para derrocar a la dictadura títere de los monopolios extranjeros.

Esa unidad la debemos forjar en cada lugar de trabajo, sea en la fábrica, en el surco, en la oficina, en el aula, luchando contra las medidas de la dictadura militar y teniendo en cuenta siempre el llamamiento del 1° de Mayo de la CGT de los argentinos y el comunicado N° 4 de la misma, donde se transcriben las resoluciones del Congreso Normalizador “Amado Olmos”.

Por ello debemos bregar:

 

Por la Independencia Nacional

En el enfrentamiento, debemos ganar a todos los sectores que históricos e irreversiblemente están llamados a constituir el Frente del Pueblo y a levantar un programa de Liberación Nacional, que nacionalice los resortes básicos de nuestra economía, expulsando de nuestro territorio a los monopolios extranjeros y a sus agentes “nacionales”.

Este programa pasa también por la realización de una reforma Agraria que posibilite un auténtico desarrollo nacional, expropiando el privilegio, al aliado que permanentemente han temido los monopolios extranjeros: la oligarquía terrateniente.

Debemos bregar por un país que fije una política exterior independiente, al servicio del bienestar del pueblo y no al servicio del interés extranjero.

Debemos bregar por un país con un comercio exterior abierto a todos los pueblos del mundo, que posibilite auténtico desarrollo de la economía argentina y no en su asfixia. Debemos bregar por un país cuya fuerza nazca de la soberanía popular.

 

Por la soberanía popular

Frente a la continuidad institucional que pretenden dar a la entrega los sectores falangistas del gobierno, con un sistema político corporativista, apoyados en los dirigentes sindicales y políticos complicados en la entrega; frente al intento de vendepatria, encabezados por Frondizi y Frigerio, de dar continuidad a la entrega, continuidad política a través de combinaciones que proscriban a los sectores populares, Debemos exigir en el enfrentamiento,  el llamado a elecciones sin proscripciones para que el pueblo en forma libre elija sus propios destinos y su propio gobierno.

A la par, debemos ganar comisión interna por comisión interna, sindicato por sindicato, federación por federación. Debemos seguir una política de esclarecimiento en el seno de los trabajadores, denunciando a los traidores colaboracionistas y participacionistas como los Vandor, Cavali, March, Tacone, Coria, Negrete, Peralta, etc. y sus equipos de matones a sueldo,para ir quitando así las bases del corporativismo, que están dadas por el particionalismo y las bases de la salida a la brasileña, que están dadas por las negociaciones de Frondizi y Frigerio con los Vandor y su grupo de colaboracionista. Podemos partir desde las bases de cada gremio “Uniéndonos desde abajo, organizándonos y combatiendo”. Esa es la tarea central, fundamental y jerárquica en este momento del país.

A partir de la CGT de los argentinos debemos luchar con la CGT única y no aislarnos del proceso político y sindical de nuestro país. Para ello debemos llamar a la unidad en torno al Programa del 1° de Mayo y al comunicado N°4 de la CGT de los argentinos cuando dice: “Los trabajadores argentinos apoyamos fervorosamente la normalización institucional, con plena vigencia de las libertades y derechos de la Constitución, y para que las transformaciones o cambios que requiere una Argentina con real crecimiento y desarrollo sean decididas únicamente con la voz y el voto del pueblo argentino respetándose su soberana voluntad”.

“ El gobierno debe comprender que los argentinos tenemos alta vocación constructiva, repudiando en toda nuestra historia cualquier invasión foránea o penetraciones del imperialismo. Es por ello que reclamamos ser protagonista de nuestro destino, con verdadera libertad y con una democracia integral sin falsificaciones, pues por más crueles que pudiesen ser las formas de represión material o psicológicas, el espíritu de los argentinos no consiente lo que no quiere y no consiente imposiciones sin su voluntad o contra su voluntad”.

“Hacemos un llamado a la unión de esfuerzos de todos los sectores nacionales, sin odios ni sectarismo, para que libremente y por convicción, sin ingerencias y sin pactos, se alce la voz de todos los que reclaman, se rectifiquen los planes oficiales que tantos padecimientos – allí está el caso de Tucumán – están causando en nuestro país, y demorando su avance a una civilización moral y materialmente superior”.

“El Congreso de la CGT se solidariza con las organizaciones sancionadas: reclama Libertad, Libertad, Libertad, normalización institucional y cumplimiento de la soberana voluntad del pueblo; plena vigencia de los derechos humanos y sociales, etc. Tal vez esto sean de lo que se nos acusa, porque no coincidimos ni consentimos teorías o planes que no eligió el pueblo. Tal vez se nos insulte porque preferimos honras sin sindicatos y no sindicatos sin honras”.

A los ataques de la dictadura militar contra toda expresión de Soberanía popular, debemos responder organizando formas de expresión de esta soberanía del pueblo; comisiones de luchas en las fábricas y en el surco, en el barrio y en la universidad, en la vecinal y en la escuela.

Que nazcan miles de comisiones en la defensa del patrimonio económico y cultural de la nación y en la defensa de los derechos del pueblo; estas comisiones serán las arenas que formarán la roca del Frente del Pueblo. Sólo así lucharemos positivamente por el bienestar de nuestras mayorías nacionales.

 

Por el bienestar del pueblo

Debemos luchar por las pocas conquistas sociales que aún quedan a los trabajadores, debemos luchar por la recuperación de las conquistas sociales arrebatadas por la dictadura militar, debemos luchar por el incremento masivo del 40% de los salarios de las fuerzas del trabajo, cantidad que surge del aumento del costo de la vida y cantidad que marca el robo de la dictadura militar efectúa a la clase trabajadora.

Debemos luchar por una distribución de la renta nacional más equitativa, orientada hacia los sectores populares. Lo mejor, lo más valioso que tiene una nación es su pueblo. Este pueblo se agiganta y se desarrolla sobre dos grandes bases: la Salud Pública y la Educación.

Cuando un gobierno está al servicio del pueblo levanta escuelas y hospitales. Cuando se está en contra del pueblo, como lo está la dictadura militar, se considera que la Salud Pública y la Educación son gastos que hay que suprimir, por ello se cierran hospitales, escuelas, por ello se pasan a manos privadas los hospitales y las escuelas.

Es decir, cuando ya queda poco por vender, se venden la salud y la cultura de las mayorías nacionales.

Nosotros planteamos salud y cultura para todos, respeto a las conquistas sociales y una mejor distribución de la Renta nacional.

Planteamos derechos efectivos para niños, la mujer y el anciano, vida más humana para todos.

Para que todos trabajemos y descansemos bajo nuestra gloriosa azul y blanca, en una patria y no en una colonia,

Convocamos: en este 1° de Mayo de 1969, a los trabajadores argentinos, a organizarse en defensa de sus derechos que son los derechos del pueblo todo, y a exigir como la CGT de los argentinos regional Córdoba:

“La normalización institucional del país, para que la voluntad soberana del pueblo determine quién y cómo debe gobernar a los servicios de los ideales y del afán de justicia de la inmensa mayoría de los argentinos”.

¡Cuidado!. Quienes desde arriba quieran confundir, serán confundidos; quienes desde arriba quieran sectarizar, serán marginados; quienes desde arriba no quieran ver, caerán en el pozo de lo antipopular.

Nuestra lucha es el mejor homenaje a quienes en todo el mundo han caído como mártires de los trabajadores y a quienes, como Hilda Guerrero de Molina y Santiago Pampillón, han caído en nuestro país combatiendo a una dictadura al servicio de los monopolios extranjeros.

Por la independencia nacional.

Por la soberanía popular.

Por el bienestar de nuestro pueblo.

Hoy, como ayer, junto a las mayorías nacionales.

 


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